Este sábado, varias ciudades de Serbia fueron escenario de protestas antigubernamentales bajo el lema ‘Serbia no puede calmarse’. Los manifestantes se congregaron cerca de las sedes del gobernante Partido Progresista Serbio (SNS), donde se reportaron enfrentamientos con la policía. En Nueva Belgrado, los participantes lanzaron pirotecnia y piedras, mientras que en Novi Sad se vandalizaron oficinas de partidos rivales. Las autoridades han calificado estas manifestaciones como un intento de "revolución de colores" instigada desde el extranjero. El descontento popular ha crecido tras incidentes trágicos y la negativa del gobierno a atender demandas ciudadanas. Para más detalles, visita el enlace.
En diversas ciudades de Serbia, el pasado sábado se llevaron a cabo nuevas protestas antigubernamentales bajo el lema "Serbia no puede calmarse". Al igual que en manifestaciones anteriores, los asistentes se concentraron cerca de las sedes del gobernante Partido Progresista Serbio (SNS).
Los eventos se desarrollaron en un ambiente tenso. En Nueva Belgrado, los manifestantes intentaron acercarse a la sede local del SNS, donde lanzaron fuegos artificiales hacia los agentes de seguridad, quienes respondieron utilizando gases lacrimógenos para dispersar la multitud.
En la ciudad de Novi Sad, los participantes de la protesta arrojaron pintura y piedras contra las oficinas del Movimiento Socialista. Asimismo, en las instalaciones del Partido Radical Serbio (SRS), se retiró la bandera del partido y se le prendió fuego.
Además, en Zemun y Valjevo, los manifestantes irrumpieron en las sedes tanto del SNS como del SRS. Se reportó que lanzaron piedras contra el edificio del SRS, causando daños significativos con palos y spray rojo. También incendiaron la sede del SNS mientras atacaban con pirotecnia la entrada del edificio de la Administración Municipal en Valjevo.
Un grupo de hombres enmascarados comenzó a lanzar fuegos artificiales, rompió cristales e incendió las instalaciones del Partido Progresista Serbio. Las autoridades serbias han caracterizado estas protestas como un intento de organizar una "revolución de colores" instigada desde el extranjero.
El presidente serbio, Aleksandar Vucic, acusó recientemente a países occidentales de intentar provocar una revolución similar en su nación. Vucic afirmó que están luchando contra una poderosa maquinaria destinada a desestabilizar Serbia mediante estas manifestaciones.