La FDA ha retirado una regla que exigía pruebas estandarizadas de asbesto en cosméticos a base de talco, lo que deja a los consumidores sin información sobre productos potencialmente tóxicos. A pesar de que se han encontrado trazas de asbesto en cosméticos con talco, la responsabilidad de garantizar la seguridad recae ahora en la industria, conocida por su autorregulación. Este cambio ha generado críticas y preocupación, ya que incluso una sola fibra de asbesto puede causar cáncer mortal como el mesotelioma. Los consumidores enfrentan el desafío de identificar productos contaminados sin ayuda, mientras que alternativas libres de talco son difíciles de encontrar. La decisión ha sido calificada como imprudente y peligrosa por defensores de la salud pública.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) ha decidido retirar una propuesta que exigía pruebas estandarizadas de asbesto en cosméticos a base de talco. Esta medida, que se anunció al inicio de la temporada navideña, representa un retroceso significativo en los esfuerzos por proteger a los consumidores de un carcinógeno conocido que puede contaminar el talco. La responsabilidad por la seguridad regresa a una industria con un largo historial de supervisión voluntaria, dejando a millones de estadounidenses cuestionando la seguridad de productos cotidianos.
Durante décadas, los defensores de la salud han luchado por erradicar el asbesto de los productos de consumo. Este mineral, asociado con cánceres mortales como el mesotelioma, puede encontrarse naturalmente junto a depósitos de talco. La norma retirada era una respuesta directa a la Ley de Modernización de la Regulación Cosmética del 2022, que ordenaba a la FDA ampliar la supervisión sobre la seguridad. Su eliminación repentina ha suscitado críticas contundentes; Scott Faber, vicepresidente senior de asuntos gubernamentales del Grupo de Trabajo Ambiental, calificó la situación como «una locura».
El peligro no es meramente teórico. Aunque la FDA no encontró asbesto en 50 muestras en 2021, una prueba realizada por la agencia en 2019 detectó asbesto en 9 de 52 cosméticos analizados. Un análisis del Grupo de Trabajo Ambiental sobre 2,000 productos sugirió una tasa de contaminación del 15%. Faber comentó: «Nada dice felices fiestas como más cáncer». En este contexto, se vuelve evidente que se está regresando al sistema del honor.
El riesgo cancerígeno es especialmente elevado para productos que pueden ser inhalados o aplicados en áreas sensibles como la región genital. Expertos médicos advierten que incluso una sola fibra de asbesto alojada en los pulmones puede provocar mesotelioma años después. La cantidad de talco presente en los productos varía considerablemente, con algunos polvos faciales conteniendo hasta un 100% de talco.
Este cambio regulatorio impone una carga prácticamente imposible sobre los compradores. Linda Reinstein, presidenta de la Organización para la Conciencia sobre Enfermedades por Asbesto, expresó: «Esto coloca el peso sobre los estadounidenses para que intenten identificar productos contaminados, y la persona promedio no puede hacerlo porque no se puede saber sin pruebas». Añadió que las personas deberían estar indignadas.
Encontrar cosméticos libres de talco es un desafío considerable, especialmente para productos en polvo como sombras para ojos, rubores y bases donde el talco es valorado por su textura sedosa. Si bien la Sociedad Americana del Cáncer recomienda optar por alternativas sin talco o basadas en maíz, estas no siempre son fáciles de identificar o acceder. Mientras tanto, el talco permanece presente en una amplia gama de artículos, desde maquillaje hasta ciertos caramelos y tabletas, y sigue siendo clasificado como Generalmente Reconocido Como Seguro en alimentos debido a su larga historia de uso.
Las voces dentro de la industria habían expresado preocupación respecto a la regla propuesta sobre pruebas, temiendo costos elevados y falsos positivos. Christopher Phalen, del Asociación Nacional de Fabricantes, escribió que los falsos positivos podrían resultar en pérdidas significativas y litigios. En contraste, la Unión Europea ha declarado al talco como carcinógeno y planea prohibirlo en todos los cosméticos para el año 2027.
A pesar del aviso sobre su retirada, donde se menciona que buscarán un «enfoque más integral» y considerarán reglas «menos costosas», para quienes han observado cómo Johnson & Johnson retiró su polvo para bebés a base de talco del mercado norteamericano ante una ola de demandas, esta demora representa un paso peligroso hacia atrás. La representante Jan Schakowsky (D-Ill.) calificó esta decisión como «irresponsable y peligrosa».
Así nos encontramos actualmente. La promesa de una red de seguridad más estricta ha sido despojada, dejando a los consumidores navegar por el pasillo de cosméticos con una mezcla entre esperanza e inquietud. Tal vez la amenaza futura de regulaciones o la inminente prohibición europea finalmente obligue a la industria a reformular sus productos proactivamente. Mientras tanto, el peso probatorio ha pasado desde los fabricantes hacia las personas que utilizan estos bienes; un intercambio silencioso e injusto donde lo único que debería contaminar nuestro maquillaje es la duda.
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