OPINIÓN

O las izquierdas espabilan ya, o este es el futuro que les espera

(Foto: Vox).
José Luis Úriz Iglesias | Domingo 12 de junio de 2022

Algunos llevamos tiempo advirtiendo que o las izquierdas espabilan o el futuro que nos espera es gris tirando a muy negro.



Por eso conviene recordar aquella fábula del pastorcillo que llegaba corriendo al pueblo gritando; “que viene el lobo” para como broma asustar al personal. Las primeras veces lo conseguía, pero llego un momento que la gente dejó de hacerle caso.

Hasta que un día apareció el lobo realmente y bajó pidiendo ayuda porque iba a matar a sus ovejas y nadie le prestó atención.

Que viene el lobo en forma de VOX advertimos unos pocos y nadie nos hace ni puñetero caso, mucho menos los dirigentes de esas diferentes izquierdas, que incluso nos miran de manera despectiva esbozando una leve sonrisa irónica.

Pues hacen muy mal en no mirar hacia el exterior y observar lo que está pasando en nuestra sociedad.

Porque por su desidia y dejadez las diferentes derechas, utilizando el lenguaje coloquial a ver si así lo entienden, “nos están comiendo el pan del morral”.

Esos indicios nos están llegando a través de las diferentes elecciones que se están sucediendo, pero nadie en las torres de marfil de los partidos les presta la menor atención, miopes y sordos como son.

Así pasito a pasito VOX se ha ido introduciendo en los diferentes parlamentos, incluso en Euskadi y Catalunya, ayuntamientos y últimamente gobiernos, ocupando cada vez más espacios de poder.

El futuro resulta especialmente desesperanzador, con las elecciones de Andalucía abriendo camino en 2023 al resto de municipales y autonómicas, culminando con las generales.

No hace falta ser adivino para saber que en Andalucía van a dar de nuevo un salto espectacular, que acabaran en su gobierno a través de un pacto con PP, ya que la suma de ambos les va a dar la mayoría absoluta de calle y que ocurrirá lo mismo en el estado.

Habrá que ir haciéndose a la idea de ver una ministra de salud y educación de la extrema derecha, o uno de interior de las mismas características.

Después saldrán los puristas que poco han hecho para evitarlo escandalizados, planteando cobardemente lo clásico; yo me voy de este país.

¿A dónde chavalas y chavales? ¿A dónde, si Europa está parecida?

Antes se tenía que haber previsto esa posibilidad, antes.

Haberse hecho las preguntas pertinentes. ¿Qué estamos haciendo mal para que crezcan y sigan creciendo? ¿Cómo es posible que en un feudo de la izquierda como Andalucía hayan sido capaces de darle la vuelta en apenas 4 años? ¿Será que les votan pensando que lo harán mejor que nosotros para sus intereses? ¿O quizás que no hemos sido capaces de transformar nuestra sociedad, empeñados sólo en interpretarla para ganar las elecciones, inmunizándola así ante este nuevo fenómeno?

Y no vale salir con la matraca de que la sociedad mayor de edad ha sido engañada, porque ese análisis simplista además de insultante resulta equivocado.

Especialmente porque si existe algún partido hoy en día que va a cara descubierta, que expresa con claridad y rotundidad su ideario, ese es VOX.

El próximo 19 y en sucesivas ocasiones, quienes les voten lo harán sabiendo perfectamente a quién votan y por qué le votan y qué van a hacer con su voto.

Al igual que aquellos que lo hagan al PP lo van a hacer siendo igualmente conscientes de que si los números les dan a ambos, si suman la mayoría absoluta, acabarán gobernando en coalición, en cualquier lugar de N a S y E a O de nuestro país.

La derecha moderada, sus dirigentes y votantes, hace tiempo que han aceptado eliminar la famosa delgada línea roja y las izquierdas aún parece que no se han enterado. Qué pena.

Probablemente excepto en las tres islas que van a quedar sin conquistar; Euskadi, Navarra y Catalunya.

Si los dirigentes actuales leyeran este análisis y se les cayera la venda de los ojos y los tapones de los oídos, cuestión ésta muy improbable, hace tiempo que deberían haberse preguntado qué estaba pasando, en qué se estaban equivocando y especialmente qué hacer para evitarlo.

¿Qué estaba pasando para que sectores de la sociedad progresistas y cada vez más de las capas populares, ya no les esté dando reparo votar a estos partidos, en concreto a VOX?

Al fenómeno de Madrid, de Isabel Díaz Ayuso dirigida con mano maestra por el más listo de la clase, Miguel Ángel Rodríguez, poca gente le ha dedicado tiempo en analizarlo.

En la cúpula de PSOE y Podemos ninguno.

Quizás porque unos estaban con el “no me beso porque no me llego”, o “espejito, espejito hay alguien más guapo y listo que yo” y otros jugando a poner palos en las ruedas o a luchas fratricidas. Así nos va…

Ahora viene una etapa de llanto y crujir de dientes, de lloriqueos como Boabdil al perder Granada. Habrá que decirles también como a él “llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”, aunque hoy pueda sonar a machista.

Después vendrá un tránsito por el desierto, especialmente para las capas más desfavorecidas de la sociedad, que ojalá sea breve, en el que se debería analizar de manera autocrítica todos los errores cometidos y como rectificar para recuperar esa masa de votantes que se nos ha ido.

¿Reflexión pesimista o realista? Que cada lector responda, pero quizás sería más eficaz preguntarse si aún se puede hacer algo para evitarlo, o al menos para paliarlo, no en Andalucía que ya está decidido pero sí en las próximas elecciones generales.

Algunas respuestas ya van en este escrito, el resto para eso tenemos tanto listillo, para responderlas y aplicarlas con “brillantez”.

Pero que lo hagan rápido, porque esta vez sí vienen los lobos y nos van a dejar sin rebaño. Así el futuro al que nos condenan va a resultar francamente negro.

Veremos…

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