La CIA ha admitido por primera vez que vigilaba a Lee Harvey Oswald, el asesino del presidente John F. Kennedy, revelando que un oficial de la agencia tuvo contacto con él meses antes del magnicidio en Dallas. Esta información surge de 40 documentos recientemente desclasificados que confirman la conexión entre la CIA y el grupo anticastrista DRE, al cual Oswald estuvo vinculado. A pesar de décadas de negaciones, los documentos muestran que la CIA ocultó su relación con Oswald y el DRE durante las investigaciones sobre el asesinato. Estas revelaciones reavivan las teorías de conspiración sobre el caso y plantean interrogantes sobre el encubrimiento de información clave por parte de la agencia. Para más detalles, visita el enlace.
En un giro inesperado, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ha admitido, por primera vez en casi 62 años, que uno de sus oficiales especializado en guerra psicológica tuvo contacto con Lee Harvey Oswald meses antes del asesinato del presidente John F. Kennedy (JFK) en Dallas. Esta revelación se encuentra entre los 40 documentos recientemente desclasificados que arrojan luz sobre el caso.
Los documentos hacen referencia a George Joannides, un oficial de inteligencia que operaba desde la sede de la CIA en Miami. La información sugiere que la agencia ocultó datos cruciales durante décadas. Un documento fechado el 17 de enero de 1963 revela que Joannides utilizaba el alias ‘Howard Gebler’ y poseía una licencia de conducir falsa a ese nombre. Hasta ahora, la CIA había negado el uso de este seudónimo, que coincidía con el nombre clave del contacto de la agencia con el Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE), un grupo anticastrista financiado secretamente por la misma agencia.
La situación se complica aún más al considerar el papel del DRE en los meses previos y posteriores al asesinato de Kennedy. El 9 de agosto de 1963, cuatro miembros del DRE confrontaron a Oswald en Nueva Orleans mientras repartía folletos a favor del Gobierno cubano. Posteriormente, Oswald participó en un debate televisivo con integrantes del mismo grupo, lo que aumentó su notoriedad como supuesto simpatizante comunista.
Tras el asesinato, el boletín del DRE identificó rápidamente a Oswald como un agente pro-Castro, una narrativa que fue replicada por medios como el Miami Herald y The Washington Post. Aunque los documentos desclasificados no ofrecen pruebas concluyentes sobre quién mató a Kennedy o si Oswald actuó solo, sí revelan una inquietante cadena de encubrimientos.
A lo largo de las décadas, la CIA negó cualquier relación con el DRE y, por ende, con Oswald. Sin embargo, los nuevos documentos contradicen esta versión y demuestran que Joannides supervisaba todas las operaciones políticas y psicológicas vinculadas al grupo. Su implicación fue ocultada a diversas comisiones investigadoras, incluyendo la Comisión Warren (1964) y el Comité Church (1975).
Las revelaciones indican que Joannides no solo conocía a Oswald antes del asesinato, sino que también desempeñó un papel activo en encubrir su propia implicación durante las investigaciones posteriores. Designado como contacto ante el Comité de Asesinatos de la Cámara, nunca informó sobre su conexión con las operaciones relacionadas con el DRE.
El exasesor legal del comité Robert Blakey afirmó en 2014 haber preguntado directamente a Joannides sobre ‘Howard’ y el DRE; sin embargo, este negó cualquier registro relacionado. Años después, un exinvestigador del comité indicó que Joannides llevaba a cabo una “operación encubierta” para sabotear la investigación.
Ironicamente, la CIA otorgó a Joannides la Medalla de Carrera en Inteligencia en 1981, apenas dos años después de obstaculizar las indagaciones legislativas. Aunque Joannides falleció en 1990, las recientes revelaciones reavivan las teorías conspirativas sobre el asesinato de Kennedy. Para muchos observadores, surge una pregunta fundamental: ¿por qué la CIA decidió ocultar tanta información durante tanto tiempo?