OPINIÓN

El estado del estado (92): La verdad (XVII)

Carlos González | Viernes 02 de abril de 2021
Como acabamos de ver en los redactados anteriores, ya hemos apoyado en roca firme –en nuestra estructura física y química, en la naturaleza de la que irremisiblemente estamos hechos- los cimientos y las columnas en las que basarnos para explicar el funcionamiento de la voluntad humana. Sus tomas de decisiones. El funcionamiento de los grupos sociales organizados. La conducta de todos los seres vivos, y la expresión de todas esas voluntades de cara al exterior.

Ahora ya usaremos como un Verdadero Conocimiento Objetivo que: Todos queremos sentirnos seguros, comer y beber, que nos quieran, tener pareja, hijos y ser famosos e importantes. Y los grupos que creamos pretendemos que sean los más fuertes, importantes y eternos. ¿Decidme si esto no ha sido, es y… ¿Será? ¿Así, en todas las épocas históricas y en los distintos puntos geográficos?

Yony quiere que nos demos cuenta que en los cursos de formación de mediadores ya se explica con esa claridad: Lo que mueve a todas las partes que entran en confrontación en cualquier conflicto son… Sus intereses. Es claro que esos intereses pueden manifestarse de forma consciente –la parte lo sabe y lo reclama e intenta alcanzarlos de una u otra forma, violentamente o con pacto-, o de forma inconsciente -habla de sus ideas, dogmas, creencias, sus dioses, su ideología, en lo que cree- pero, en el fondo, un medidor se da cuenta enseguida que no persigue más que sus intereses, porque una vez que se le conceden descubrimos que su ideología ya importa poco, o que su Dios se ha tomado unas vacaciones.

Estudiadas las leyes del Conflicto ya sabemos que una ley universal es la de la Expansión Constante. Todos queremos más, y nuestra vida está constituida por los objetivos que perseguimos y el deseo constante de sobrevivir e imperar. Si estamos sanos siempre deseamos seguir adelante y alcanzar un poco más… de todo.

Claro está, que, si bien no estoy descubriendo nada, porque cualquier persona ya sabe que: “Por el interés baila Andrés”, y “Si quieres que te cante, la gallina por delante”, lo que sí debemos reflexionar, según informa Yony, es que los intereses siempre son muy variados. El niño quiere que su madre lo quiera, y le importa muy poco la hipoteca del piso. Y cualquier persona siempre quiere…Todo: Amor, dinero, paz, estabilidad, afectos, gloria y honor. Pero todos sabemos que eso es incompatible a la vez. Por ello cada uno persigue los que cree son sus intereses en sus distintos momentos y, sobre todo, en sus distintas posiciones en el conflicto de la vida.

Lo que sí es cierto es que, si estudiamos en profundidad esos intereses en cada circunstancia, de cualquier individuo, y de los grupos y agrupaciones que formamos, podemos prever cuales serán y porqué orden tratará de conseguirlos. Y también nos servirá para encuadrar y valorar a cada uno en función a lo que quiera. Unos buscan amor y convivencia en los demás y están dispuestos a servir si hace falta, y otros solo quieren dinero o intereses egoístas directos. En el caso de que aceptásemos en la vida corriente esta gran verdad objetiva que ya todos conocemos, nos resolvería de forma sencilla y fácil un gran montón de problemas. Y así, ¿Qué le mueve a un político, su deseo de servir, o el de hacerse importante y famoso? Lo dejo ahí. ¿Qué le mueve a un artista, y en qué cuantía uno o lo otro, el servir a su público o el ganar dinero y ser famoso, libre e independiente? ¿Dónde está el límite de una cosa y la otra? Si analizamos en profundidad preguntas como estas veremos que nuestra concepción inicial sobre muchos temas cambia por completo.

Lo que sí quiere con rotundidad Yony, es que seamos conscientes que tenemos una base técnica y científica para explicar todo esto. Ya no es un tema de opinión ni de creencias. Cualquier átomo y molécula solo buscan sus motivaciones, quieren ante todo sobrevivir y siempre que se enfrenten a otra organización de partículas pretenderán defenderse y preponderar. Alcanzar la máxima energía que les motive y agrandarse integrando a cualquiera que puedan someter a sus fuerzas o interacciones. Es absolutamente técnico y científico que cualquier persona o grupo quiera expandirse, sobrevivir e imperar. Hacerse más grande, poderoso –rico- y obtener el máximo reconocimiento de los demás. Unos creerán que lo pueden conseguir con el dinero, otros que, con el servicio a esa comunidad, unos con amor, otros con poder. Esto ya lo planteaban los emperadores romanos ¿El ciudadano debe amarme o temerme?

Nuestros intereses, el del grupo en el que estamos integrados, los de los sub-grupos a los que pertenecemos voluntariamente u obligados, y el Juego que se inicia entre todo eso, y el cómo lo pretendamos resolver, constituye todo el enjuague de la vida.

Yony también dice que, “El cómo lo abordemos, nos va a calificar e identificar a cada uno de nosotros”.

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