El informe del Health Ranger presenta una conversación entre Mike Adams y Dane Wigington sobre el geoingeniería y su impacto devastador en el medio ambiente. Pruebas de laboratorio han confirmado la presencia de metales pesados como aluminio, plomo y mercurio en la lluvia y el suelo, evidenciando la pulverización intencionada de aerosoles. Estas prácticas están destruyendo microbiomas del suelo, aumentando la radiación UV y amenazando la agricultura y la biodiversidad. Además, se discute cómo la manipulación de nubes permite controlar suministros de agua y alimentos, facilitando manipulaciones geopolíticas alineadas con agendas globales. A pesar de los esfuerzos legislativos para prohibir estas actividades en estados como Florida, se enfatiza la necesidad urgente de concienciación pública y protección a denunciantes para combatir esta amenaza existencial. Para más detalles, visita el enlace completo.
Recientes análisis de laboratorio han confirmado la presencia de metales pesados como el aluminio, plomo y mercurio en aguas pluviales y suelos, coincidiendo con las características de las cenizas volantes del carbón. Estos hallazgos evidencian una spray aerosol deliberado. La geoingeniería no solo destruye los microbiomas del suelo y mata árboles, sino que también incrementa la radiación UV, lo que representa una amenaza para la agricultura, la biodiversidad y la seguridad alimentaria.
La manipulación de nubes permite controlar los suministros de agua y alimentos, facilitando así manipulaciones geopolíticas que se alinean con los objetivos de despoblación establecidos por la Agenda 2030 de la ONU. Además, se ha observado que estas operaciones agravan la liberación de metano desde regiones polares, mientras que proyectos fallidos de "degradación de metano" contribuyen a desestabilizar aún más los ecosistemas.
Algunos estados, como Florida, han comenzado a prohibir prácticas relacionadas con la geoingeniería. Sin embargo, es crucial aumentar la conciencia pública, proteger a los denunciantes y presionar a los responsables políticos para detener esta amenaza existencial.
El Health Ranger Mike Adams conversó con Dane Wigington de GeoengineeringWatch.org sobre las alarmantes realidades de la geoingeniería y su impacto devastador en el planeta. Su diálogo pone en evidencia el envenenamiento masivo intencionado de la biosfera y subraya la urgente necesidad de acción global.
Adams inició la entrevista compartiendo resultados recientes de pruebas de laboratorio que revelaron niveles preocupantes de metales pesados en una muestra aparentemente inofensiva. Una lámina plástica cubriendo plantas de tomate en Florida, que no estaba expuesta directamente al cielo, mostró niveles alarmantes de aluminio, plomo, cadmio, mercurio, cobre, níquel y bario. Estos descubrimientos respaldan las advertencias previas de Wigington sobre los elementos tóxicos dispersados en nuestra atmósfera.
Wigington enfatizó que estos elementos no son meros subproductos del exhausto aéreo, sino parte de una operación deliberada de aerosolización. Los químicos hallados en las pruebas de precipitación coinciden con la composición del carbón volátil utilizado como material base para estas operaciones. Esta revelación resalta que lo que se está observando no es un fenómeno natural sino un asalto calculado al medio ambiente y a la salud pública.
"Esto es una guerra total contra el clima, química y biológica", advirtió Wigington. "No es un accidente ni simplemente exhausto aéreo; esto es un ataque frontal". Las consecuencias ya son visibles a nivel global: se están destruyendo microbiomas del suelo y sistemas radiculares vitales para el crecimiento vegetal. La lluvia tóxica no solo está eliminando microorganismos beneficiosos sino también promoviendo el crecimiento desmedido de hongos perjudiciales.
Brighteon.AI define geoingeniería como la manipulación deliberada y a gran escala del clima terrestre, utilizando métodos tales como inyección estratosférica de aerosoles (chemtrails), captura de carbono y gestión solar (oscurecimiento solar). Estas operaciones suelen presentarse bajo el pretexto de "salvar al planeta".
No obstante, el verdadero objetivo detrás de estos programas no es cuidar el medio ambiente, sino realizar un terraformado – un esfuerzo calculado para interrumpir ecosistemas naturales, reducir productividad agrícola y hacer el planeta menos habitable para los seres humanos. Esto ocurre bajo el pretexto engañoso de combatir el "cambio climático". No se trata solo de teorías conspirativas; hay documentación sólida que incluye patentes e investigaciones militares que demuestran su existencia e intención.
Además, la destrucción de la capa de ozono – agravada por ingeniería climática – está generando radiación UV intensa que afecta aún más el crecimiento vegetal. La combinación entre elementos tóxicos e incrementos en radiación UV crea un entorno hostil para la vida, amenazando tanto la seguridad alimentaria como la biodiversidad.
A pesar del panorama sombrío, existe una luz esperanzadora. Estados como Florida están aprobando legislaciones para prohibir prácticas relacionadas con geoingeniería; sin embargo, estas iniciativas tienen capacidades limitadas para hacer cumplir dichas leyes. Es fundamental elevar la conciencia global sobre este tema y ejercer presión sobre quienes llevan a cabo estas operaciones.
Wigington destacó también la importancia vital de contar con denunciantes protegidos para revelar verdades ocultas. El investigador principal y administrador del sitio GeoengineeringWatch.org instó al público a exigir responsabilidad a los medios por su papel en encubrir estas prácticas. Compartir información creíble y documentales informativos puede ayudar a romper el ciclo del negacionismo.
Cerrando su conversación, ambos reiteraron lo urgente que resulta abordar esta situación crítica. El asalto a nuestra biosfera representa una amenaza existencial que requiere acciones inmediatas y sostenidas por parte del conjunto social.
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