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Emoción en Túnez: el presidente Saied destituye a varios cargos mientras que Ennahda se prepara para su posible fin

(Foto: TW).
Ana Velasco Peláez | Martes 27 de julio de 2021
Túnez parece vivir una nueva Primavera Árabe, aunque todavía es pronto para calcular el alcance de las medidas tomadas por su presidente, Kaïs Saied. La noche del domingo, Saied destituyó a tres ministros, horas después de haber destituido al primer ministro. Este podría ser el fin del Movimiento Ennahda, aliados de los Hermanos Musulmanes. Las calles de la capital se llenaron de ciudadanos emocionados.

Kaïs Saied es el presidente de Túnez desde que ganara las elecciones presidenciales en 2019, sobre todo gracias al voto de los jóvenes. Saied es un político moderado, frente a los conservadores e, incluso, radicales, como los representantes del partido Ennahda, que apoyan el movimiento islamista. De hecho, en las mismas elecciones, uno de los integrantes de Ennahda quedó en tercer puesto tras la primera ronda. Saied, es especialista en derecho constitucional y, sus principales líneas políticas son: por un lado, apoya la descentralización del Estado en beneficio de la democracia local, defiende el mandato revocable para los funcionarios electos locales y, está a favor de la pena de muerte. Por otro lado, se opone a la reforma de igualdad de género y a la despenalización de la homosexualidad.

La decisión que ha tomado Saied ha sido un duro golpe para la política, puesto que entre el domingo y el lunes destituyó a tres altos cargos políticos: el ministro de Defensa, Ibrahim Bartaji, el ministro de Justicia, Hasna Ben Slimane y el de Interior, Hisham Mishi, así como horas antes destituyó al primer ministro, Hichem Mechichi. Según el decreto presidencial, los funcionarios públicos y otros encargados de la administración económica y organizativa que pertenecen a los ministerios mencionados mantendrán su puesto hasta que se nombre a sus sucesores. El presidente ha declarado que estas medidas son de carácter coyuntural y motivadas por “la peligrosa situación política del país a nivel político, sanitario y social”.

Aunque la Constitución tunecina no permite la disolución del Parlamento, avala la suspensión de sus funciones durante 30 días y es con lo que Saied ha justificado como legítima su decisión. Además, ha añadido que “no hay forma de volver a la represión” y ha descartado que se trate de un golpe de Estado. Este hecho aproxima más al Movimiento Ennahda a su eclipse, con conexiones con los Hermanos Musulmanes de Egipto. Se considera “el partido islamista más suave y democrático de la historia”. En las elecciones municipales de 2018 se alzó como la primera fuerza política, incluso en la capital y fue una mujer la que ocupó el puesto, por primera vez. Sin embargo, Ennahda no tiene buena reputación entre las personas educadas de Túnez y lo siguen acusando de radical islamista.

El domingo por la noche las calles de Túnez, la capital, se llenaron de coches y miles de personas que vitoreaban este triunfo, no solo político sino del pueblo. A lo largo del lunes, el presidente se ha reunido con representantes de la sociedad. Ni siquiera los militares pudieron contener la euforia de un posible nuevo fututo. Aún así, el lunes se volvió a la calma y Saied decretó el toque de queda hasta el 27 de agosto y prohibió la reunión de más de tres personas en espacios públicos.

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