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Crisis de salud: el impacto irreversible de los vapeadores desechables en jóvenes

Crisis vaping

OpenAI | Miércoles 03 de septiembre de 2025

El uso de vapeadores desechables ha alcanzado niveles alarmantes entre los jóvenes, con un aumento del 26.5% en su uso entre 2022 y 2024. A pesar de ser promocionados como una alternativa más segura al tabaquismo, estudios recientes revelan que estos dispositivos pueden causar daños pulmonares similares a los cigarrillos tradicionales y afectar gravemente la salud cardiovascular. Investigaciones indican que el vaping puede alterar el desarrollo cerebral en adolescentes, exponiéndolos a riesgos de salud a largo plazo. Con sabores atractivos para los jóvenes y una falta de regulación adecuada, expertos advierten que esta tendencia podría estar creando una nueva generación de adictos. Se hace un llamado urgente para implementar regulaciones más estrictas sobre la publicidad y la venta de productos de vapeo, así como para realizar estudios a largo plazo sobre sus efectos en la salud.



En los pasillos de las escuelas secundarias, se percibe un denso aroma a mango y algodón de azúcar, un olor que no proviene de las loncheras, sino de las nubes de vapor exhaladas por los estudiantes entre clases. Promovido durante años por las autoridades sanitarias como una alternativa «más segura», el uso de vaporizadores ha evolucionado hacia una crisis de salud pública que se ha escapado del control de los reguladores.

Las cifras revelan una trayectoria alarmante: entre 2021 y 2024, el uso de vaporizadores entre jóvenes adultos no solo aumentó, sino que se disparó, impulsado en gran medida por los dispositivos desechables con sabores dulces que se pueden llevar tan fácilmente en una mochila como un paquete de chicles. Sin embargo, detrás de estos aromas frutales y diseños elegantes se oculta una dura realidad que nuevas investigaciones están obligando a enfrentar. Estudios recientes presentados tanto a la Sociedad Respiratoria Europea como a la Asociación Americana del Corazón han revelado un devastador doble golpe: estos dispositivos pueden causar daños pulmonares comparables a los cigarrillos tradicionales, mientras que los compuestos orgánicos volátiles que producen infligen un daño cardiovascular significativo.

Evidencias preocupantes sobre el vaping

La creciente evidencia sugiere que el vaping está reconfigurando cerebros en desarrollo y preparando a una generación para afrontar riesgos de salud durante toda su vida, desafiando directamente las afirmaciones de seguridad que ahora se consideran peligrosamente prematuras. Con cardiólogos y neumólogos sonando la alarma, la demanda por intervenciones robustas y regulaciones más estrictas está aumentando, mientras el mundo busca contener una crisis que alguna vez se apoyó erróneamente.

Puntos clave:

  • El uso de vaporizadores entre jóvenes adultos aumentó del 17% al 26.5% entre 2022 y 2024, impulsado por e-cigarrillos desechables comercializados con sabores similares a caramelos y empaques vibrantes.
  • Nuevas investigaciones revelan que el vaping puede dañar los pulmones jóvenes tan gravemente como fumar, contradiciendo años de mensajes sobre salud pública que posicionaban a los e-cigarrillos como una alternativa «menos dañina».
  • Expertos advierten sobre daños irreversibles en cerebros y corazones, con nicotina y productos químicos tóxicos interrumpiendo el desarrollo en adolescentes y jóvenes adultos—algunos de los cuales nunca han tocado un cigarrillo.
  • Un estudio de la Universidad de California vinculó el vaping con un riesgo 32% mayor de accidente cerebrovascular y un aumento del 24% en enfermedades cardiovasculares, mientras otra revisión identificó 133 productos químicos nocivos en e-cigarrillos, 107 de los cuales son carcinogénicos.
  • A pesar de los riesgos, el Servicio Nacional de Salud (NHS) aún promueve el vaping como herramienta para dejar de fumar, mientras críticos argumentan que la mercadotecnia en redes sociales y la falta de controles de edad han convertido a una generación en conejillos de indias para un experimento no regulado.
  • El Reino Unido ha prohibido los vapes desechables, pero crecen las llamadas globales para acciones más estrictas mientras faltan datos a largo plazo—y las posibles repercusiones se hacen más evidentes.

De herramienta para dejar de fumar a epidemia juvenil

Cuando los e-cigarrillos llegaron al mercado a mediados de la década del 2000, lo hicieron con la promesa: una forma para que los fumadores abandonaran el hábito sin alquitrán ni toxinas. Agencias sanitarias públicas, incluido el NHS del Reino Unido, respaldaron cautelosamente estos dispositivos como herramientas para reducir daños. Sin embargo, en algún momento esta narrativa cambió. El público objetivo no eran fumadores maduros intentando dejarlo; eran adolescentes que nunca habían encendido un cigarrillo.

