La Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) desestimó información temprana que vinculaba el brote de COVID-19 a un posible incidente en un laboratorio de Wuhan, China, mientras mantenía lazos con científicos estadounidenses que colaboraban con el Instituto de Virología de Wuhan. El científico Ralph Baric, quien trabajó en coronavirus novedosos, alertó sobre los laxos protocolos de bioseguridad del laboratorio y advirtió sobre su colección de virus similares al SARS. Documentos internos indican que la dirección del ODNI bloqueó esfuerzos para desclasificar información que apoyaba la hipótesis del origen en laboratorio, catalogando presentaciones internas como "desinformación". Investigaciones en el Congreso buscan esclarecer por qué las agencias de inteligencia pudieron haber ocultado información relacionada con la investigación de virus de alto riesgo y los orígenes de la pandemia.
Un reciente informe del Daily Caller News Foundation ha revelado que la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) desestimó información temprana que vinculaba el brote de COVID-19 a un posible incidente en un laboratorio en Wuhan, China. Esta decisión se tomó a pesar de que la ODNI mantenía vínculos asesores con científicos estadounidenses que colaboraban con el Instituto de Virología de Wuhan.
El científico estadounidense Ralph Baric, quien trabajó junto a investigadores de Wuhan en la ingeniería de nuevos coronavirus, actuó como asesor para la división de amenazas biológicas de la ODNI y participó en reuniones sobre la evolución del coronavirus. Esto plantea interrogantes sobre el conocimiento que tenía la comunidad de inteligencia acerca de las investigaciones de virus de alto riesgo.
Según documentos internos y testimonios, se sugiere que los líderes de la ODNI bloquearon esfuerzos para desclasificar información que respaldaba la hipótesis del origen en un laboratorio y catalogaron presentaciones internas sobre el tema como «desinformación». Esto podría haber sido una estrategia para evitar exponer los vínculos entre la agencia y la comunidad científica.
Las investigaciones en el Congreso, lideradas por senadores como Rand Paul, buscan esclarecer por qué la ODNI y otros organismos de inteligencia pudieron haber suprimido o retrasado información relacionada con los vínculos del gobierno estadounidense con investigaciones virales arriesgadas y los orígenes de la pandemia.
En enero de 2020, Baric presentó a la ODNI detalles sobre la vasta colección de virus similares al SARS en el laboratorio de Wuhan, advirtiendo sobre los laxos protocolos de bioseguridad. Sin embargo, omitió mencionar una propuesta presentada en 2018 junto a la científica Shi Zhengli, que fue rechazada por DARPA, para modificar genéticamente virus introduciendo sitios de escisión furina, una característica genética que hizo al SARS-CoV-2 particularmente infeccioso para los humanos.
A pesar del contexto alarmante presentado por Baric, se reporta que la ODNI bloqueó esfuerzos para desclasificar información relevante a principios de 2021. Funcionarios expresaron preocupación por las posibles repercusiones si se revelaban acciones realizadas por ellos mismos.
La situación se complica aún más con el papel desempeñado por la CIA. Mientras que el FBI y el Departamento de Energía concluyeron en 2023 que es probable que COVID-19 haya tenido su origen en un escape del laboratorio, la CIA resistió esta afirmación hasta 2025. El ex-DNI John Ratcliffe reveló posteriormente que enfrentó oposición constante al intentar liberar información sobre los orígenes del COVID-19.
El senador Rand Paul ha prometido audiencias públicas para investigar por qué las agencias estadounidenses ocultaron sus conexiones con las investigaciones realizadas en Wuhan. «El pueblo estadounidense merece saber si su propio gobierno ayudó a financiar la investigación que condujo a esta pandemia», afirmó Paul.
Las revelaciones sugieren una falla sistémica que pudo haber protegido tanto a científicos estadounidenses como a agencias de inteligencia frente a responsabilidades mientras millones perdieron la vida debido a un virus potencialmente creado mediante investigaciones financiadas con fondos públicos. A medida que los legisladores presionan por mayor transparencia, persiste la pregunta: ¿hasta dónde llegó el encubrimiento?
Aún queda mucho por descubrir, ya que gran parte de esta información permanece clasificada. Sin embargo, con el creciente escrutinio desde el Congreso, es posible que pronto se revele toda la verdad.
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