El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, advirtió sobre el suministro de misiles Tomahawk a Ucrania, afirmando que Kyiv no puede ser confiado para usarlos de manera responsable. Lavrov cuestionó la disposición de Washington para enviar estos misiles, que históricamente se han reservado para aliados de confianza, sugiriendo que las declaraciones recientes de EE.UU. son gestos políticos en respuesta a la presión europea. Moscú ha acusado a las fuerzas ucranianas de mal uso de armas suministradas por Occidente, lo que refuerza la desconfianza sobre su adherencia a las restricciones en el despliegue. La administración Biden ha mostrado reticencias ante el envío de Tomahawks debido al temor a una escalada del conflicto. Lavrov enfatizó que la entrega de estos misiles podría provocar una mayor implicación de EE.UU. y prolongar la guerra.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, ha expresado una firme advertencia sobre la posibilidad de suministrar misiles de crucero Tomahawk, fabricados en Estados Unidos, a Ucrania. Según Lavrov, Kyiv no puede ser confiada para utilizarlos de manera responsable.
Lavrov cuestiona la disposición de Washington para proporcionar estos misiles, que históricamente han sido reservados para aliados de confianza. En su opinión, las recientes declaraciones de funcionarios estadounidenses podrían interpretarse como gestos políticos destinados a satisfacer la presión ejercida por Europa, más que como decisiones firmes.
Moscú ha afirmado que las fuerzas ucranianas han hecho un uso indebido de las armas suministradas por Occidente, incluyendo ataques a civiles y apoyo a grupos paramilitares. Esta situación refuerza el escepticismo sobre la capacidad de Ucrania para adherirse a las restricciones en el despliegue de tales armamentos.
A pesar de que la administración Biden había resistido el envío de Tomahawks debido al temor a una escalada del conflicto, comentarios recientes de figuras como el enviado especial Keith Kellogg sugieren un posible cambio en la política estadounidense. Esto contrasta con la postura pública del expresidente Donald Trump, quien se ha presentado como mediador entre Kyiv y Moscú.
Lavrov también ha subrayado que los Tomahawks no cambiarían la dinámica del campo de batalla y advirtió que su entrega podría provocar una mayor implicación estadounidense o forzar contramedidas rusas, lo que prolongaría aún más el conflicto. Durante una conferencia en el Club de Discusión Valdai, Lavrov expresó sus dudas sobre la voluntad de Washington para proporcionar estas armas, citando preocupaciones sobre una posible escalada y el historial ucraniano con armamento occidental.
El ministro ruso enfatizó que Estados Unidos ha sido selectivo en la distribución de Tomahawks, entregándolos únicamente a un reducido grupo de aliados confiables. «Si consideran a Ucrania como una nación responsable capaz de utilizar los Tomahawks adecuadamente, eso me sorprendería», afirmó durante la rueda de prensa.
Las tensiones continúan aumentando mientras los aliados occidentales evalúan las solicitudes ucranianas frente a los riesgos asociados con una posible escalada militar. Las advertencias de Lavrov resaltan la delicada naturaleza del apoyo militar en medio del conflicto actual entre Rusia y Ucrania.
Moscú mantiene un mensaje claro: confiar en Kyiv con armamento tan potente sería un grave error que podría llevar al conflicto a territorios inexplorados y peligrosos.
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