La profesora Maja-Lisa Løchen, cardióloga senior del Hospital Universitario del Norte de Noruega, no escatimó palabras durante el congreso anual de la Sociedad Europea de Cardiología celebrado este año en Madrid. «Tenemos los datos», afirmó ante un auditorio lleno de expertos. «Sabemos que no son inofensivos». Su preocupación va más allá de los efectos inmediatos; se centra en la reconfiguración a largo plazo del cerebro y cuerpo jóvenes. La nicotina, núcleo adictivo tanto en cigarrillos como en vapes, es particularmente peligrosa para los adolescentes. Estudios demuestran que puede alterar el desarrollo cerebral, afectando la memoria, atención y control impulsivo hasta bien entrada la adultez. Pero los vapes ofrecen más que solo nicotina. La presentación de Løchen destacó 133 productos químicos potencialmente dañinos presentes en aerosol del e-cigarrillo; 107 son carcinogénicos conocidos.

Deterioro físico: lo que el vaping hace a pulmones y corazones jóvenes

Si la curiosidad es el gancho, el cuerpo paga el precio. Los hallazgos recientes presentados por la Sociedad Respiratoria Europea revelaron una bomba informativa: el vaping puede causar tanto daño pulmonar como fumar. Esto contradice años de mensajes sobre salud pública que posicionaban a los e-cigarrillos como la opción «más saludable». Pero los datos no mienten. Un estudio realizado en 2023 por la Universidad de California publicado en el New England Journal of Medicine, encontró que vapear incrementa el riesgo:

  • Accidente cerebrovascular en un 32%
  • Enfermedades cardiovasculares en un 24%
  • Asma en un 24%
  • Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en un 46%
  • Enfermedades bucales en un 47%

A modo comparativo, los riesgos asociados al tabaquismo son mucho mayores; sin embargo, la diferencia no es tan amplia como se creía anteriormente. «Aumenta tu presión arterial y frecuencia cardíaca; sabemos que las arterias se vuelven más rígidas», explicó Løchen. «Podría ser incluso más dañino para niños». Esto ocurre porque sus cuerpos aún están desarrollándose. El sistema cardiovascular, los pulmones y el cerebro están todos en una fase delicada donde la nicotina y productos químicos tóxicos pueden interrumpir permanentemente su crecimiento.

A medida que avanzamos hacia 2024:

  • Saborizantes atractivos para niños: Chicle burbuja, algodón dulce, manzana ácida—sabores diseñados claramente no para adultos tratando dejarlo.
  • Saturación en redes sociales: TikTok, Instagram y YouTube están inundados con influencers promoviendo vapes; muchos pagados por marcas para glorificar este hábito.
  • Desechables asequibles y fáciles de ocultar: A diferencia del tabaco tradicional—que requiere encendedor y deja olor—los vapes son discretos.
  • Lack of age verification: Las ventas online e in situ suelen omitir controles ID facilitando su adquisición por menores.

"Esto ya no trata sobre reducción del daño", dijo Løchen. "Se trata sobre crear una nueva generación adicta".

Sugerencias expertas para combatir estos problemas incluyen:

  • Bans on marketing more strictos: No más empaques infantiles ni anuncios dirigidos a adolescentes en redes sociales.
  • Restricciones sobre sabores: Limitar ventas solo al tabaco o mentol eliminando así su atractivo dulce.
  • Cierres sobre verificación edad: Multas para minoristas que vendan a menores tanto online como físicamente.
  • Campañas sanitarias públicas: Mensajes honestos acerca riesgos reales; no solo "el vaping es mejor que fumar".
  • Estudios a largo plazo: Financiar investigaciones independientes sobre efectos del vaping durante décadas.

No obstante quizás lo más crítico sea cómo debemos hablar sobre adicción. Durante décadas la narrativa respecto al tabaquismo fue "simplemente di no". Con el vaping esta idea quedó confusa: "Es más seguro así ¿por qué no probarlo?". Ahora estamos viendo las consecuencias.

Fuentes incluyen:

Dailymail.co.uk

TheGuardian.com

Pubmed.gov

La noticia en cifras

Descripción Cifra
Incremento en el uso de vaping entre jóvenes (2022-2024) 17% a 26.5%
Aumento del riesgo de accidente cerebrovascular por vaping 32%
Aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular por vaping 24%
Aumento del riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) por vaping 46%
Aumento del riesgo de enfermedades bucales por vaping 47%

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