Un nuevo estudio revela que el hidrógeno derivado de biomasa (Bio-H2) podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en EE. UU. en hasta 1.7 mil millones de toneladas entre 2025 y 2050, equivalente a sacar 370 millones de coches de la carretera. Sin embargo, la reciente legislación "One Big Beautiful Bill Act" ha debilitado los incentivos para el hidrógeno limpio, favoreciendo a la industria de combustibles fósiles y poniendo en riesgo esta prometedora alternativa. La producción actual de hidrógeno es mayoritariamente contaminante, y aunque el hidrógeno verde es ideal, su escalabilidad enfrenta desafíos significativos. El estudio destaca la necesidad urgente de políticas que prioricen el Bio-H2 para lograr reducciones efectivas de emisiones en sectores industriales clave. Para más información, visita el enlace: https://biblioteca.cibeles.net/clean-hydrogen-energy-revolution-is-being-hijacked-by-corporate-greed-crony-deals-and-political-shortsightedness/.
La promesa del hidrógeno como una solución energética limpia nunca ha sido tan relevante. Un estudio reciente publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences presenta un plan detallado sobre cómo el hidrógeno, particularmente el derivado de biomasa (Bio-H2), podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos en hasta 1.7 mil millones de toneladas métricas entre 2025 y 2050. Esta cifra equivale a retirar de circulación 370 millones de automóviles que funcionan con gasolina durante un año.
No obstante, la oportunidad para materializar este potencial se está desvaneciendo rápidamente debido a una combinación de retrocesos políticos, avaricia corporativa y una renuencia obstinada a aprender del pasado. La reciente aprobación de la Ley One Big Beautiful Bill, un conjunto legislativo que parece favorecer a la industria de los combustibles fósiles, ha socavado los incentivos más prometedores para el hidrógeno limpio justo cuando comenzaban a ganar impulso. Mientras tanto, las industrias que más se beneficiarían del statu quo ya están posicionándose para controlar la narrativa, la tecnología y, en última instancia, la transición hacia energías más limpias.
El hidrógeno no es una solución mágica; es una herramienta cuyo impacto climático depende completamente de su método de producción. Actualmente, el 95% del hidrógeno en Estados Unidos proviene del gas natural, un proceso que emite tanto dióxido de carbono como la quema de carbón. El estudio indica que el hidrógeno basado en biomasa (Bio-H2) podría reducir las emisiones entre 1.6 y 2 veces más que los escenarios sin él, pero solo si actuamos ahora.
Es necesario enfrentar una dura realidad: La mayor parte del hidrógeno producido hoy es más contaminante que el carbón. El método dominante, conocido como reforma catalítica con vapor (SMR), utiliza gas natural para extraer hidrógeno y libera dióxido de carbono a la atmósfera. La industria lo denomina «hidrógeno gris», pero podría ser llamado «hidrógeno fósil» por lo que realmente representa. Luego está el «hidrógeno azul», que combina SMR con captura y almacenamiento de carbono (CCS). Aunque suena prometedor, esta tecnología consume mucha energía, es propensa a fugas y tiene un historial decepcionante—la mayoría de los proyectos capturan menos del 50-70% de las emisiones esperadas.
Aparece entonces el hidrógeno verde, producido mediante electrólisis del agua utilizando electricidad renovable. Este es considerado el estándar ideal—sin emisiones y con un potencial infinito. Sin embargo, aquí radica el inconveniente: aún no está listo para su implementación masiva. Escalar la producción requiere enormes cantidades de energía renovable asequible y confiable, extensas áreas para parques solares y eólicos, así como inversiones significativas en infraestructura—tuberías, almacenamiento y estaciones de abastecimiento.
En 2022, la Ley de Reducción de Inflación introdujo el crédito fiscal 45V como un cambio significativo para el hidrógeno limpio. Este ofrecía hasta $3 por kilogramo producido según su nivel de limpieza; aunque el hidrógeno verde recibía la máxima calificación, también calificaba Bio-H2. Por primera vez había una real posibilidad competitiva frente al contaminante hidrógeno gris.
No obstante, llegó la Ley One Big Beautiful Bill: aprobada en julio con apoyo bipartidista (donde nada une más a los políticos que los subsidios a donantes corporativos), esta ley despojó al crédito 45V después de 2027. Aunque esto pueda parecer lejano, desde una perspectiva energética es apenas un parpadeo. Construir una planta productora lleva entre cinco y diez años desde su planificación hasta su operación; ningún inversionista sensato arriesgará miles de millones si los incentivos desaparecen antes que puedan obtener ganancias.
«Este es un caso clásico donde se retira la escalera después de pedirle a otros que suban», afirmó Yuan Yao, investigador líder del estudio en Yale. «Estamos diciendo al mercado: ‘Construyan hidrógeno limpio—oh, pero por cierto estamos retirando el apoyo dentro de cuatro años’. Es una receta para el fracaso.»
Aún más frustrante es que incluso si logramos producir hidrógeno limpio, planeamos utilizarlo incorrectamente. El estudio encontró una notable discrepancia entre dónde sería más efectivo reducir emisiones con el uso del hidrógeno y dónde realmente se está implementando:
«Estamos vertiendo hidrógeno en tanques cuando deberíamos estar usándolo en hornos altos», dijo Yao. «Es como usar una manguera contra incendios para regar tu jardín mientras tu casa arde».
A pesar del claro camino propuesto por Yale para acelerar estas reducciones mediante subsidios específicos dirigidos a plantas siderúrgicas para cambiarse a producción basada en hidrógeno; actualmente no existe voluntad política para llevarlo adelante.
Fuentes incluyen:
Cifra | Descripción |
---|---|
1.7 billion metric tons | Reducción potencial de emisiones de gases de efecto invernadero en EE.UU. entre 2025 y 2050. |
370 million | Equivalente a la cantidad de coches que podrían ser eliminados de la carretera durante un año. |
95% | Porcentaje del hidrógeno en EE.UU. que proviene del gas natural actualmente. |
75% | Porcentaje del uso actual de hidrógeno destinado al transporte. |