OPINIÓN

Mitos modernos (II): ¿Qué pasa en Cataluña?

Carlos González | Domingo 12 de julio de 2020
Muchos intelectuales dirán que a día de hoy, en el mundo occidental desarrollado, han desaparecido los Mitos. Porque por tales entienden las religiones antiguas. U otros añadirán las ya viejas ideologías del S.XX. Y que ahora ya estamos en la cultura de la razón. Este es la tesis fundamental de Francis Fukuyama y todos sus libros, en especial el titulado, El fin de la historia y el último hombre.

Como ya no se pide seguir a un libro o profeta antiguo, por eso se dice que ya no seguimos a Mitos. Lo que no somos conscientes es que en estos momentos estamos totalmente inmersos en mitos modernos. Incluso disponemos de alguno un poco más antiguo, como el del Nacionalismo, que se implantó contra la iglesia católica y los imperios familiares del S. XVI. En base a él nació Holanda, Suiza o partes de Alemania. Y en base a él se unificó Italia.

Los mitos modernos, aunque no se les quiere reconocer como tales, están por este orden de importancia: La Libertad. La igualdad, La Ética, La Justicia….

Nadie sabe exactamente qué significan. Cuando se profundiza un poco en su análisis comprobamos que lo que para unos es Libertad, es para comprar o vender esclavos –se libró una terrible guerra para ello- para otros es crear un estado nuevo, y para otros es oprimir a minorías por la idea de que todos pensemos parecido, lo que en realidad se pretende es que todo el mundo debe pensar como las costumbres mayoritarias imponen. Por ejemplo ser libres es seguir todos a una religión mayoritaria o utilizar en exclusiva una lengua o un modo de escritura. Para otros libertad es que cada uno crea en lo que quiera aunque al final nadie pare ni en los semáforos, y para otros es utilizar una lengua o escritura aunque descienda su uso hasta las simples familias, y no sea posible tener una única lengua oficial ni siquiera en una comunidad de cien personas.

Si analizamos el Mito moderno de la igualdad nos perdemos aún antes. Porque por tal podemos defender que los corredores salgan de una línea recta y lleguen a otra, y ello nos dice que somos justos porque salen y llegan al mismo punto y podemos medir quien gana. Pero todos sabemos que sin entrar en lo muy notorio de altura peso y músculos particulares, que harán que ningún corredor sea igual a otro, si vemos otros aspectos menos visibles todos sabemos que unos pertenecen a un país rico que gastó una fortuna en su formación y entrenamiento y otros estarán patrocinados por grandes firmas. Cualquier baremo de “Igualdad” sabemos a priori que es absurdo.

Pero el Mito que se sigue en Cataluña es uno más antiguo. Siguen al Mito del nacionalismo. Este consiste en defender una tierra con fronteras claras en la que imperará una lengua determinada, una religión, unas costumbres y unas pautas culturales que les unen. ¿Por qué es un mito? Porque no se sabe a dónde hay que llegar, cuando se alcanza el éxito y cuando no. No se sabe quién lo mide. Porque desde el principio unos dirán que esos son los criterios adecuados y otros discreparán durante toda la existencia de esa nación. No se habla de los que viven bien o los que lo pasan mal. No se establecen instituciones “Objetivas” o “Independientes” o “Técnicas”, no. Lo que se pretende es que se debe acoplar cada persona a esas creencias que constituyen la base de la nación. Pero son determinadas por los más fuertes. Adecuado es aquello que impone el bando ganador. Durante toda la vida de las naciones viejas, lo que es lo adecuado, o no, ha sido una lucha sin cuartel entre unos bandos y otros.

Si tenemos en cuenta todo lo expuesto hasta este momento comprobamos que lo que está sucediendo en Cataluña es que alrededor del 50% de la población, por la educación de sus padres, la formación de sus profesores, por seguimiento y pertenencia a una cultura, lengua y costumbres determinadas, lo que hacen esos ciudadanos es seguir por afecto a sus mayores y profesores y defender una lengua, cultura y costumbres contra otras. Lo que hacen es seguir cumpliendo el Mito del nacionalismo, que nadie sabe ni profundiza para estudiar que significa –cada uno dará sus razones propias- y se adhieren a un bando, para ellos el que denominan “La defensa de Cataluña su lengua y su cultura”. Y ellos dicen no combatir a otra, pero no aceptan que les incluyan entre los “Franceses”, o en este caso “Españoles”. Simplemente, ellos son, “Catalanes”.

Pero en ningún caso hay razonamiento alguno, porque entonces ya no habría…Fe…En el Mito.

Sobre el autor

Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados.

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