Un volcán oculto en Etiopía ha erupcionado por primera vez en 12,000 años, generando una nube de ceniza que interrumpió el tráfico aéreo internacional y cubrió aldeas cercanas. Este evento resalta la amenaza global que representan los volcanes no monitoreados, a menudo más peligrosos que los activos conocidos. Históricamente, erupciones similares han causado desastres significativos, como la tragedia de El Chichón en México en 1982. Los expertos advierten sobre la falta de preparación ante estos fenómenos, ya que tres cuartas partes de las grandes erupciones provienen de volcanes inactivos durante más de un siglo. Es crucial aumentar la inversión en monitoreo volcánico para proteger a las comunidades vulnerables y mitigar futuros desastres climáticos y humanitarios.
Un volcán en Etiopía, que había permanecido inactivo durante milenios, ha entrado en erupción por primera vez en al menos 12,000 años. Este fenómeno natural generó una nube de cenizas que interrumpió el tráfico aéreo internacional en varios países. Los volcanes no monitoreados representan una amenaza global mayor que aquellos famosos y activos. Un volcán oculto similar causó un desastre en el pasado que resultó en la muerte de miles de personas en México. Estas erupciones pueden alterar el clima global y desencadenar crisis humanitarias.
En una remota región de Etiopía, el volcán Hayli Gubbi despertó de su largo letargo el domingo, lanzando una impresionante columna de ceniza a más de 13 kilómetros de altura, lo que afectó vuelos a miles de kilómetros y cubrió aldeas cercanas con polvo volcánico. Este evento resalta la vulnerabilidad del mundo ante amenazas geológicas que a menudo pasan desapercibidas.
La erupción del Hayli Gubbi es precisamente el tipo de escenario que los expertos han advertido durante años. El profesor Mike Cassidy, volcanólogo de la Universidad de Birmingham, señala que estos «volcanes ocultos», sin historia documentada, constituyen la mayor amenaza para el planeta. Según Cassidy, estos volcanes son más activos de lo que se suele pensar y pueden entrar en erupción cada siete a diez años en regiones volátiles como el Pacífico, América del Sur e Indonesia.
La erupción generó caos inmediato. El Centro de Aviso de Ceniza Volcánica de Toulouse monitorizó la nube mientras cruzaba el Mar Rojo hacia Omán y Yemen antes de llegar al espacio aéreo de Pakistán e India del Norte. Air India tuvo que cancelar 11 vuelos debido a las precauciones necesarias tras el paso por la zona afectada. Para los residentes locales, la experiencia fue aterradora; Ahmed Abdela, un habitante cercano, describió cómo «se sintió como si una bomba hubiera estallado con humo y ceniza».
Este incidente no es aislado; la historia muestra precedentes inquietantes sobre los estragos que puede causar un volcán oculto. El profesor Cassidy menciona la erupción del El Chichón en México en 1982, un volcán poco conocido y sin monitoreo previo que se convirtió en uno de los peores desastres volcánicos modernos, causando más de 2,000 muertes y desplazando a 20,000 personas. Este evento subraya una falla crítica en nuestra estrategia frente al riesgo volcánico: solo se inició el monitoreo después del desastre.
El peligro real va más allá del área inmediata afectada por la explosión. La erupción del El Chichón alteró el clima global al liberar dióxido de azufre que formó partículas reflectantes en la atmósfera superior, enfriando así todo el Hemisferio Norte. Esta alteración climática desplazó el monzón africano hacia el sur, provocando sequías extremas y contribuyendo directamente a la hambruna etíope y del este africano entre 1983 y 1985, un desastre que cobró alrededor de un millón de vidas.
A pesar del claro peligro representado por estos volcanes ocultos, la comunidad global sigue estando peligrosamente desprotegida. Según Cassidy, tres cuartas partes de las grandes erupciones provienen de volcanes que han estado inactivos durante al menos 100 años y reciben poca atención científica. En contraste, hay más estudios publicados sobre un solo volcán (el Etna) que sobre todos los 160 volcanes combinados en Indonesia, Filipinas y Vanuatu.
Esta negligencia sistemática refleja una falta tanto de inversión como de prioridad hacia la investigación volcánica. «La inversión global en vulcanología no ha mantenido ritmo con los riesgos», concluye Cassidy. Como resultado, millones viven bajo la sombra de volcanes sin actividad histórica conocida. La posibilidad de otra catástrofe similar a la del El Chichón no es cuestión de si ocurrirá sino cuándo.
Los expertos sugieren que la solución no radica en vivir con miedo sino en fomentar la preparación adecuada. «Cuando los volcanes son monitoreados y las comunidades están informadas sobre cómo reaccionar, miles pueden salvarse», afirma Cassidy. Aunque hasta ahora no se han reportado víctimas tras la erupción del Hayli Gubbi, este incidente sirve como una advertencia crucial para redirigir recursos hacia zonas volcánicas desatendidas donde inversiones modestas podrían ofrecer una gran protección para las vidas humanas.
A medida que las cenizas etíopes se asientan, las lecciones aprendidas deben resonar a nivel mundial. La fascinación por las erupciones espectaculares puede distraernos del verdadero peligro: aquellos volcanes silenciosos que han permanecido inactivos durante milenios son igualmente amenazantes. Permitir que millones vivan bajo esta incertidumbre geológica representa no solo un descuido sino un fracaso profundo para proteger vidas humanas ante el poder impredecible de la naturaleza.
Fuentes para este artículo incluyen:
| Cifra | Descripción |
|---|---|
| 12,000 años | Tiempo de inactividad del volcán Hayli Gubbi |
| 8.5 millas | Altura de la nube de cenizas |
| 11 | Número de vuelos cancelados por Air India |
| más de 2,000 | Número de personas muertas en la erupción de El Chichón |