OPINIÓN

El estado del estado (XXXXXV): Reformas que dejará el coronavirus (5)

Carlos González | Sábado 24 de octubre de 2020

Mucho se está escribiendo y publicando en estos meses de pandemia acerca de las distintas formas de gobierno, Capitalista y Comunista, y la influencia que esta crisis provocará sobre ellos. Yony no deja de leer todo lo que puede para saber qué es lo que de verdad se piensa por parte de los mejores autores. Y lo que en serio desearía es que esa viejísima polémica se aclare cuento antes y nos dediquemos a otras cuestiones más profundas y muchísimo más productivas.



Él ya dispone de una correcta visión y puesta en práctica de estas formas de entender el colectivo, porque ha sido resuelta hace mucho tiempo en su cultura, y se enseña desde primaria a todos los alumnos sin que genere conflicto alguno. La solución clara e incontestada es que: “Tanto el gobierno del grupo, y por ello la búsqueda del bien general y toma de decisiones colectivas por las personas investidas del poder para hacerlo, como la iniciativa personal de la lucha por los intereses propios, familiares, de empresa o asociación, son imprescindibles y han de coexistir siempre. La clave está, y de ahí el éxito de unas sociedades y otras, en el mejor EQUILIBRIO que se consiga entre ambos”.

Toda la vida social es una lucha constante por el mejor equilibrio entre el individuo y su familia, entra esta y su municipio, entre las personas y sus aspiraciones de todo tipo, y el colectivo en el que irremediablemente están integradas. Porque el ser humano dijo Aristóteles que es un animal político, nosotros decimos que es un animal de grupo. Por ello toda su vida se realizará dentro de un colectivo. Pero su deseo de disponer de un espacio pequeño propio, de una intimidad que él o ella consideran adecuado, es algo que hasta la fecha ningún gobierno del mundo les ha conseguido arrancar. Todos queremos nuestro YO y vivir dentro de distintos colectivos en círculos concéntricos: Familia, municipio, club deportivo, asociación sindical o empresarial, estado, religión, Etc.

Los conocimientos profundos de cómo funciona un colectivo social le ha enseñado a la cultura del informante y ya se ha demostrado hasta la saciedad en la nuestra, solo que algunos por intereses propios no quieren verlo, que cada individuo, familia o empresa, cuando lucha por lo suyo no hay colectivo público que pueda gestionarlo igual, ni parecido. Ha de quedar claro que ya la propia Iglesia católica tuvo que ser reformada en el S.V, por Benito de Nursia, y que, hasta la actualidad, todos los estados comunistas han fracasado, desde la “bloqueada Cuba” hasta la poderosa militarmente URSS.

Otro conocimiento indiscutible es que cada horticultor si sabe que obtendrá un beneficio directo para él y su familia, y le permitirá progresar, trabajará sin descanso y con mucha más ilusión, y buscará llevar al mercado las mejores lechugas y ganar lo más posible; pero también es igual de cierto que si un policía no le vigila impedirá a los camiones del vecino (monopolio) que puedan competir con él en el mercado de hortalizas, y si puede, sin preocupación por la sanidad pública, venderá hasta las podridas. Luego es imprescindible un estado que con sus inspectores bien formados y vigilados por jueces a través de la legislación, velen por los resultados colectivos de ese grupo social. Y que se cumplan las reglas para todos, de lo contrario ese colectivo salta por los aires.

Esta pandemia nos obligará a todos a reformar nuestro concepto de lo público y de las distintas esferas de autonomía privada. Es cierto que se ha demostrado que tanto la Sanidad como la Seguridad han de ser reforzadas y establecidas con criterios de servicio público universal y gratuito ofrecido por el estado. Pero también es igual de cierto que cada uno si gestiona sus niveles de beneficio directo, respetando las leyes, no hay estado comunista que pueda competir con él tanto en eficacia como en eficiencia.

Lo que se debe reformar de una vez por todas es el concepto de que debe desaparecer el estado, o quedarse en esferas imprescindibles, así como el de que solo desde el poder colectivo se puede conseguir una sociedad más libre, igualitaria y justa, porque ya se ha demostrado hasta la saciedad tanto en gobiernos teocráticos, reinos y estados comunistas, que aquellos que detentan un poder absoluto lo único que harán, todos por igual, -revísese la historia- es dominar a las masas, mentir constantemente, apropiarse de todos los beneficios posibles y no dejar nunca el poder… Al precio que sea y… Cueste lo que cueste.

Sobre el autor

Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial, Letras de autor.

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