El Gobierno del Reino Unido podría recomendar el despliegue de un contingente militar permanente en el Ártico como parte de su próxima revisión estratégica de defensa, en respuesta a la creciente presencia militar de Rusia en la región. Esta medida seguiría el modelo que ya se aplica en Estonia, donde el Reino Unido mantiene 900 soldados para reforzar su flanco oriental. El ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, advirtió sobre la intensa competencia geopolítica en el Ártico y los riesgos asociados al deshielo que podrían provocar confrontaciones por recursos naturales y nuevas rutas marítimas. Expertos sugieren que el Reino Unido debe comprometerse con acciones estratégicas concretas para consolidar su influencia en esta área crítica.
El Gobierno del Reino Unido está considerando la recomendación de establecer un contingente militar permanente en el Ártico, como parte de su próxima revisión estratégica de defensa. Esta medida surge en respuesta a la creciente presencia militar de Rusia en la región, según un informe publicado por el diario británico The Telegraph.
La propuesta se asemeja al modelo que el Reino Unido ya ha implementado en Estonia, donde mantiene estacionados aproximadamente 900 soldados dentro de un batallón de la OTAN para fortalecer su flanco oriental. Este despliegue representa hasta ahora la mayor presencia militar permanente del Reino Unido en el extranjero.
David Lammy, ministro británico de Asuntos Exteriores, declaró que el Ártico se está convirtiendo en un escenario de «intensa competencia geopolítica». La consolidación de la presencia militar rusa en esta área ha llevado a considerarlo como un frente estratégico para las defensas de la OTAN.
Lammy también advirtió que el deshielo progresivo de los casquetes polares abrirá nuevas rutas marítimas y revelará recursos naturales, lo que aumentará significativamente «el riesgo de confrontación». En este contexto, subrayó la necesidad de tomar medidas para disuadir posibles amenazas en el Ártico. Su visita reciente a Noruega e Islandia refuerza este enfoque estratégico.
Anthony Heron, del Instituto Real de Servicios Unidos (RUSI), enfatizó que aunque el Reino Unido se presenta como «el vecino más cercano del Ártico», corre el riesgo de convertirse en un mero espectador en una disputa que afecta directamente su seguridad nacional y estabilidad económica. Para evitar esto, sugirió que Londres debe ir más allá de gestos simbólicos y comprometerse con acciones estratégicas concretas.
Ed Arnold, también del RUSI, instó a las autoridades británicas a invertir en armamento y abordar la situación con seriedad para asegurar su «supremacía en el Ártico» a largo plazo. Destacó que es fundamental que las fuerzas navales occidentales no se limiten a realizar ejercicios ocasionales, sino que establezcan una presencia operativa continua mediante un mayor número de buques.
La revisión estratégica de defensa fue encargada por Keir Starmer poco después de asumir como primer ministro en julio del año anterior. Este análisis se enfocará en las posibles amenazas enfrentadas por el Reino Unido, así como las capacidades necesarias para abordarlas. La supervisión estará a cargo del ministro de Defensa, John Healey, y será dirigida por George Robertson, exsecretario general de la OTAN.
A inicios del mes pasado, Vladislav Maslennikov, director del Departamento de Problemas Europeos del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, afirmó que la OTAN genera amenazas adicionales para Moscú a medida que amplía su presencia en el Ártico. Según Maslennikov, la adhesión reciente de Finlandia y Suecia a la Alianza Atlántica ha incrementado las tensiones político-militares en la región.
Maslennikov advirtió sobre un aumento esperado en las actividades militares de entrenamiento por parte de la OTAN cerca de las fronteras norteñas rusas, respaldadas por los planes actualizados del Pentágono para operaciones en el Ártico.