Un reciente estudio respaldado por la OMS ha encontrado evidencia concluyente de que los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF) emitidos por los teléfonos móviles causan tumores malignos en animales, como gliomas cerebrales y schwannomas cardíacos. Este hallazgo refuerza riesgos similares observados en humanos y ha llevado a científicos a pedir la reclasificación de RF-EMF como un "carcinógeno humano conocido". Con más de 5 mil millones de usuarios de teléfonos móviles en todo el mundo, incluso un pequeño aumento en el riesgo de cáncer podría resultar en miles de casos adicionales, especialmente entre los niños. Las recomendaciones incluyen límites de exposición más estrictos, educación pública sobre el uso seguro de dispositivos y una moratoria en el despliegue del 5G hasta que se completen estudios independientes de seguridad. La crítica se centra en las normas actuales, consideradas obsoletas e influenciadas por la industria.
Un análisis respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revelado evidencia concluyente de que los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF) emitidos por los teléfonos celulares provocan gliomas malignos, es decir, tumores cerebrales, y schwannomas cardíacos en animales. Este hallazgo refuerza riesgos similares observados en estudios realizados en humanos. Los científicos están instando a reclasificar los RF-EMF como un “carcinógeno humano conocido” (Grupo 1 de la IARC), citando estudios en animales, evidencias de daño al ADN y datos epidemiológicos humanos. Las actuales normas de seguridad de la FCC son criticadas por basarse en suposiciones obsoletas relacionadas con el calor, consideradas inadecuadas.
Con más de 5 mil millones de usuarios de teléfonos celulares a nivel mundial, incluso un pequeño incremento en el riesgo de cáncer (por ejemplo, un aumento del 10% en gliomas) podría resultar en decenas de miles de casos adicionales, lo cual es especialmente preocupante para los niños que están expuestos durante períodos prolongados. Críticos acusan a agencias como la FCC y la ICNIRP de depender de una ciencia desactualizada influenciada por vínculos con la industria. Una orden judicial emitida en 2021 obligó a la FCC a justificar sus estándares, pero esta no ha cumplido; además, las leyes impiden restricciones locales basadas en la salud sobre las torres de telefonía celular.
Las recomendaciones clave incluyen límites más estrictos para la exposición, educación pública sobre el uso seguro de dispositivos (como evitar el contacto directo con el cuerpo) y una moratoria sobre el despliegue del 5G hasta que se completen estudios independientes sobre seguridad. Más de 200 trabajos científicos documentan daños biológicos no térmicos ignorados por las políticas actuales.
Un estudio innovador encargado por la Organización Mundial de la Salud ha determinado que los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF), emitidos por teléfonos celulares y dispositivos inalámbricos, son carcinógenos “de alta certeza” en animales. Estos campos causan gliomas malignos y schwannomas cardíacos, tumores que también se han vinculado al uso humano del teléfono celular. Publicado en Environmental International, este análisis sistemático abarca 52 estudios en animales y ha desencadenado llamados entre científicos para clasificar los RF-EMF como un “carcinógeno humano conocido” y revisar los estándares globales de exposición. Los hallazgos contradicen suposiciones regulatorias antiguas y aumentan las preocupaciones sobre el rápido despliegue del 5G.
La revisión respaldada por la OMS encontró evidencia “de alta certeza” que establece que la exposición a RF-EMF causa gliomas, un tipo agresivo de tumor cerebral, así como schwannomas cardíacos malignos en animales. Ambas formas cancerígenas coinciden con riesgos observados en estudios epidemiológicos humanos, lo que genera alarma respecto a la exposición humana a largo plazo.
Los hallazgos del estudio se alinean con una serie de investigaciones humanas. Por ejemplo, el oncólogo sueco Lennart Hardell argumenta que las evidencias obtenidas en animales junto con estudios mecánicos que demuestran daño al ADN cumplen con los criterios establecidos por la IARC para reclasificar los RF-EMF desde su clasificación anterior como “posiblemente carcinogénico” (Grupo 2B) hasta ser considerados un carcinógeno conocido (Grupo 1).
El ICBE-EMF ha señalado más de 200 trabajos científicos que documentan efectos no térmicos sobre la salud —daños a niveles de radiación inferiores a los límites establecidos por la FCC basados en el calor—. Hardell enfatiza que los estándares actuales ignoran décadas de estudios que muestran impactos biológicos significativos como daños genéticos y cambios radicales libres.
Los críticos acusan a los reguladores de basar sus directrices en una ciencia anticuada influenciada por grupos alineados con intereses industriales como la Comisión Internacional sobre Protección contra Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP). Las limitaciones establecidas por la FCC en 1996 asumen que solo hay daño mediante calentamiento tisular —una premisa cuestionada directamente por el estudio respaldado por la OMS.
A su vez, se cuestiona a la FCC debido a una sentencia judicial del año 2021 que le ordenó justificar cómo sus estándares protegen a niños y al medio ambiente; sin embargo, no ha cumplido con dicha obligación. Mientras tanto, una sección del Acta de Telecomunicaciones impide a gobiernos locales restringir ubicaciones para torres celulares debido a preocupaciones sanitarias.
En su declaración del 27 de abril, el ICBE-EMF insta a los gobiernos a:
Científicos alrededor del mundo han firmado el Llamado Científico EMF (267 firmantes provenientes de 45 naciones), exigiendo políticas protectoras. Elizabeth Kelley, directora ejecutiva del ICBE-EMF declaró: “Los límites actuales son un peligro”.
La revisión realizada por la OMS representa un momento decisivo en el debate sobre seguridad inalámbrica. A pesar del estancamiento regulatorio existente, las evidencias científicas respaldan fuertemente a los RF-EMF como una grave amenaza para la salud. Como afirmó Hardell: “Cuando incluso organismos proindustriales reconocen riesgos, no podemos retrasar más”. La cuestión radica en si las políticas evolucionarán desde supuestos obsoletos hacia fundamentos científicos o si se permitirá que tecnologías sin control pongan en peligro generaciones futuras.
A medida que avanza la campaña legal "704 No More" promovida por CHD y ciudadanos exigen transparencia, el camino hacia adelante depende del coraje político para priorizar la salud sobre intereses industriales. Sin ello, advierten expertos, podría surgir una nueva crisis sanitaria pública marcada en el ADN de quienes hoy están expuestos.
Cifra | Descripción |
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5 mil millones | Número de usuarios de teléfonos celulares a nivel mundial. |
10% | Aumento potencial en el riesgo de gliomas debido a la radiación RF. |
$30 millones | Costo del estudio del Programa Nacional de Toxicología (NTP) de EE. UU. |
267 | Número de científicos que han firmado la apelación EMF Scientist Appeal. |