Joe Biden, tras dejar la presidencia, enfrenta una lucha por la relevancia y la estabilidad financiera. Después de la derrota demócrata en noviembre de 2024, sus apariciones mediáticas han sido torpes y desesperadas, destacando su reciente entrevista en BBC como un ataque a Donald Trump. Según el periodista Mark Halperin, la familia Biden se encuentra en apuros económicos, ya que sus fuentes de ingresos han desaparecido. Con su influencia política disminuida, ahora buscan recuperar terreno mediante apariciones en medios y conferencias. Esta situación refleja una caída notable para el ex presidente, quien parece estar atrapado en un ciclo de búsqueda de atención pública y monetaria.
La post-presidencia de Joe Biden se ha convertido en una búsqueda frenética de relevancia y recursos económicos. Después de la derrota de los demócratas en noviembre de 2024, el ex presidente ha reaparecido con apariciones mediáticas torpes que reflejan una clara desesperación. Su reciente entrevista con la BBC fue un ataque amargo hacia el presidente Donald Trump, acompañado de una defensa poco convincente de su propio legado.
En su aparición del jueves en “The View”, Biden mostró tal incomodidad que la revista Variety lo calificó como un “intento fallido por restaurar su legado”.
¿Qué motiva esta intensa actividad mediática? En el podcast “The Morning Meeting”, el periodista veterano Mark Halperin reveló que la familia Biden enfrenta serias dificultades económicas. Según una fuente cercana a los Biden, su acceso a financiamiento político ha sido cortado y sus emprendimientos de influencia han dejado de generar ingresos desde que abandonaron el cargo.
Una fuente “muy familiarizada con los Biden” indicó a Halperin que “Biden Inc.”, la empresa familiar que solía generar millones para mantener su estilo de vida, se encuentra ahora sin recursos. “El abrevadero está vacío, el grifo está cerrado”, afirmó Mark. “Biden Inc. necesita una nueva fuente de ingresos”.
Las obras artísticas de Hunter, que antes alcanzaban valores millonarios, ahora no tienen valor alguno. Sin su influencia política, la familia busca llenar este vacío mediante apariciones en medios y tarifas por conferencias.
Este panorama no debería sorprender. Durante años, críticos han señalado las turbias transacciones financieras del clan Biden: las actividades internacionales de Hunter, la red de sociedades limitadas y susurros sobre tráfico de influencias son evidencias claras de una familia acostumbrada a beneficiarse del poder político de Joe.
A medida que esa influencia se desvanece, parece que están optando por aprovechar los últimos destellos del protagonismo público del ex presidente para obtener ingresos a través de presentaciones mediáticas y conferencias.
Es un espectáculo triste y casi patético. El ex presidente octogenario, quien alguna vez fue el hombre más poderoso del mundo, ahora se ve reducido a buscar tiempo al aire en programas matutinos y medios extranjeros. Su familia, que siempre dependió de los beneficios derivados de su oficina, parece estar luchando por mantener el flujo económico.
Los estadounidenses merecen algo mejor que presenciar este lento desastre en desarrollo. La herencia Biden no parece ser una historia de servicio o sacrificio; más bien es un esfuerzo continuo por mantenerse a flote en un mar de incertidumbre financiera.