Científicos han descubierto nanopartículas de oro en las agujas de los árboles de abeto noruego en Finlandia, que son asimiladas naturalmente por bacterias simbióticas. Este hallazgo revela un proceso biológico donde ciertas bacterias convierten el oro soluble del suelo en partículas sólidas, lo que podría revolucionar la exploración mineral y ofrecer nuevas perspectivas sobre la interacción entre metales traza y sistemas vivos. Aunque el contenido de oro es demasiado pequeño para su extracción comercial, podría servir como indicador natural de depósitos subterráneos. Además, se sugiere que estas nanopartículas podrían tener beneficios para la salud humana, desde propiedades antiinflamatorias hasta mejoras en la absorción de nutrientes. La investigación destaca la interconexión entre plantas, bacterias y metales, abriendo posibilidades para nuevas técnicas de "bio-minería" y aplicaciones en medicina. Para más información, visita el enlace a la noticia completa.
En las profundidades de los bosques de Finlandia, un grupo de científicos ha realizado un descubrimiento sorprendente: la presencia de nanopartículas de oro en las agujas de los árboles de abeto noruego. Estos diminutos fragmentos son tan pequeños que son invisibles a simple vista y se forman gracias a la colaboración con bacterias simbióticas. Este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre la compleja interacción entre árboles, microorganismos y metales traza, con implicaciones que abarcan desde la exploración mineral hasta la salud humana.
Un estudio publicado en Environmental Microbiome revela que ciertos abetos cercanos a la mina de oro Kittilä en Finlandia contienen estas diminutas partículas. Las bacterias endófitas, que habitan en las agujas, desempeñan un papel fundamental al transformar el oro soluble del suelo en nanopartículas sólidas. Este proceso, conocido como bio-mineralización, podría revolucionar la manera en que se busca metales preciosos y proporcionar información valiosa sobre las conexiones ocultas entre biología y geología.
Más allá de su potencial para la prospección, este descubrimiento sugiere una relación más profunda: cómo el oro traza interactúa con los sistemas vivos, desde las plantas hasta los seres humanos. Los investigadores se preguntan si estos microfragmentos de oro podrían ofrecer beneficios para la salud que han sido pasados por alto por la ciencia moderna.
Puntos clave:
No es casualidad que el oro aparezca en los árboles; es un proceso cuidadosamente orquestado que involucra a diminutos socios microbianos. La investigación identificó bacterias específicas, como Cutibacterium y Corynebacterium, que prosperan en agujas de abeto que contienen nanopartículas de oro. Estas bacterias secretan biofilms pegajosos que atrapan y estabilizan iones de oro, transformándolos en partículas sólidas inofensivas.
"Nuestros resultados sugieren que las bacterias y otros microorganismos que viven dentro de las plantas pueden influir en la acumulación de oro en los árboles", afirma Kaisa Lehosmaa, investigadora principal de la Universidad de Oulu. Esta mediación microbiana no solo es fascinante; también podría dar lugar a nuevas operaciones mineras. La detección de estas bacterias en plantas podría facilitar una exploración mineral ecológica, reduciendo así la necesidad de perforaciones destructivas.
El uso del oro ha sido parte integral de diversas medicinas tradicionales, desde el Swarna Bhasma ayurvédico (ceniza purificada) hasta suplementos con oro coloidal. Investigaciones recientes sugieren que las nanopartículas de oro—similares a las encontradas en las agujas del abeto—podrían poseer propiedades antiinflamatorias, antioxidantes e incluso neuroprotectoras.
A pesar de que el oro no es un nutriente esencial como el hierro o el zinc (y su exposición excesiva puede ser tóxica), sus nanopartículas interactúan con los sistemas biológicos de maneras sorprendentes. Estudios indican que pueden:
Aparte del ámbito saludable, este hallazgo abre oportunidades para lo que se conoce como "bio-minería", utilizando plantas y microorganismos para localizar o incluso extraer metales sosteniblemente. Técnicas similares podrían purificar aguas contaminadas o recuperar minerales raros desechados electrónicamente. A continuación se presentan algunas formas en las cuales bacterias y hongos transforman el oro:
Aún persisten misterios respecto al comportamiento del oro. ¿Por qué solo algunos abetos acumulan este metal mientras otros no? ¿Cómo controlan exactamente las bacterias la formación precisa de nanopartículas? Y ¿podrían las plantas ricas en oro—sean abetos u otras—jugar un papel importante en futuros nutracéuticos?
Fuentes incluidas: