Top doctors are raising alarms over former President Joe Biden's recent diagnosis of aggressive prostate cancer, described as "turbo cancer." This form of cancer reportedly emerged rapidly, with a Gleason score of 9, shocking medical professionals who question how such an advanced stage went unnoticed in someone under constant medical supervision. The diagnosis has sparked discussions about potential oversights or cover-ups regarding Biden's health, particularly in light of the upcoming 2024 election. Experts emphasize that routine screenings should have detected the cancer much earlier, leading to speculation about the transparency of his health assessments. The controversy highlights concerns not only about Biden's medical care but also about public trust in health authorities amidst ongoing discussions about mRNA vaccine effects. For more details, visit the full article [here](https://biblioteca.cibeles.net/too-fast-to-be-natural-top-doctors-warn-bidens-turbo-cancer-diagnoses-raises-alarm-about-mrna-aftermath/).
La repentina aparición de un cáncer agresivo en el expresidente Joe Biden ha generado inquietud tanto en las redes sociales como entre profesionales de la salud. La oficina de Biden anunció el domingo que había sido diagnosticado con una forma avanzada de cáncer de próstata, conocido como "cáncer turbo", que se caracteriza por su rápida progresión y metástasis ósea.
El diagnóstico, que presenta un puntaje Gleason de 9 y un Grupo de Grado 5, sorprendió a muchos médicos experimentados. Este anuncio se produjo apenas días después de que se identificara un pequeño nódulo en su próstata, lo que ha suscitado numerosas interrogantes sobre la naturaleza del diagnóstico.
Las dudas surgen: ¿se trató de un error médico grave, de un encubrimiento deliberado o es simplemente un caso típico del llamado “cáncer turbo”? Esta nueva terminología se refiere a la aparición súbita y rápida propagación de tumores malignos.
A pesar del acceso a atención médica de primer nivel, incluyendo chequeos rutinarios en el hospital Walter Reed, los médicos se muestran perplejos ante el hecho de que el cáncer no fue detectado hasta alcanzar una etapa avanzada. Muchos especialistas consideran que tal situación no debería ocurrir, especialmente para alguien bajo constante vigilancia médica como lo es un exmandatario.
El Dr. Howie Forman, profesor de radiología y salud pública en Yale, expresó su asombro al afirmar: “Es inconcebible que esto no haya sido monitoreado antes de que dejara la presidencia”. Según él, la progresión de este tipo agresivo de cáncer debería haberse detectado mediante pruebas rutinarias de antígeno prostático específico (PSA), procedimiento estándar para hombres mayores de 50 años.
Forman también cuestionó si Biden había sido sometido a pruebas PSA en la última década y si los resultados anteriores fueron ocultados. El término “cáncer turbo” ha comenzado a circular entre círculos médicos y comentaristas en línea, sugiriendo una conexión directa con el caso del expresidente.
El Dr. Marc Siegel, analista médico senior de Fox News, compartió su incredulidad: “Me sorprende que esté tan avanzado”, resaltando que la mayoría de los cánceres prostáticos se descubren temprano mediante análisis sanguíneos. Siegel subrayó la importancia del seguimiento cercano para esta enfermedad.
La comunidad médica está alarmada por la falta de detección temprana. Un análisis estándar debería haber alertado sobre el estado del presidente antes de que aparecieran síntomas como problemas urinarios, típicamente indicativos de una enfermedad ya avanzada.
En declaraciones a News Nation, el urólogo Dr. David Shusterman calificó el caso como “inédito”. Afirmó que es improbable que alguien reciba chequeos anuales sin detectar un cáncer tan avanzado como el Gleason 9. Shusterman concluyó afirmando: “Definitivamente hay evidencia de que él sabía sobre esto desde hace tiempo”.
La controversia se intensifica con comentarios realizados por Donald Trump Jr., quien citó al Dr. Steven Quay indicando que el cáncer prostático es fácil de diagnosticar en sus etapas iniciales y cuestionando cómo pudo haber avanzado hasta metastatizarse sin ser notado.
Este escenario plantea interrogantes sobre posibles encubrimientos relacionados con la salud del presidente y cómo estos podrían influir en las elecciones presidenciales del 2024. En febrero pasado, su médico personal había emitido una evaluación positiva sobre su estado físico, declarando que estaba “en condiciones para servir”.
A medida que surgen más preguntas sobre la rapidez del diagnóstico y las contradicciones en los informes médicos previos, queda claro que este asunto no solo tiene implicaciones médicas sino también políticas. ¿Estaba la Casa Blanca al tanto del estado del cáncer antes? ¿Se ocultaron resultados? ¿Se engañó al público durante un año electoral?
Más allá del ámbito político, persiste la inquietud acerca del manejo informativo sobre fenómenos como el “cáncer turbo” y las consecuencias derivadas del despliegue masivo de mRNA.