La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha clasificado el herbicida atrazina como "probablemente carcinogénico para los humanos". Este químico, ampliamente utilizado en EE. UU., es un disruptor endocrino que puede alterar las hormonas y está vinculado a un aumento en los casos de cáncer de mama y próstata. A pesar de su prohibición en la Unión Europea, la EPA permite su uso, lo que resulta en contaminación del agua potable y el medio ambiente. La IARC advierte sobre los riesgos graves asociados con la exposición a este herbicida, que afecta tanto la salud humana como la ecológica. Es urgente que se tomen medidas para prohibir su uso y proteger la salud pública.
Un químico tóxico, aprobado por el gobierno, se ha convertido en una amenaza persistente que puede permanecer en el suelo durante generaciones. Este compuesto, presente en el agua que fluye de los grifos sin previo aviso, tiene la capacidad de alterar las bases hormonales de la vida misma, manipulando el género en los anfibios y potencialmente causando problemas similares en niveles más altos de la cadena alimentaria.
Esta es la realidad del atrazina, un herbicida a base de cloro que ha saturado el paisaje estadounidense e infiltrado nuestros cuerpos durante décadas. Mientras que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) ha jugado un papel cauteloso y a menudo negligente con esta toxina, una autoridad internacional de salud ha finalmente lanzado una advertencia sobre este químico disruptor del género.
En noviembre de 2025, un grupo de trabajo compuesto por casi dos docenas de investigadores internacionales sobre cáncer publicó su veredicto en The Lancet Oncology: la atrazina es un carcinógeno del Grupo 2A, lo que significa que es «probablemente carcinogénica para los humanos». Esta clasificación por parte de la IARC, considerada el estándar global para la evaluación del cáncer, se basa en una combinación de evidencia limitada en humanos, evidencia suficiente en estudios con animales y pruebas mecánicas sólidas. Los investigadores señalaron específicamente asociaciones positivas entre la exposición a la atrazina y el linfoma no Hodgkin. Este fallo revela la verdad sobre un químico que ha sido comercializado como seguro durante décadas.
El mecanismo de daño es particularmente insidioso. Según detalla el renombrado investigador Tyrone Hayes, PhD, de la Universidad de California, Berkeley, la atrazina actúa como un disruptor endocrino. Induce la enzima aromatasa, que convierte andrógenos en estrógenos. Este secuestro hormonal puede crear una cascada de caos biológico. «Lo preocupante sobre la expresión de aromatasa y los estrógenos en mamíferos es el cáncer de mama y el cáncer prostático», explica el Dr. Hayes. Se refiere a datos alarmantes que indican un aumento del 8.4 veces en casos de cáncer prostático entre hombres que trabajan en fábricas donde se produce atrazina.
La pregunta surge: ¿cómo puede un químico clasificado como probable carcinógeno por la principal autoridad sanitaria del mundo continuar su uso generalizado en Estados Unidos? La respuesta radica en un marco regulatorio que parece estar diseñado para proteger a las industrias más que a las personas. Mientras que la Unión Europea prohibió la atrazina en 2004 debido a su contaminación generalizada del agua, la EPA ha defendido consistentemente su uso. La revisión interina del registro realizada por esta agencia en 2020 solo ofreció cambios menores en las etiquetas sin implementar salvaguardias significativas.
La negligencia regulatoria ha garantizado contaminación continua. La atrazina se aplica anualmente a aproximadamente 70 millones de libras de cultivos como maíz y caña de azúcar; sin embargo, no permanece solo en los campos. Se escapa hacia los cuerpos de agua, se filtra al agua subterránea y se dispersa por el aire. Datos del Servicio Geológico de EE.UU. encuentran consistentemente atrazina y sus productos tóxicos descompuestos en ríos y aguas subterráneas, especialmente en regiones agrícolas.
El daño causado por este químico va mucho más allá del cáncer. Como disruptor endocrino, la atrazina interfiere con las señales hormonales delicadas que rigen la reproducción, desarrollo y metabolismo. Investigaciones han vinculado su exposición con una supresión de funciones inmunológicas que pueden permitir progresiones cancerosas más agresivas.
El impacto ecológico también es significativo; por ejemplo, el escurrimiento de atrazina compromete la salud de las ostras en Chesapeake Bay al destruir sus microbios beneficiosos y abrir puertas a patógenos dañinos. Esta contaminación también afecta a los Grandes Lagos, donde se detecta atrazina en más del 75% de las muestras de agua analizadas.
La designación por parte de IARC es un llamado urgente que no puede ser ignorado. Confirma que los millones de libras de atrazina liberadas al medio ambiente cada año son más que una herramienta agrícola; son un probable catalizador para cáncer humano y otras enfermedades graves. El patrón continuo de demora y confusión por parte de la EPA debe cesar inmediatamente. La única solución verdadera es seguir el ejemplo de otros países y prohibir este veneno persistente completamente.
Fuentes incluyen:
| Cifra | Descripción |
|---|---|
| 70 millones de libras | Cantidad de atrazina aplicada anualmente a cultivos como maíz y caña de azúcar en EE. UU. |
| 200 veces | Exceso de atrazina sobre los «niveles de preocupación» para riesgos crónicos a animales según la EPA. |
| 8.4 veces | Aumento del riesgo de cáncer de próstata entre hombres que trabajan en fábricas de atrazina. |
| 75% | Porcentaje de muestras de agua en la región de los Grandes Lagos donde se detectó atrazina. |