Florida has officially banned the addition of fluoride to tap water, becoming the second state after Utah to take this step. Governor Ron DeSantis signed the law on May 15, 2025, which prohibits local governments from adding fluoride and other additives to public water systems. This decision is celebrated by health freedom advocates who argue that forced fluoridation violates individual consent and poses potential health risks, particularly concerning brain development in children. Critics of fluoride cite studies linking excessive exposure to various health issues, while proponents maintain it helps reduce cavities. Florida's ban reflects a growing movement against mandatory medication in public health policies, with other states considering similar measures.
El estado de Florida ha tomado una decisión significativa al prohibir la adición de fluoruro al agua potable, convirtiéndose en el segundo estado en implementar esta medida, después de Utah. Esta ley fue firmada por el gobernador Ron DeSantis el 15 de mayo y entrará en vigor el 1 de julio. La normativa prohíbe a los gobiernos locales añadir fluoruro y otros aditivos cuestionables a los sistemas de agua pública, marcando un avance para quienes abogan por la libertad en temas de salud.
Los defensores de esta iniciativa celebran la medida, argumentando que la fluoración forzada viola el principio del consentimiento y puede exponer a la población a riesgos potenciales para la salud, especialmente en lo que respecta al desarrollo cerebral en niños. Críticos como Robert F. Kennedy Jr. han calificado el fluoruro como un residuo industrial obsoleto y peligroso, mientras que los partidarios, como la Asociación Dental Americana (ADA), sostienen que su uso reduce las caries.
Introducido en los sistemas de agua de Estados Unidos en la década de 1940 con el objetivo de reducir las caries y fortalecer los dientes, el uso del fluoruro ha sido objeto de creciente escepticismo. Un informe gubernamental reveló recientemente que la exposición excesiva al fluoruro podría afectar negativamente el desarrollo cerebral infantil, disminuyendo los niveles de coeficiente intelectual. Aunque sus defensores argumentan que la fluoración es segura a niveles regulados (entre 0.7 y 1.2 partes por millón), los críticos advierten que la exposición acumulativa —proveniente de pastas dentales, alimentos y otras fuentes— dificulta controlar la ingesta individual.
El gobernador DeSantis planteó este asunto como una cuestión de libertad médica, afirmando: "El consentimiento informado —no la medicación forzada— es el camino de Florida". En una conferencia de prensa, subrayó que el fluoruro está disponible a través de pastas dentales y otros medios voluntarios, argumentando que forzarlo en el suministro de agua equivale a "medicación obligatoria".
Los defensores de la fluoración del agua, incluida la ADA, aseguran que reduce las caries en un 25% tanto en niños como en adultos. Sin embargo, datos del mundo real presentan una narrativa diferente. Cuando Juneau, Alaska, dejó de fluoridar su agua en 2007, se observó un aumento del 33% en los procedimientos relacionados con caries entre niños; este incremento afectó principalmente a poblaciones de bajos ingresos dependientes de Medicaid. La realidad es que los beneficios del fluoruro pueden replicarse fácilmente mediante una adecuada higiene dental y tratamientos tópicos sin los riesgos asociados a una exposición sistémica.
Adicionalmente, estudios realizados en países como Canadá y México han vinculado altos niveles de fluoruro con disfunciones tiroideas, artritis e incluso cáncer óseo. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha anunciado planes para retirar suplementos de fluoruro del mercado antes de octubre, lo cual indica un cambio en el consenso científico.
La prohibición en Florida forma parte de un movimiento nacional contra la fluoración obligatoria. La legislación similar adoptada por Utah entró en vigor a finales de marzo y estados como Ohio y Texas están considerando medidas análogas. A nivel federal, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) está revisando las normas sobre seguridad del fluoruro mientras que Kennedy ha prometido presionar al CDC para dejar de respaldar esta práctica.
A pesar del temor expresado por opositores a la prohibición —incluida la ADA— sobre una posible crisis dental, algunos grupos dentales han señalado que muchos ciudadanos estadounidenses no han experimentado personalmente los efectos severos de las caries sin el uso del fluoruro. Este alarmismo ignora ejemplos exitosos como Dinamarca y Países Bajos, donde se reportan resultados similares o mejores en salud dental sin necesidad del compuesto químico.
La prohibición del fluoruro en Florida representa una victoria emblemática para el consentimiento informado y la autonomía corporal. Al rechazar la medicación forzada, el estado establece un precedente que prioriza las decisiones individuales sobre el control burocrático. A medida que más estadounidenses cuestionan tanto la seguridad como la necesidad del uso del fluoruro en el agua potable, este paso indica un cambio necesario hacia políticas sanitarias basadas en evidencia y centradas en las libertades individuales.
Fuentes utilizadas:
Cifra | Descripción |
---|---|
15 | Fecha de firma de la ley (mayo) |
0.7 - 1.2 | Número de partes por millón considerado seguro para la fluoración |
25% | Porcentaje de reducción de caries según la ADA |
33% | Aumento porcentual en procedimientos relacionados con caries en Juneau, Alaska |