La televisión ha mostrado unas imágenes patéticas de los dirigentes del PP al término del Comité Ejecutivo que mayor expectación había levantado, desconcertados tras escuchar la que prometía ser la gran remodelación de la dirección del partido para ganar las elecciones generales.
Rajoy se ha limitado a sustituir los vicesecretarios que han cosechado tres derrotas electorales por dirigentes más jóvenes y televisivos para competir mediáticamente con Pedro Sánchez y Pablo iglesias.
El presidente del Gobierno ha optado por la fórmula ya experimentada en la campaña electoral de 2011 de nombrar a su mano derecha y director de gabinete en Moncloa, Jorge Moragas, jefe de campaña del partido en sustitución de CarlosFloriano.
La nueva responsabilidad de Moragas confirma lo que en el Partido Popular y en el resto de fuerzas políticas es un secreto a voces: que Rajoy no da un paso sin el consejo y las confidencias de su fiel escudero.
El control simultáneo de Moncloa y Génova corroboraría, al mismo tiempo,
la caída en desgracia de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que ve cómo su rival en La Moncloa también le arrebata la dirección del partido.
El final de CospedalLa primera misión de Moragas será prescindir de María Dolores de Cospedal, que ha culminado una gestión plagada de errores con la pérdida de la Presidencia de Castilla-La Mancha como resultado del acuerdo PSOE-Podemos en esa Comunidad.
Cospedal formalmente sigue siendo la secretaría general del PP, pero “no tocará bola” en la campaña, asegura a MIL21 un miembro de la dirección popular. Ni siquiera compareció en la rueda de prensa posterior a la intervención de Rajoy que protagonizaron los nuevos dirigentes.
Moragas no es bien visto por el aparato del partido y tendrá fuertes resistencias en la sede de Génova que le ven como el “espía” de Rajoy para fiscalizarles, apuntan las fuentes. Tener el enemigo en casa, con Cospedal que hará todo lo posible para no verse reducida a mera figura decorativa, no es la situación más favorable para dirigir la campaña electoral en la que el Partido Popular se juegaconservar el Gobierno de la Nación tras ver reducido sustancialmente su poder autonómico y municipal.
Dos de los dirigentes que Mariano Rajoy encumbró a puestos de máxima confianza han sido arrinconados después de cosechar tres fracasos electorales (europeas, autonómicas y municipales). Se trata del número tres del PP, Carlos Floriano, vicesecretario de Organización, que es enviado al Comité de Dirección del Grupo Parlamentario en el Congreso para mantener su sueldo. Y de Esteban González Pons, vicesecretario de Programas.
Caras jóvenes y televisivasMuchos dirigentes populares tienen la sensación de que Rajoy quiere montar una “estructura paralela” en Génova al mando de Moragas. Así se desprende de los cinco nuevos vicesecretarios generales que desempeñarán trabajos muy parecidos:
- Fernando Martínez Maíllo (46 años), presidente de la Diputación de Zamora, es el nuevo “número tres” y se encargará de Organización.
- Pablo Casado (33 años), estará al frente de Comunicación. En los últimos tiempos es un habitual de las tertulias televisivas, frente mediático que el PP quiere reforzar para neutralizar el apoyo que Podemos recibe de las televisiones privadas.
- Andrea Levy (31 años), vicesecretaria de Estudios y Programas del PP catalán, reforzará a Casado. Presenta una imagen liberal y cuenta con experiencia televisiva.
- Javier Maroto (43 años), exalcalde de Vitoria, se ocupará de Sectorial.
Incombustible ArenasEl quinto vicesecretario general sigue siendo el incombustible Javier Arenas (57 años), que permanecerá al frente de Administraciones y Ayuntamientos. Arenas representa al poderoso “sector democristiano” que copó un buen número de puestos claves (ministros, subsecretarios, secretarios de Estado y directores generales) a la llegadadel PP al Gobierno.
En Génova se considera que Arenas mueve desde la sombra los hilos para que este sector esté suficientemente representado en las listas electorales de ayuntamientos y autonomías, y desde 2011 en el Gobierno central.
Discurso ArriolaLa intervención del presidente ante el Comité Ejecutivo llevaba el inequívoco “sello Arriola”. Transcurrido casi un mes desde el 24M, el sociólogo de cabecera de Rajoy ha cambiado el análisis inicial en el que no reconocía la derrota sufrida y se agarraba al argumento de que el PP seguía siendo el partido más votado.
Ayer Rajoy aceptó que el partido había perdido el voto del centro y que la abstención les había perjudicado notablemente. Lo achacó a "que hemos pedido muchos esfuerzos a los españoles y sólo ahora empiezan a verse los resultados".
El líder del PP admitió por primera vez que existía una realidad diferente con la que no habían sabido conectar, y que a pesar de los avances económicos era evidente el descontento por la falta de empleo y cómo la gente lo pasaba mal. En el tono de su intervención se adivina el “nuevo argumentario” que Arriola ha recomendado utilizar en la campaña electoral.