Un estudio reciente en Nuevo México revela que el 99.7% de los residentes cerca de la Base Aérea de Cannon tienen sustancias químicas tóxicas conocidas como PFAS en su sangre. La contaminación del agua subterránea supera el límite de seguridad establecido por la EPA en más de un 650,000%. Ante la inacción del gobierno federal, el estado ha demandado al Departamento de Defensa y está invirtiendo millones para conectar a los residentes afectados con agua potable segura. La exposición a PFAS se asocia con graves problemas de salud, incluyendo cáncer y daño hepático. Este caso destaca una crisis de salud pública y la falta de responsabilidad gubernamental frente a la contaminación militar.
En un alarmante descubrimiento que pone de manifiesto la amenaza generalizada de los productos químicos tóxicos conocidos como «químicos eternos», las autoridades de Nuevo México han informado que el 99.7% de los residentes analizados cerca de la Base Aérea Cannon presentan PFAS en su sangre. Los resultados, obtenidos a través de un programa de pruebas financiado por el estado con un costo de 1.2 millones de dólares, fueron presentados en una reunión pública celebrada el 23 de octubre en Clovis, y confirman una crisis de salud pública vinculada a la contaminación militar. Esta situación resalta una grave falla en la supervisión federal, dejando a los estados y ciudadanos desprotegidos ante una fuente de contaminación que ha afectado agua, tierra y cuerpos humanos.
El programa de análisis sanguíneo examinó a 628 residentes que viven cerca del área contaminada que emana de la Base Aérea Cannon. Se encontró al menos uno de los 16 diferentes productos químicos PFAS en cada participante. Los compuestos más comunes detectados están asociados con espumas contra incendios, lo que señala directamente a la base militar como la fuente del problema. La contaminación no es un asunto menor; las autoridades estatales informaron haber detectado PFAS en aguas subterráneas a concentraciones que superan los 26,200 partes por billón.
Para comprender la gravedad del asunto, el límite legalmente exigible establecido por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para PFOA y PFOS, dos de los productos químicos PFAS más notorios, es apenas 4 partes por billón. La contaminación en Cannon supera este estándar en más del 650,000%. Estos químicos sintéticos son conocidos por su resistencia a descomponerse en el medio ambiente y por acumularse en el cuerpo humano. Se les ha relacionado con graves problemas de salud, incluyendo cáncer, daño hepático, disminución de la fertilidad y función inmunológica suprimida.
Es notable que el Departamento de Defensa y la Fuerza Aérea de Estados Unidos no participaron en el programa estatal de pruebas. Esta ausencia habla volúmenes sobre la rendición de cuentas y transparencia de las agencias federales encargadas de proteger la salud pública. En lugar de colaborar, Nuevo México se encuentra inmerso en litigios con el Departamento de Defensa estadounidense debido a los daños causados por esta contaminación.
Mientras el gobierno federal muestra lentitud en su respuesta, Nuevo México está tomando medidas para proteger a sus ciudadanos. James Kenney, secretario del Departamento del Medio Ambiente del estado, anunció que se han destinado 12 millones de dólares para conectar a los residentes del condado rural Curry con líneas de agua potable limpia, buscando trasladarlos desde pozos privados contaminados hacia un suministro público seguro. «Esperamos que esto resulte ser una propuesta sin costo para ustedes», expresó Kenney durante el encuentro con los residentes.
Los resultados de las pruebas sanguíneas coinciden con datos nacionales que indican que los niveles de PFAS tienden a aumentar con la edad, son más altos en hombres y están elevados entre aquellos con carreras militares o aeronáuticas. John Wilhelmi, vicepresidente del Eastern Research Group —la entidad encargada del análisis— ofreció una advertencia cautelosa: «No significa que automáticamente desarrollarán estas enfermedades o condiciones», comentó. «Solo significa que, por precaución, se recomienda realizarse pruebas».
Esta crisis en Nuevo México representa un microcosmos de un escándalo nacional mayor. Un estudio revisado por pares indicó que más de 200 millones de estadounidenses podrían tener PFAS en su agua potable. Estos compuestos son denominados «químicos eternos» debido a su persistencia extrema como contaminantes tóxicos, afectando todo desde el agua potable hasta envases alimentarios y productos personales. Se encuentran presentes en la sangre prácticamente de toda persona en el planeta.
La herencia militar relacionada con la contaminación por PFAS constituye una amenaza para la seguridad nacional por sí misma. Un informe reveló que más de 600,000 soldados estuvieron expuestos a estos químicos tóxicos mediante agua potable contaminada principalmente por espuma contra incendios cargada con PFAS. Limpiar esta situación en las bases militares estadounidenses podría costar al menos 10 mil millones de dólares; además, eliminar PFAS del suministro nacional de agua potable podría incrementar anualmente más de 3.2 mil millones al gasto total.
Cada comunidad estadounidense ubicada cerca de un sitio militar activo o antiguo debe prestar atención a lo que ocurre en Nuevo México. La situación revela un patrón preocupante de negligencia federal y mala conducta corporativa, donde se liberan sustancias nocivas al medio ambiente sin un plan claro para su limpieza ni consideración adecuada por la vida humana. Los habitantes de Nuevo México ahora enfrentan las consecuencias dentro sus propios organismos: un testimonio tóxico del fracaso sistémico para protegerlos.
Fuentes para este artículo incluyen:
| Cifra | Descripción |
|---|---|
| 99.7% | Porcentaje de residentes cerca de Cannon Air Force Base que tienen PFAS en su sangre. |
| 650,000% | Exceso del límite de seguridad establecido por la EPA para la contaminación del agua subterránea. |
| 12 millones | Dólares que el estado de New Mexico ha dedicado para conectar a los residentes afectados a líneas de agua limpia. |
| 628 | Número de residentes analizados en el programa de pruebas de sangre. |