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Un río de Cusco, Perú, vuelve a teñirse de rojo

OpenAI | Martes 29 de agosto de 2023
Durante los meses de enero, febrero y marzo, el río Rojo en Cusco adquiere tonos rojizos debido a la erosión del óxido de hierro presente en la arenisca. El río fluye cerca de la montaña de los siete colores y luego se une al río Vilcamayo, que atraviesa el Valle Sagrado y Machu Picchu antes de convertirse en el río Urubamba y finalmente unirse al Amazonas. La montaña de los siete colores es una maravilla geológica cercana al río Rojo, con tonalidades multicolores causadas por diferentes minerales. Se recomienda visitar durante la estación seca entre mayo y septiembre.

Durante los meses de enero, febrero y marzo, el río Rojo, ubicado al sur de la cordillera de Vilcanota, muestra una impresionante variedad de tonos rojizos. Es un fenómeno natural que ha dejado perplejos a observadores de todo el mundo. El río Rojo, situado en la provincia de Canchis, región de Cusco, se tiñe de colores rojizos durante los meses de invierno, lo cual ha generado asombro a nivel mundial.

Nunca deja de sorprender Cusco, conocido como el ombligo del mundo, por sus maravillas turísticas. Entre sus tesoros más destacados se encuentra el río que refleja su característica más intrigante en su nombre. Durante los periodos lluviosos, principalmente en enero, febrero y marzo, el río Rojo adquiere su distintivo color carmesí fluyendo cerca a la imponente montaña de los siete colores.

La transformación cromática temporal en la región es causada por la combinación de estos minerales. El óxido de hierro presente en la arenisca se erosiona cuando llueve, y los residuos resultantes dan al lecho del río un distintivo matiz rojizo. A medida que pasa el tiempo, el río puede adquirir un tono marrón. En los primeros 5 kilómetros desde su origen, cerca del valle de la montaña de los siete colores, el río muestra su tonalidad roja. A medida que sigue su curso y se encuentra con otros arroyos y pequeños ríos, su color intenso se diluye. Estos afluentes convergen en el río Vilcamayo, que atraviesa el Valle Sagrado de Cusco y pasa por la emblemática ciudadela de Machu Picchu. Más adelante, este río toma el nombre de Urubamba y se sumerge en el famoso cañón Pongo de Mainique antes de adentrarse en la selva y finalmente unirse a las imponentes aguas del río Amazonas.


El nombre de este río, conocido localmente como Palquella Pucamayu, tiene su origen en el idioma quechua, que fue el idioma oficial del Imperio Inca. Tanto para los habitantes de la región como para la naturaleza y la cultura, este río representa un tesoro invaluable. En quechua, "Palquella" significa "rama pequeña" y "Pucamayu" se traduce como "río rojo". Para descubrir este tesoro oculto, existen dos opciones principales disponibles. Los viajeros pueden elegir experimentar el transporte público local, comenzando el recorrido tomando un autobús en la avenida Huayruropata de Cusco y siguiendo la ruta Cusco-Sicuani.

Después de aproximadamente dos horas de viaje, se requiere que se bajen en el distrito de Pitumarca. A partir de ahí, pueden continuar en un auto colectivo durante unos 10 minutos para llegar a la comunidad de Japura. Es importante destacar que este tramo no está pavimentado, lo que le da al viaje un carácter más aventurero. Si prefieren la comodidad y la practicidad, también hay opciones de tours guiados que facilitarán el transporte hasta la base de la montaña.

Ubicada a una altitud de 5200 metros sobre el nivel del mar, la montaña de los siete colores es una maravilla geológica que ha sido esculpida por la naturaleza durante miles de años. Sus tonalidades multicolores son el resultado de los diferentes minerales presentes en las capas de roca, creando un paisaje que parece sacado de un sueño. Además, se encuentra cerca del río Rojo.

El proceso geológico que incluye la sedimentación, oxidación y otros fenómenos es responsable de los colores de la montaña. Los distintos minerales, como la arcilla roja, las fangolitas y las arilitas, dan lugar a cada tonalidad. Para las comunidades indígenas de la zona, este lugar sagrado es considerado el hogar de los Apus, espíritus de las montañas. El clima en la montaña puede cambiar drásticamente debido a su elevada altitud. Aunque se reconoce por su vibrante paleta cromática, en ocasiones la niebla o la lluvia pueden ocultar su belleza en minutos. Se recomienda visitarla durante la estación seca, entre mayo y septiembre, aunque recibe visitantes durante todo el año.

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