El senador Ted Cruz ha admitido que las acciones militares israelíes contra Irán son, de hecho, operaciones militares estadounidenses, lo que plantea serias preocupaciones sobre la falta de supervisión del Congreso y el debate público en torno a la política exterior de EE. UU. Durante una entrevista con Tucker Carlson, Cruz mostró su ignorancia sobre datos básicos de Irán, como su población y composición étnica, mientras aboga por un cambio de régimen en Teherán. Esta situación podría llevar a una escalada peligrosa en el Medio Oriente, similar a los desastres pasados en Irak y Libia, impulsada por intereses ideológicos y el lobby pro-Israel. La creciente frustración entre los votantes estadounidenses respecto a la intervención militar resalta la necesidad de líderes informados y responsables en la toma de decisiones sobre guerra.
La intervención de Estados Unidos en conflictos extranjeros está nuevamente en el centro del debate, esta vez con la atención puesta en Irán. En un intercambio candente con el presentador Tucker Carlson, el senador Ted Cruz (R-TX) admitió que los ataques israelíes respaldados por Estados Unidos contra Irán son, de hecho, acciones militares estadounidenses, a pesar de las negaciones oficiales de la Casa Blanca. Esta revelación plantea serias inquietudes sobre la política exterior impulsada por los líderes políticos de Washington.
Cruz, un defensor vocal del cambio de régimen en Teherán, mostró dificultades para responder preguntas básicas sobre la población y la composición étnica de Irán. Este episodio pone de manifiesto una alarmante falta de conocimiento entre aquellos que toman decisiones cruciales sobre la guerra y la paz.
No se trata simplemente de otro enfrentamiento geopolítico; es una escalada peligrosa que podría sumergir al Medio Oriente en el caos y complicar aún más la situación para las tropas estadounidenses. Los arquitectos detrás de este desastre son los mismos neoconservadores que llevaron a cabo las intervenciones en Irak, Libia y Siria, ahora aplicando un guion fallido en relación con Irán.
Puntos clave:
Durante su entrevista con Tucker Carlson, Cruz hizo una declaración impactante: “Estamos llevando a cabo ataques militares hoy”. Cuando se le presionó, aclaró: “Cierto, con nuestra ayuda. Israel está liderando, pero nosotros les estamos apoyando”. Esta admisión contradice directamente las declaraciones del Consejo Nacional de Seguridad que niegan cualquier participación estadounidense en los recientes ataques israelíes a instalaciones nucleares iraníes.
Las implicaciones son significativas. Si Cruz tiene razón—y él forma parte del Comité de Relaciones Exteriores del Senado—entonces Estados Unidos ya está involucrado en una guerra encubierta contra Irán sin la aprobación del Congreso. Esto recuerda a la desastrosa era posterior al 11-S, cuando fracasos de inteligencia y justificaciones fabricadas llevaron a la invasión de Irak. Ahora, parece que se repite la historia mientras Cruz y otros halcones presionan por un cambio de régimen en Teherán mostrando una asombrosa ignorancia sobre el país que buscan transformar.
Uno de los momentos más comprometedores ocurrió cuando Carlson interrogó a Cruz sobre hechos básicos relacionados con Irán. El senador texano no pudo proporcionar información sencilla acerca del tamaño poblacional o la composición étnica del país al que ha llamado repetidamente a atacar militarmente.
“No sabes nada sobre Irán”, respondió Carlson. “Eres un senador estadounidense y no conoces nada sobre el país que deseas derrocar.”
Esta situación no solo es embarazosa; es peligrosa. Los responsables políticos que abogan por guerras sin entender las sociedades que buscan desestabilizar representan una receta para el desastre. La invasión de Irak en 2003 fue liderada por funcionarios incapaces de distinguir entre musulmanes sunitas y chiitas, resultando en cientos de miles de muertes y en una región desestabilizada. Ahora, Cruz y sus aliados parecen estar cometiendo los mismos errores con Irán.
El apoyo incondicional de Cruz hacia las acciones militares israelíes no solo es geopolítico; también es ideológico. Al ser cuestionado sobre por qué Estados Unidos debería priorizar los intereses israelíes sobre sus propios intereses nacionales, Cruz invocó justificaciones bíblicas: “Bíblicamente estamos obligados a apoyar a Israel”.
Este marco teológico ha influido durante mucho tiempo en la política exterior estadounidense, especialmente entre conservadores evangélicos que ven los conflictos israelíes bajo una perspectiva apocalíptica. Sumado a esto está el considerable poder financiero ejercido por grupos pro-Israel—Cruz ha recibido más de 1.8 millones de dólares provenientes de estas organizaciones—lo cual crea una dinámica peligrosa donde los políticos estadounidenses priorizan intereses extranjeros por encima de la seguridad nacional.
Como advirtió el excongresista Ron Paul: los “halcones” políticos—quienes abogan por guerras sin haber servido nunca—son un problema persistente en Washington. Cruz encaja perfectamente en este perfil.
A medida que se informa que el presidente Trump considera involucrar directamente al ejército estadounidense en el conflicto Israel-Irán, las apuestas no podrían ser más altas. Su base está profundamente dividida; muchos votantes MAGA se oponen a otro conflicto interminable en Medio Oriente. La reciente afirmación de Trump sobre que Carlson “se disculpó” tras la entrevista permanece sin verificar; sin embargo, el rechazo hacia Cruz sugiere un creciente descontento con políticas intervencionistas.
Una cosa es clara: el pueblo estadounidense merece transparencia, responsabilidad y líderes que comprendan las consecuencias de la guerra—no ideólogos imprudentes incapaces incluso de nombrar la población del país al cual desean bombardear.