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Lágrimas de COVID-19

Virginia González | Martes 07 de febrero de 2023
Los científicos utilizaron dos formas para recolectar las lágrimas: el hisopado conjuntival y las tiras de Schirmer.

Una investigación encabezada por científicos de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, arribó a la conclusión de que puede detectarse el virus del COVID-19 en las lágrimas mediante la aplicación de pruebas de hisopado, es decir, realizadas con los palillos flexibles con algodón en sus puntas que se utilizan para recolectar material para la realización de análisis.

Los investigadores examinaron muestras de individuos con diagnóstico de la enfermedad confirmado mediante los métodos convencionales que estaban internados en el Hospital de Rehabilitación de Anomalías Craneofaciales (HRAC) administrado por la Facultad de Odontología de Bauru (FOB-USP), de la referida universidad paulista. Los test mediante hisopado detectaron el SARS-CoV-2 sobre la superficie ocular en un 18,2 % de los casos. Este resultado apunta hacia una alternativa al hisopado nasal y oral, que causa molestias en la nariz y en la garganta, y muestra la necesidad de implementar medidas de protección destinadas a los profesionales de la salud, ya que, pese que es bajo, el riesgo de transmisión del virus a través de las lágrimas existe.

Asimismo, la combinación de dos factores –más comorbilidades y una mayor tasa de mortalidad– entre pacientes con test positivos en las lágrimas sugiere que esta detección vírica puede ayudar en lo referente al pronóstico de la enfermedad. Estos resultados se publicaron en forma de artículo científico en el Journal of Clinical Medicine.

“Al comienzo de la investigación, pensamos en buscar un método de diagnóstico fácil, con la recolección de material sin tantas molestias para los pacientes. El hisopado nasal, aparte de su incomodidad, no siempre se efectúa de la manera correcta. Para las personas con desvío de septo nasal, por ejemplo, puede erigirse en un problema. Creíamos que en las lágrimas sería más fácil de ejecutar, más soportable. Y logramos demostrar que es un camino. Una limitación de este estudio reside en que no sabemos si la cantidad de lágrima recolectada influye sobre la positividad o no”, afirma el autor corresponsal del artículo, el profesor Luiz Fernando Manzoni Lourençone, del HRAC-FOB-USP.

Según el investigador, es posible inferir que la probabilidad de detectar el virus en muestras lagrimales es mayor en pacientes con una carga viral alta, que puede llevar a un cuadro de viremia propagada en diversos fluidos corporales. Este trabajo contó con el apoyo de la FAPESP mediante una beca de iniciación a la investigación científica otorgada a Luís Expedito Sabage, alumno de la carrera de grado, dirigido por Manzoni Lourençone.

La técnica

De 61 pacientes internados, se analizaron muestras de 33 de ellos con diagnóstico de COVID-19 y de otros 14 sin el virus, obtenidas durante el primer semestre de 2021, cuando las principales variantes que circulaban en el estado de São Paulo eran la gamma y la delta. Los científicos utilizaron dos formas para recolectar las lágrimas: el hisopado conjuntival y las tiras de Schirmer (una prueba que se aplica para evaluar si los ojos producen la cantidad suficiente de lágrimas). Los análisis se concretaron entre julio y noviembre de ese mismo año.

Del total, el SARS-CoV-2 se detectó en un 18,2 % de las muestras recolectadas mediante hisopado y en un 12,1 % de las obtenidas con las tiras de Schirmer. Por otra parte, y tal como era de esperarse, ninguno de los pacientes negativos para COVID-19 en las pruebas realizadas con hisopos nasofaríngeos tuvo muestras de lágrimas positivas.

Para evaluar las comorbilidades, el grupo adoptó el Índice de Comorbilidad de Charlson (ICC), compuesto por 20 factores y desarrollado como una forma de estandarizar y ajustar los indicadores de riesgo, discriminando el pronóstico de los pacientes en términos de la mortalidad en el lapso de hasta un año.

De acuerdo con la investigación, los individuos cuyas lágrimas testearon positivo para el SARS-CoV-2 registraron un ICC inferior con relación al resto (lo que indica una mayor probabilidad de muerte en diez años) y tasas de mortalidad más altas. Independientemente del diagnóstico de COVID-19, la mayoría de los individuos exhibieron una baja producción lacrimal e informaron molestias oculares, lo que indicó la necesidad del uso de lágrimas artificiales durante la internación.

Aparte de los datos demográficos, clínicos y de síntomas oculares, los científicos trabajaron con análisis de RT-qPCR (las siglas en inglés de reacción en cadena de la polimerasa de transcripción reversa). Este método requiere la extracción del material genético, un proceso de transcripción del ARN en ADN y, por último, la multiplicación del ADN. Este análisis, considerado el patrón oro del diagnóstico del COVID-19 y que se aplica ampliamente en diversos laboratorios del mundo, es capaz de detectar la presencia incluso de una copia única del material genético del virus en la muestra.

A diferencia de estudios anteriores, en los cuales los genes virales (N y RdRp) no se tuvieron en cuenta en los análisis de RT-qPCR, en este caso, en la investigación se identificaron diferentes partes del virus, lo que redundó en una mejor tasa de detección. En julio de 2021 se publicó el resultado del trabajo de un grupo de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Campinas (FCM-Unicamp), también en el estado de São Paulo, que comprendió un seguimiento de 83 pacientes internados en el hospital escuela de la universidad, entre los cuales el 8,43 % arrojó muestras positivas de lágrimas o de la superficie ocular para la enfermedad.

“Cuando empezamos, a comienzos del año 2021, no contábamos con la tecnología como para efectuar el cruzamiento de algunos tipos de datos, saliendo de la ciencia básica hacia la práctica clínica. En este tiempo, Sabage realizó una pasantía en el Byers Eye Institute, del Departamento de Oftalmología de la Universidad Stanford [Estados Unidos], una referencia en estudios de fluidos oculares complejos. Con la tecnología de allá, fue posible efectuar diversos emparejamientos y constatar la presencia del SARS-CoV-2 en lágrimas de nuestras muestras. La asociación con otro equipo le aportó resultados a nuestro campus y abrió una nueva línea de investigación”, añade Manzoni Lourençone. La pasantía en Stanford contó con el apoyo de la FAPESP.

Las posibilidades

Ahora, el grupo de investigadores ha puesto en marcha una nueva línea enfocada en la detección de enfermedades mediante test y análisis relacionados con los ojos. El objetivo es trabajar con otros tipos de virus aparte del SARS-CoV-2. “Existen otros virus que aún han sido poco estudiados en Brasil. Pretendemos abocarnos a hallar soluciones y a mejorar la calidad de vida de los pacientes. Analizaremos también otras condiciones virales que se vuelven sistémicas”, dice el profesor.

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