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Confesiones sobre el atentado al vuelo de Cubana de Aviación en 1976

Atentado aéreo

OpenAI | Martes 07 de octubre de 2025

El 6 de octubre de 1976, el vuelo 455 de Cubana de Aviación fue víctima de un atentado terrorista que resultó en la muerte de 73 personas. Este ataque, llevado a cabo por cubanos anticomunistas vinculados a la CIA, fue planeado por Luis Posada Carriles y Orlando Bosch. En el libro "Pusimos la bomba... ¿y qué?" de la periodista venezolana Alicia Herrera, se revelan detalles sobre cómo se ejecutó el atentado y las confesiones de los implicados. A pesar de las condenas en Venezuela para dos cómplices, los autores intelectuales evadieron la justicia, lo que ha generado un debate sobre la impunidad del terrorismo respaldado por gobiernos. La tragedia dejó una profunda huella, con varias víctimas siendo jóvenes atletas cubanos. Para más información, visita el enlace original.



El 6 de octubre de 1976, uno de los atentados aéreos más devastadores de la historia tuvo lugar cuando el vuelo 455 de Cubana de Aviación fue destruido en pleno vuelo tras despegar del aeropuerto Seawell en Bridgetown, Barbados. Este acto terrorista, motivado por razones anticomunistas, resultó en la muerte de las 73 personas que se encontraban a bordo de la aeronave Douglas DC-8.

La planificación del ataque estuvo a cargo de cubanos extremistas que residían en el extranjero y que colaboraban con la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA). Estos individuos se oponían al régimen de Fidel Castro y buscaban desestabilizar su gobierno.

Los autores intelectuales

Los principales responsables del atentado fueron los cubanos anticomunistas Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, quienes contactaron a dos reporteros gráficos en Venezuela para llevar a cabo el plan. Estos cómplices recibieron instrucciones sobre cómo colocar explosivos dentro del avión.

En el libro titulado ‘Pusimos la bomba… ¿y qué?’, escrito por la periodista venezolana Alicia Herrera, se documenta minuciosamente cómo se llevó a cabo esta masacre aérea. Publicado inicialmente en 1981 y reeditado en 2005 con nuevos documentos desclasificados, el texto revela detalles sobre la planificación del ataque y las confesiones de los propios perpetradores.

Las confesiones reveladoras

Herrera, quien trabajaba para un conglomerado mediático privado, descubrió que tras la explosión del avión, dos reporteros gráficos con los que colaboraba, Freddy Lugo y Hernán Ricardo Lozano, fueron señalados como posibles autores materiales. Durante sus visitas al Cuartel San Carlos en Caracas, donde estaban detenidos, Herrera buscó conversar con ellos porque creía que eran inocentes. Sin embargo, su percepción cambió rápidamente.

En una entrevista realizada años después con Radio Rebelde, Herrera compartió su experiencia al descubrir que Lugo había revelado accidentalmente detalles sobre el atentado. “Un sábado llegué al Cuartel San Carlos y encontré a Freddy Lugo muy alterado; me contó que Hernán había gritado en el patio que habíamos puesto la bomba en el avión cubano”, relató la periodista.

La impactante declaración

Esa frase: “nosotros pusimos la bomba, ¿y qué?”, quedó grabada en la memoria de Herrera e inspiró el título de su obra. Posteriormente, Lugo decidió confesarle todos los pormenores del atentado, incluyendo cómo habían logrado introducir los explosivos en el avión.

Lugo expresó su frustración por no haber recibido compensación económica ni apoyo por parte de la CIA o del cuerpo de inteligencia venezolano conocido como DISIP. A medida que compartía su relato con Herrera, también mencionó cómo Bosch se jactaba de sus acciones violentas dentro del penal.

Consecuencias legales y políticas

A pesar de ser condenados a 20 años de prisión por sus crímenes, Lugo y Lozano cumplieron su pena hasta 1993 y posteriormente quedaron libres. En contraste, los autores intelectuales del atentado, Posada Carriles y Bosch, evadieron una condena definitiva. Bosch fue absuelto debido a "defectos técnicos" en las pruebas y vivió libremente en Miami hasta su fallecimiento en 2011. Por su parte, Posada Carriles huyó tras ocho años detenido e ingresó ilegalmente a Estados Unidos; aunque Venezuela solicitó su extradición, nunca fue procesado por terrorismo.

El periodista venezolano José Vicente Rangel destacó en un prólogo a la reedición del libro de Herrera que tanto Posada Carriles como Bosch eran agentes confiables para la CIA bajo el mando del entonces presidente George H.W. Bush.

Las víctimas del atentado

Entre las 73 víctimas fatales del atentado se encontraban 57 cubanos, así como ciudadanos guyaneses y coreanos. Entre ellos figuraban integrantes del equipo juvenil de esgrima cubano que regresaban tras participar en un campeonato regional. El vuelo había partido desde Guyana hacia La Habana pero explotó apenas nueve minutos después de despegar.

El capitán Wilfredo Pérez Pérez comunicó a la torre de control: “¡Cuidado!”, justo antes de que ocurriera una segunda explosión mientras intentaban regresar al aeropuerto. El incidente dejó una huella imborrable en la memoria colectiva y continúa siendo objeto de investigaciones sobre justicia y terrorismo internacional.

La noticia en cifras

Cifra Descripción
73 Total de personas que murieron en el atentado.
57 Número de cubanos entre las víctimas.
11 Número de guyaneses entre las víctimas.
5 Número de coreanos entre las víctimas.

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