La administración de Trump enfrenta críticas por su inacción respecto al pesticida atrazine, declarado probablemente carcinogénico por la OMS. A pesar de que este químico está prohibido en más de 60 países y contamina el agua potable de 40 millones de estadounidenses, los reguladores estadounidenses continúan con su reautorización. Atrazine es conocido por ser un disruptor hormonal vinculado a defectos de nacimiento y cáncer. La falta de acción del EPA, que se basa en estudios confidenciales de la industria, pone en riesgo la salud pública, priorizando las ganancias corporativas sobre la seguridad ciudadana. Esta situación resalta una grave falla en el proceso regulatorio estadounidense y demanda una respuesta urgente para proteger a la población. Para más información, visita el enlace: https://biblioteca.cibeles.net/trump-administration-faces-criticism-for-inaction-on-atrazine-after-who-labels-the-pesticide-probably-carcinogenic/.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado al pesticida atrazina como un probable carcinógeno humano, lo que genera una fuerte crítica hacia los reguladores estadounidenses que están en proceso de reaprobar este químico, a pesar de que está prohibido en más de 60 países. La atrazina es reconocida por su capacidad de alterar hormonas y está vinculada a defectos de nacimiento, además de contaminar el agua potable de aproximadamente 40 millones de personas en Estados Unidos.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) hizo este anuncio el 21 de noviembre, destacando la contradicción entre su evaluación y la tolerancia continua por parte de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) hacia un pesticida que ha sido rechazado internacionalmente. Este hallazgo pone en evidencia la falta de acción efectiva por parte de las autoridades estadounidenses, quienes parecen priorizar los beneficios corporativos sobre la salud pública.
El grupo de trabajo que estableció esta clasificación estuvo compuesto por 22 expertos en cáncer provenientes de 12 países diferentes. Su evaluación rigurosa, considerada como el estándar mundial para identificar peligros relacionados con el cáncer, reveló evidencias provenientes de estudios epidemiológicos humanos, investigaciones con animales y análisis de laboratorio que confirman que la atrazina presenta características clave asociadas con carcinogenicidad. Entre estas se incluyen daños al ADN y estrés oxidativo, procesos fundamentales que pueden contribuir al desarrollo del cáncer.
Nathan Donley, director de ciencia ambiental del Centro para la Diversidad Biológica, expresó su preocupación señalando que “es irresponsable permitir el uso continuo de este peligroso veneno en Estados Unidos”. Esta afirmación subraya las fallas del sistema regulador estadounidense que está controlado por intereses industriales y no protege adecuadamente a las personas ni a la fauna frente a químicos perjudiciales.
Los riesgos asociados con la atrazina son bien conocidos. Este pesticida disruptor hormonal ha sido relacionado con múltiples tipos de cáncer, problemas reproductivos y defectos congénitos. Sorprendentemente, contamina el agua potable de millones en Estados Unidos, siendo el contaminante más detectado en fuentes hídricas. Un estudio realizado en 2024 que siguió a casi 50,000 aplicadores de pesticidas durante más de dos décadas encontró una correlación entre la exposición a atrazina y casos tempranos de cáncer prostático y pulmonar.
El anuncio reciente por parte de la OMS llega en un momento crítico para la administración Trump, ya que hace apenas un mes reafirmaron su apoyo a este químico. Esta decisión continúa una tendencia proindustrial que contradice promesas realizadas durante la campaña electoral. Tras su reelección, el presidente Trump prometió proteger a todos los ciudadanos contra químicos dañinos y pesticidas nocivos.
A pesar del discurso oficial, las acciones del gobierno cuentan una historia distinta. En 2020, se reanudó la aprobación del uso de atrazina eliminando protecciones para los niños y permitiendo un mayor nivel de contaminación del agua. Donley observó: “A pesar del discurso contrario, no hay mejor aliado para la atrazina que esta administración”. Las declaraciones iniciales sobre salud fueron rápidamente reemplazadas por argumentos impulsados por intereses agrícolas tras presiones y cabildeos intensos.
El problema central radica en un proceso regulador corrupto. Las aprobaciones otorgadas por la EPA dependen casi exclusivamente de evaluaciones confidenciales realizadas por las propias empresas productoras, lo cual impide que científicos independientes puedan verificar su precisión o sesgo. En contraste, los revisores del IARC solo consideran investigaciones publicadas que pueden ser examinadas críticamente por la comunidad científica independiente.
Las consecuencias derivadas de esta captura regulatoria son devastadoras para la vida humana. La atrazina ha sido catalogada como tóxica para la reproducción en California; además, se ha establecido una fuerte correlación entre su exposición y un defecto congénito conocido como gastrosquisis. Esta condición implica que los bebés nacen con sus intestinos protruyendo a través del abdomen y requiere cirugía inmediata junto con una prolongada estancia en cuidados intensivos neonatales.
Cuando un veneno es conocido por causar cáncer y defectos congénitos y es prohibido en gran parte del mundo desarrollado, su uso continuado en Estados Unidos no puede considerarse accidental. Es una decisión política que prioriza las ganancias sobre el bienestar humano y exige una oposición inmediata y contundente por parte de todos aquellos ciudadanos comprometidos con su salud y libertad.
Fuentes utilizadas para este artículo incluyen:
| Cifra | Descripción |
|---|---|
| 60 | Naciones donde el pesticida atrazina está prohibido. |
| 40 millones | Personas en EE.UU. cuyas aguas potables están contaminadas por atrazina. |
| 22 | Número de expertos que formaron parte del grupo de trabajo de la IARC para evaluar la atrazina. |
| 12 | Número de países representados por los expertos en la evaluación de la IARC. |