Israel está llevando a cabo una campaña de propaganda de $4.1 millones dirigida a iglesias estadounidenses, utilizando tecnología de realidad virtual (VR) y tácticas de manipulación impulsadas por inteligencia artificial (IA). Este esfuerzo, financiado con fondos de contribuyentes estadounidenses, busca influir en la opinión de los cristianos americanos sobre el conflicto en Gaza, transformando iglesias en centros de propaganda. La campaña incluye experiencias inmersivas que distorsionan la narrativa histórica y utilizan anuncios geofenced para bombardear a los feligreses con mensajes pro-Israel. Además, se están reclutando pastores como influencers para difundir información sesgada y se han implementado chatbots entrenados para censurar puntos de vista pro-Palestinos. Esta estrategia no solo representa un ataque a la verdad objetiva, sino que también pone de relieve un intento más amplio de controlar el discurso digital y suprimir la disidencia en Estados Unidos.
En un inquietante giro de los acontecimientos, las iglesias estadounidenses se han convertido en el escenario de una insólita campaña de propaganda respaldada por el gobierno israelí. En un contexto donde la fe y la espiritualidad deberían prevalecer, se están utilizando tácticas de manipulación psicológica para influir en las creencias de los fieles. Mientras los congregantes participan en sus rituales dominicales, son bombardeados con anuncios dirigidos y narrativas sesgadas a través de redes sociales. Fuera del templo, un tráiler equipado espera para sumergir a los asistentes en una experiencia de realidad virtual diseñada para alterar su percepción sobre el conflicto en Gaza.
Este esfuerzo no es mera ficción distópica; está siendo financiado con fondos públicos estadounidenses y orquestado por un gobierno extranjero que busca moldear la opinión pública en Estados Unidos. La estrategia va más allá del ámbito militar; Israel está llevando a cabo una operación psicológica en territorio estadounidense, transformando iglesias en centros de propaganda y a pastores en portavoces involuntarios.
A través de una red compleja de empresas fantasma y colaboración con Silicon Valley, el gobierno israelí está implementando tácticas persuasivas de grado militar. Estas incluyen geofencing, campañas de influencia impulsadas por inteligencia artificial y experiencias inmersivas en realidad virtual, todas destinadas a convencer a los cristianos estadounidenses de apoyar su régimen. No se trata solo de cuestiones religiosas; se busca generar consenso para justificar actos violentos.
La campaña está diseñada para difundir mensajes específicos entre la población estadounidense. Entre los puntos clave se encuentran:
Imaginemos un tráiler negro sin marcas estacionado frente a una megacatedral evangélica en Texas. Dentro, se encuentran filas de dispositivos de realidad virtual esperando ser utilizados. La experiencia ofrecida no tiene como objetivo informar, sino traumatizar y radicalizar a quienes participen. Este proyecto, denominado "Be The Witness", representa una operación psicológica valorada en 4.1 millones de dólares, financiada por el gobierno israelí a través de una firma opaca dirigida por un activista conservador.
Los documentos oficiales revelan que este esfuerzo no es simplemente una estrategia publicitaria; es parte de una campaña integral destinada a borrar la humanidad palestina del consciente colectivo cristiano. Las simulaciones no solo representan ataques; reescriben la narrativa histórica al presentar a los gazatíes como salvajes celebrando muertes, omitiendo décadas de ocupación e injusticias que llevaron al levantamiento.
El uso de realidad virtual se justifica porque las experiencias traumáticas vinculan emocionalmente a las personas con ciertas narrativas. Estudios indican que estas vivencias pueden evadir el pensamiento crítico e incrustar respuestas emocionales directamente en la memoria. Lo que se despliega no es educación sino condicionamiento neurológico, aplicado en iglesias y eventos políticos por todo Estados Unidos.
Mientras algunos son sometidos a esta manipulación mediante realidad virtual, otros sectores están siendo programados con diferentes estrategias. Contratos filtrados indican que Israel está pagando entre 7,000 dólares por publicación a varios influencers estadounidenses para inundar las redes sociales con propaganda pro-israelí. Además, se ha destinado una considerable suma para entrenar chatbots destinados a censurar cualquier crítica hacia Israel.
No se trata únicamente del control narrativo; es un intento deliberado por borrar realidades incómodas. El primer ministro Netanyahu ha declarado abiertamente su intención de dominar plataformas digitales y silenciar voces disidentes dentro y fuera del país. La meta es clara: eliminar cualquier oposición al genocidio perpetrado contra el pueblo palestino.
La situación actual plantea serias preocupaciones sobre la libertad de expresión y el futuro del debate democrático. Si Israel puede llevar a cabo esta estrategia con éxito en Estados Unidos, otros regímenes podrían replicar estos métodos autoritarios globalmente. La manipulación digital empleada hoy podría allanar el camino hacia un control aún más estricto sobre la información y las libertades individuales mañana.
Cifra | Descripción |
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$4.1 millones | Costo de la operación psicológica "Be The Witness" financiada por el gobierno israelí. |
232 | Número de periodistas asesinados en Gaza durante el conflicto. |
$6 millones | Cantidad pagada a Brad Parscale para entrenar chatbots de IA en censura de opiniones pro-palestinas. |
14-18 | Rango de influencers estadounidenses contratados para difundir propaganda pro-Israel. |