La noticia destaca la difícil situación de los ucranianos que huyen de la región del Donbas, devastada por la guerra. Con los trenes que ya no operan hacia el este, muchos civiles y soldados se ven obligados a esperar en la última estación antes de cruzar a zonas más seguras. A medida que Rusia avanza y controla aproximadamente el 85% del Donbas, surgen dudas sobre las negociaciones de paz, con algunos dispuestos a considerar un acuerdo que implique ceder territorio a cambio de paz. Sin embargo, muchos ciudadanos y soldados expresan su firme oposición a entregar sus tierras. La exodus de personas continúa, con familias buscando refugio mientras enfrentan un entorno cada vez más peligroso debido a los ataques aéreos.
La situación en la región del Donbas, en Ucrania, se ha vuelto cada vez más crítica a medida que los trenes han dejado de operar hacia la zona oriental de Donetsk, un área que el presidente ruso Vladimir Putin ha reclamado en su totalidad. Este hecho es un claro indicativo del avance constante de las fuerzas rusas.
Ahora, la última estación operativa se encuentra en el lado occidental de la frontera de Donetsk, donde civiles y soldados aguardan con la esperanza de encontrar un medio de transporte que los lleve hacia una relativa seguridad.
En este contexto, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky ha señalado que el territorio sigue siendo el principal obstáculo en las conversaciones de paz lideradas por Estados Unidos. Mientras tanto, Andrii, un soldado que se despide brevemente de su novia Polina, expresa su escepticismo respecto a las negociaciones. Al mencionar las pláticas de paz, él se ríe y las califica como «simple charla» sin expectativas reales de resolución.
El conflicto ha llevado a un estado de agotamiento entre los soldados que buscan un breve respiro del combate. La mayoría parece exhausta mientras abordan el tren hacia el oeste para disfrutar de unos días libres. Actualmente, las fuerzas rusas controlan aproximadamente el 85% del Donbas, compuesto por las regiones de Luhansk y Donetsk. Recientemente, Rusia afirmó haber capturado la estratégica ciudad de Pokrovsk en Donetsk, aunque Ucrania sostiene que los combates continúan allí.
Denys, un soldado con dos años en el ejército ucraniano, afirma que todos están mental y físicamente agotados. A pesar del miedo palpable por los drones enemigos sobrevolando constantemente, él y sus compañeros no están dispuestos a rendirse tras tantos sacrificios. «Nadie le entregará a Putin el Donbas. De ninguna manera, es nuestra tierra», declara con firmeza.
La posibilidad de ceder territorios donde reside al menos un cuarto de millón de ucranianos no es aceptable para la mayoría. Ciudades como Slovyansk y Kramatorsk son consideradas vitales y Ucrania muestra reticencias a renunciar a estos centros estratégicos.
A medida que avanzan las conversaciones de paz, se observa un éxodo constante de civiles desde el Donbas. En Lozova, justo al otro lado de la frontera, decenas de personas llegan diariamente a un centro de recepción. Aprovechando la densa niebla para evitar ser detectados por drones enemigos, alrededor de 200 individuos logran escapar cada día.
Yevheniy y su esposa Maryna son una familia más que ha huido recientemente desde Kramatorsk junto a sus dos hijos. Maryna menciona que hay «más drones ahora» y describe cómo salir al exterior se ha vuelto extremadamente peligroso. La familia planea trasladarse a Kyiv y Yevheniy expresa su desconfianza hacia las negociaciones: «Ese lado [Rusia] no aceptará nuestros términos», asegura.
A pesar del temor generalizado, algunos ciudadanos parecen dispuestos a considerar dejar atrás sus hogares si eso significa alcanzar la paz. Oleksandr reconoce que es demasiado peligroso permanecer en su localidad; sus hijos ya han sido enviados a Alemania. Aunque considera inaceptables las demandas máximas rusas, está dispuesto a contemplar algunas condiciones del plan de paz filtrado.
Inna también busca escapar con sus cinco hijos; ya no puede ocultarles los peligros presentes en Kramatorsk. Ella confiesa haber intentado hacerles creer que los estallidos eran fuegos artificiales. Para ella lo primordial es alcanzar la paz: «En esta situación sí estaría dispuesta a renunciar a mi hogar». Ya están formulando planes para reconstruir sus vidas en otro lugar.
La deserción entre los soldados también ha aumentado significativamente desde el inicio de la invasión rusa; cerca de 300 mil casos han sido reportados hasta ahora. Serhii es uno de ellos; actualmente se encuentra escondido tras haber desertado después de que dos amigos hicieran lo mismo. Él había decidido enlistarse voluntariamente pero lamenta no haber recibido el liderazgo adecuado durante su servicio.
A pesar del temor por las circunstancias actuales y las advertencias sobre la desventaja numérica y armamentista frente a Rusia, Serhii aún considera regresar al ejército pero no oculta su pesimismo: «Si uno piensa lógicamente, no hay posibilidades». Su historia refleja una realidad compleja donde muchos enfrentan decisiones difíciles entre deber patriótico y supervivencia personal.
| Cifra | Descripción |
|---|---|
| 85% | Porcentaje del Donbas controlado por las fuerzas rusas. |
| 200 | Número de personas que llegan a un centro de recepción diariamente. |
| 300,000 | Casos de deserción o soldados ausentes sin permiso desde el inicio de la invasión a gran escala. |
| 250,000 | Número estimado de ucranianos que viven en la zona del "fortaleza de Donetsk". |