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¿Evitará Trump la Tercera Guerra Mundial?

Por Enrique_MONTÁNCHEZ
miércoles 09 de noviembre de 2016, 21:18h

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La holgada victoria de Donald Trump frente a la candidata del sistema, Hillary Clinton, materializa un profundo cambio de era que afectará a todo el planeta, no solo a Estados Unidos. El cansancio ante las continuas guerras perdidas o irresueltas, el empobrecimiento de millones de ciudadanos y la certeza de que el país está gobernado por una élite que defiende sus propios intereses, han hecho despertar al pueblo estadounidense y votar al outsider Trump, un excéntrico multimillonario que ha prometido barrer a la oligarquía corrupta, recuperar la democracia de los padres fundadores y acabar con la permanente huida adelante belicista para sostener el imperio. En este contexto, la pregunta es si el nuevo presidente será capaz de evitar la Tercera Guerra Mundial y aceptar la realidad de un mundo multipolar.

Las encuestas no han fracasado. Quienes han fracasado han sido los que, en los últimos meses, manipulaban los sondeos de opinión dando por ganadora a Hillary Clinton y despreciando la fuerza ascendente de Trump. Los medios corporativos, las grandes cadenas controladas por los poderes económicos de Wall Street y el llamado complejo industrial crearon una “realidad paralela”, inundando a la opinión pública con datos falsos para convencer al pueblo norteamericano de que Clinton II representaba la estabilidad y los valores que hicieron grande a Estados Unidos.

Ha sido apasionante seguir desde septiembre las encuestas de los medios alternativos estadounidenses que informaban de la ventaja del republicanoTrump, frente a los grandes y poderosos periódicos empeñados en presentar a la candidata demócrata como virtual triunfadora. Es obvio decir que los despachos del poder conocían perfectamente los datos de la arrolladora carrera presidencial del multimillonario Trump, hasta el punto de que llegaron a pensar seriamente en alterar los resultados del voto informatizado para dar por ganadora a Clinton. Fraude electoral que ya se produjo en las elecciones de 2000 y dio por triunfador a George W. Bush.

Las encuestas financiadas por las grandes corporaciones falsearon los resultados a favor de Clinton y silenciaron la arrolladora carrera del outsiderTrump

Ello explicaría por qué Trump en sus últimas comparecencias afirmó que no daría por válidos los resultados si Hillary resultaba vencedora. Unos y otros conocen las argucias y artimañas empleadas para hacerse con el poder. Hoy los analistas que se resisten a reconocer el papel de las corporaciones periodísticas en la manipulación de los sondeos, acuden a la explicación del “voto oculto” (los ciudadanos que mienten en las encuestas sobre su intención de voto) para explicar la holgada victoria de Trump.

Eloutsider Trump, que asegura no representar al sistema, ha obtenido 290 votos electorales frente a 228 de Clinton (cada voto electoral se asigna al candidato más votado en cada Estado). Para ser elegido presidente de Estados Unidos hace falta alcanzar 270 votos electorales de los 538 que conforman el Colegio Electoral. Por otra parte, tan abrumadora mayoría habría hecho imposible el fraude electoral con una opinión pública en alerta a través de internet y las redes sociales.

Medios alternativos estadounidenses aseguran que una parte del aparato militar y de inteligencia apoya a Trumpante una Hillary debilitada por las filtraciones de los correos

Medios alternativos publican que tanto el Pentágono como una parte importante de la CIA y la omnipresente Agencia de Seguridad Nacional (NSA), es decir, el aparato militar y de inteligencia, apoyan abiertamente a Trump, conocedoresde que Hillary Clinton tenía los pies de barro por el escándalo de los correos electrónicos filtrados por WikiLeaks, y a pesar de que dos días antes de las elecciones consiguió que su amigo el director del FBI, James Comey, retirara por segunda vez los cargos contra ella. Una presidenta en esas condiciones habría durado pocos meses en la Casa Blanca. Este nuevo acto de corrupción administrativa contribuiría a explicar por qué parte del voto de última hora se ha decantado a favor del candidato republicano. Un sistema corrompido que Trump ha prometido eliminar.

