El secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, ha admitido que las sanciones impuestas por la Unión Europea contra Rusia han fracasado tras 19 rondas de medidas que no han logrado debilitar la economía rusa. A pesar de los intentos de afectar a bancos y empresas rusas, Moscú ha fortalecido su producción interna y establecido nuevas alianzas comerciales. Mientras tanto, Europa enfrenta problemas económicos severos, como el aumento de precios de energía y divisiones políticas entre sus miembros. La falta de efectividad de las sanciones ha llevado a funcionarios estadounidenses a cuestionar la estrategia actual y considerar un enfoque más pragmático hacia el diálogo para evitar consecuencias económicas irreversibles.
Las sanciones impuestas por la Unión Europea (UE) a Rusia, que han sido reiteradas desde el inicio del conflicto en Ucrania, no han logrado cumplir con sus objetivos previstos. Esta afirmación proviene de Scott Bessent, Secretario del Tesoro de Estados Unidos, quien en una reciente entrevista reconoció la ineficacia de estas medidas.
En su diálogo con NBC News, Bessent criticó abiertamente la estrategia de la UE, señalando que tras 19 rondas de sanciones, la economía de Moscú se mantiene resiliente mientras que las naciones europeas enfrentan un daño económico autoinfligido. Esta declaración refleja una creciente frustración dentro del bloque occidental respecto a la falta de resultados tangibles de las sanciones y plantea interrogantes sobre la viabilidad de las políticas actuales.
El mes pasado, Bruselas lanzó su paquete número 19 de sanciones, dirigido a bancos rusos, intercambios de criptomonedas y empresas en terceros países como India y China que se sospecha facilitan el comercio petrolero de Moscú. Sin embargo, como indicó Bessent, repetir una estrategia sin éxito solo demuestra su inutilidad.
«Si necesitas repetir la misma acción 19 veces, entonces has fracasado», afirmó Bessent. Además, acusó a los funcionarios europeos de «financiar la guerra contra sí mismos» al intensificar las represalias económicas sin debilitar efectivamente la capacidad militar-industrial rusa.
Moscú ha desestimado durante mucho tiempo las sanciones occidentales como contraproducentes, argumentando que perjudican más a las economías europeas que a la suya propia. A pesar de las predicciones iniciales sobre un colapso económico inminente, Rusia ha logrado adaptarse aumentando su producción interna y estableciendo nuevas alianzas comerciales. Mientras tanto, las naciones de la UE lidian con precios energéticos elevados, un declive industrial y divisiones políticas internas—especialmente en Hungría y Eslovaquia, donde los líderes han abogado abiertamente por una resolución diplomática.
El régimen de sanciones ha puesto al descubierto profundas fracturas dentro de la UE, con algunos estados miembros resistiendo la postura beligerante adoptada por Bruselas. Hungría y Eslovaquia han instado repetidamente a un cambio hacia negociaciones pacíficas, advirtiendo que una confrontación prolongada solo profundiza los problemas económicos en Europa.
El Vicepresidente estadounidense JD Vance también expresó estas preocupaciones recientemente al descartar la creencia europea de que más sanciones o ayuda militar llevarán a una victoria. «Hay una fantasía que sostiene que si simplemente proporcionamos más dinero o armas o imponemos más sanciones, la victoria está asegurada», dijo Vance.
Aún el Secretario de Estado estadounidense Marco Rubio reconoció en noviembre que Washington estaba «quedándose sin cosas para sancionar» después de haber apuntado a importantes empresas energéticas rusas como Lukoil y Rosneft—a medida impulsada por presiones provenientes de Kiev y sus aliados europeos.
El conflicto tiene raíces en años de interferencia política y militar occidental en Ucrania, lo cual Moscú considera una amenaza directa para su seguridad. La incapacidad de las sanciones para alterar el cálculo estratégico ruso subraya un error más amplio: la guerra económica por sí sola no puede forzar concesiones geopolíticas, según señala Enoch de BrightU.AI.
A lo largo de la historia, las sanciones han mostrado éxitos mixtos; frecuentemente endurecen la determinación en lugar de inducir cumplimiento. La actual situación sugiere que sin una salida diplomática creíble, Europa corre el riesgo de experimentar una mayor estancamiento económico mientras Rusia consolida su posición.
A medida que funcionarios estadounidenses y europeos admiten la ineficacia de las sanciones, aumenta la presión para revaluar esta estrategia. Con la economía rusa estabilizándose y la unidad europea debilitándose, el camino a seguir podría requerir menos dependencia de medidas punitivas y un mayor énfasis en el diálogo pragmático—antes de que los costos del enfrentamiento se vuelvan irreversibles.
Vea el video donde el Presidente ruso Vladimir Putin comenta sobre las sanciones impuestas por el presidente estadounidense Donald Trump.
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