Frank Snepp, exoficial de la CIA, hizo viral un documento en el que explicaba cómo utilizaba noticias falsas durante la guerra de Vietnam. Él recuerda que su objetivo eran los periodistas más destacados que había en Saigón, así que pasaba tiempo con ellos en lugares como el Caravel o el Continental para ganarse su confianza y luego deslizarles informaciones inexactas. Los principales rotativos del país caían fácilmente en sus trampas: Snepp creaba un entorno donde era imposible verificar la información y luego iba a ver al embajador británico para ponerlo al tanto de la desinformación, de modo que cuando los reporteros acudían a él para confirmar lo que Snepp les había dicho obtenían una respuesta errónea.
Durante los 70s y 80s, la mayoría de periodistas progresistas veían a los servicios de inteligencia como fuentes de información falsa. Estaban relacionados con la persecución de activistas por los derechos civiles, infiltración en movimientos estudiantiles, el asesinato de Panteras Negras y dictaduras latinoamericanas de extrema derecha.
Treinta años han pasado y todo ha cambiado. Desde la elección de Donald Trump en 2016, los espías tienen un lugar destacado en los programas de televisión, donde hablan sobre los posibles complots rusos que pueden afectar la democracia estadounidense. El exjefe de la CIA John Brenann trabaja desde 2018 como asesor en seguridad nacional e inteligencia para NBC/MSNBC; Jeremy Bash, exjefe de gabinete en la CIA y el Pentágono, fue reclutado por la cadena demócrata durante la presidencia de Trump (más tarde se unió al equipo de Joseph Biden). Por otro lado, CNN muestra orgullosamente el currículum de sus expertos: Robert Baer, "uno de los agentes más destacados de la historia de la CIA"; Philip Mudd, "reconocido con numerosas distinciones de la CIA, como el Premio del Director o el Premio George H. W. Bush a la Excelencia en la Lucha Antiterrorista", etc.
Si seguía trabajando para la CIA, es seguro que Snepp no tendría que pedirle al embajador británico que confirmara sus afirmaciones. La prensa y la televisión difunden las palabras de algunas personas sin verificar si son ciertas. El 16 de noviembre de 2022, en la página web del Washington Post se publicó un desmentido a una noticia que podría haber provocado una tercera guerra mundial: "En versiones anteriores de un artículo publicado el 15 de noviembre de 2022, Associated Press informó erróneamente, basándose en información de un alto responsable de los servicios de inteligencia estadounidenses que hizo sus declaraciones de forma anónima, que misiles rusos habían cruzado Polonia y matado a dos personas. Posteriormente se comprobó que los misiles eran fabricados en Rusia y muy probablemente habían sido lanzados por Ucrania para defenderse de un ataque ruso".