Con el fin de sintetizar lo que representa para Estados Unidos y el mundo la llegada de Donald Trumpa la presidencia el próximo 20 de enero, se detallan algunas claves:


1. La batalla interna en Estados Unidos. La sociedad norteamericana se ha dividido entre quienes quieren un nuevo modelo y forma de hacer política y los defensores del viejo sistema, instalados en una huida hacia adelante para mantener el Imperio a cualquier precio. El desencanto de los ocho años del presidente Obama, con nuevas guerras y el empobrecimiento acelerado de la población (46 millones de estadounidenses viven en condiciones de pobreza), ha sido el catalizador para la victoria de Trump.

2. Acabar con el Estado Islámico. En estos últimos años se han acumulado las pruebas de que el movimiento yihadista mundial ha sido utilizado por la Administración Obama como herramienta de carácter estratégico para crear una nueva “relación de fuerzas” que permita mantener un mundo unipolar bajo el liderazgo de Estados Unidos. No es coincidencia que el yihadismo trate de extenderse en regiones del planeta con abundantes recursos naturales como petróleo y gas

3. Consolidación de un mundo multipolar. Al presidente Trump le corresponde aceptar la existencia de un mundo con diferentes centros de poder que deben coexistir en paz. Estados Unidos ya no detenta el liderazgo. China, la Unión Europea, Rusia, los países emergentes asiáticos, latinoamericanos y africanos… conforman una realidad muy diferente a la diseñada por Washington al término de la Guerra Fría.

4. Desmontar la Tercera Guerra Mundial. El enfrentamiento entre Estados Unidos, Rusia y China ha conducido en los últimos años a una guerra mundial no declarada, pero con innumerables frentes abiertos: en Europa, Ucrania; en Oriente Medio, Siria e Irak; en África, Libia y el Sahel; en Asia, el control del mar de la China. Todo ello en medio de una ofensiva del terrorismo yihadista a escala global.

5. Guerra económica entre el dólar y el yuan chino. A los seguidores de la evolución de la economía mundial no les ha pasado desapercibida la guerra sorda desencadenada por la ya considerada primera economía mundial, China, con el fin de desplazar al dólar como moneda de referencia en el comercio mundial, y su sustitución progresiva por una cesta que integre las divisas de las grandes potencias respaldadas por las reservas de oro de los bancos nacionales. Éste será el principal problema que el multimillonario Trump tendrá que afrontar con grandes dosis negociadoras, mientras en paralelo desmonta el “escenario de guerra mundial” que, al fin y al cabo, es la causa última de esta guerra económica.

6. Acercamiento a Europa. Entre las pocas concreciones de Trump respecto a la política exterior que piensa desarrollar, sí ha sido explícito al afirmar que la OTAN está “obsoleta” y que Estados Unidos debe reducir su apoyo financiero. Nada más conocerse la victoria del candidato republicano, el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, declaró que “una OTAN fuerte es buena para Estados Unidos y buena para Europa”. Un mensaje alto y claro invitando a que el próximo inquilino de la Casa Blanca se retracte de sus afirmaciones. La cuestión OTAN, aunque parezca una cuestión secundaria, es determinante en la agenda Estados Unidos-Unión Europea. Hoy por hoy, es una incógnita cómo planteará Trump las relaciones con la UE, sumida en una crisis profunda.

7. Distensión con Rusia. No deja de ser curioso que el zar Putin apoyase desde un principio al magnate Trump como un mal menor ante e lhalcón Clinton, partidaria acérrima de las sanciones económicas para doblegar a Rusia. Si más arriba señalábamos la necesidad de desmontar el escenario de la Tercera Guerra Mundial, ésta tiene su frente más caliente en el actual enfrentamiento Rusia-OTAN en el este de Europa. La nueva Administración Trump tendrá su primera prueba de fuego a partir del 20 de enero en el capítulo de las relaciones Washington-Moscú: si ambos líderes emprenden el camino de la distensión o, por el contrario, prosigue la escalada económica, diplomática y militar. La distensión con Rusia afecta muy directamente a la estabilidad de Europa. A la crisis de las instituciones europeas no se puede sumar la incertidumbre de vivir permanentemente en un clima prebélico.

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