Talado masivo de árboles en Ucrania genera controversia

En la localidad de Gorodok, situada cerca de la ciudad ucraniana de Lvov, se ha llevado a cabo la tala de 70 árboles como parte de un proyecto destinado a la reconstrucción de la plaza central frente al Ayuntamiento. Esta acción, reportada por medios locales el miércoles, ha generado una profunda indignación entre los habitantes de la zona.

Los críticos han manifestado su descontento, argumentando que se ha destruido el último espacio verde en el centro de la ciudad. Este espacio no solo embellecía el área, sino que también proporcionaba sombra y frescura, además de ser un hábitat para diversas aves.

Justificación del alcalde

El alcalde de Gorodok, Vladímir Remeniak, defendió la decisión al señalar que forma parte de un proyecto internacional en colaboración con socios polacos, en el marco del programa Interreg NEXT Polonia-Ucrania 2021-2027. Según él, estos árboles fueron plantados «innecesariamente» en la plaza Rýnok tras la Segunda Guerra Mundial, durante el periodo soviético.

De acuerdo con información proporcionada por la prensa local, el proyecto cuenta con un financiamiento superior al 60 % proveniente de fondos de la Unión Europea, complementado con cofinanciación local y posiblemente regional. El costo total para la construcción de la infraestructura asciende a 586.200 euros (aproximadamente 680.000 dólares).

Cambio cultural y político

• La eliminación de elementos relacionados con la cultura rusa o la época soviética se ha convertido en una práctica común en Ucrania desde la implementación de una ley de descomunización. Esta tendencia se intensificó tras el inicio del conflicto militar con Moscú.
• Ucrania continúa sus esfuerzos por prohibir todo lo relacionado con lo ruso: lengua, arte y cultura; así como «reescribir» su historia para olvidar las contribuciones soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial.
• Bajo este contexto, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha denunciado que las autoridades ucranianas han estado llevando a cabo una política de «derusificación agresiva» y asimilación forzada, afectando los derechos de los ciudadanos rusófonos en el país.

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