El Congreso de Uruguay avanza hacia la legalización de la eutanasia tras la aprobación de un proyecto de ley por la Cámara de Diputados, con 64 votos a favor y 29 en contra. La medida, que ahora se someterá al Senado, podría convertir a Uruguay en el tercer país de América Latina en permitir la muerte asistida, junto a Colombia y Ecuador. Sin embargo, la iniciativa ha generado controversia y críticas por parte de especialistas en bioética y organizaciones religiosas, quienes advierten sobre los riesgos éticos y posibles abusos. Defensores del proyecto argumentan que se trata de un derecho individual, mientras que detractores piden un enfoque más fuerte en cuidados paliativos. La votación final en el Senado está prevista antes de fin de año. Para más detalles, visita el enlace.
En una sesión que se extendió por más de cinco horas, la Cámara de Diputados de Uruguay aprobó en la madrugada del miércoles un proyecto de ley que legaliza la eutanasia, con 64 votos a favor y 29 en contra. Esta iniciativa ahora deberá ser evaluada por el Senado, y de ser aprobada, posicionaría al país como el tercero en América Latina en permitir la muerte asistida, junto a Colombia y Ecuador.
No obstante, la propuesta ha generado un intenso debate. Especialistas en bioética, organizaciones religiosas y diversos sectores políticos han expresado su preocupación, advirtiendo que la normativa podría dar lugar a prácticas peligrosas y difíciles de controlar, afectando así el valor intrínseco de la vida humana.
El proyecto establece que podrán solicitar la eutanasia aquellas personas mayores de edad con plena capacidad psíquica que se enfrenten a una enfermedad incurable o sufran dolores insoportables, siempre bajo la evaluación de dos profesionales de la salud.
Los críticos argumentan que estas definiciones son ambiguas y temen que la ley pueda conducir a abusos o presiones sobre pacientes vulnerables, especialmente aquellos con recursos limitados o en situación de dependencia. Además, resaltan que Uruguay cuenta con cuidados paliativos avanzados que podrían reforzarse en lugar de optar por terminar con la vida del paciente.
La iniciativa, promovida por el partido izquierdista Frente Amplio y respaldada por ciertos sectores opositores, fue avalada por la Comisión de Salud en julio. Sus defensores argumentan que se trata de un derecho individual, mientras que sus detractores advierten sobre un cambio cultural que podría trivializar la muerte y debilitar la responsabilidad del Estado en la protección de la vida.
A pesar de que una encuesta realizada por Factum en 2022 reveló que el 77% de los encuestados apoyaba la eutanasia en casos extremos, quienes están en contra insisten en que las mayorías circunstanciales no deben definir cuestiones éticas fundamentales.
Colombia y Ecuador ya cuentan con marcos legales que permiten la eutanasia, pero el debate continúa abierto en ambos países, donde se registran controversias judiciales y médicas.
Para los críticos uruguayos, avanzar en esta dirección sería "copiar problemas" en lugar de fortalecer políticas de salud que prioricen la vida.
El oficialismo espera votar el proyecto antes del fin del año. De aprobarse, Uruguay pasaría de considerar la eutanasia como “homicidio piadoso” a legalizarla, lo cual representaría un cambio legislativo significativo y potencialmente peligroso para muchos.
Aquellos que rechazan esta medida hacen un llamado a los senadores para frenar el avance de esta ley, instando a abrir un debate más amplio sobre cuidados paliativos, asistencia integral y acompañamiento a pacientes y familias en situaciones críticas.