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Trump inicia revisión de exposiciones del Smithsonian para promover una narrativa patriótica

Revisión Smithsonian

OpenAI | Lunes 25 de agosto de 2025

El presidente Donald Trump ha ordenado una revisión de las exhibiciones del Smithsonian, acusando a la institución de promover narrativas que critican a Estados Unidos y omiten sus logros. Esta medida busca restaurar lo que Trump denomina "excepcionalismo americano". La Casa Blanca ha solicitado un análisis de exposiciones clave, incluyendo el Museo Nacional de Historia Americana y el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, para garantizar representaciones "históricamente precisas y edificantes" del patrimonio estadounidense. La controversia se centra en la exhibición "Entertainment Nation", criticada por su enfoque sobre la cultura pop americana a través de estereotipos raciales. Este conflicto refleja una lucha cultural más amplia sobre cómo se debe enseñar la historia en los museos mientras Estados Unidos se aproxima a su 250 aniversario.



El expresidente Donald Trump ha intensificado sus críticas hacia la Institución Smithsonian, acusándola de promover narrativas que se centran en los defectos de Estados Unidos mientras ignoran sus logros. En este contexto, el mandatario ha calificado a dicha institución como «fuera de control» y ha solicitado una revisión exhaustiva de las principales exhibiciones de sus museos, incluyendo el Museo Nacional de Historia Americana y el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana.

La administración de Trump busca que estas exhibiciones presenten representaciones «históricamente precisas y edificantes» del patrimonio estadounidense. Uno de los puntos más controvertidos es la exhibición titulada «Entertainment Nation», la cual ha generado reacciones negativas debido a su enfoque sobre la cultura pop estadounidense a través del colonialismo y estereotipos raciales, como la asociación entre Mickey Mouse y el blackface.

Un debate cultural en auge

Los partidarios de esta revisión argumentan que los museos financiados por los contribuyentes deberían celebrar los logros estadounidenses, mientras que los defensores sostienen que confrontar la historia difícil es esencial para una comprensión completa del pasado. Este debate refleja una guerra cultural más amplia sobre la educación histórica en Estados Unidos, especialmente a medida que el país se aproxima a su 250 aniversario.

Trump ha mantenido una lucha constante contra lo que denomina ideología «woke», dirigiendo ahora su atención hacia la Institución Smithsonian, considerada la red de museos más prestigiosa del país. En un mensaje publicado en Truth Social, Trump acusó a estos museos de difundir narrativas que desmerecen a Estados Unidos al tiempo que omiten sus éxitos. Esta acción sigue a una orden ejecutiva emitida en marzo con el objetivo de restaurar lo que él considera «verdad y cordura» en los sitios históricos estadounidenses.

Críticas y defensas

En su publicación, Trump expresó: «El Smithsonian está fuera de control; todo lo discutido es cuán horrible es nuestro país, cuán malo fue la esclavitud y cuán poco lograron los oprimidos». Afirmó que no hay nada sobre el éxito ni sobre un futuro brillante.

Una semana antes, la Casa Blanca había enviado una carta al secretario del Smithsonian, Lonnie Bunch III, exigiendo una revisión integral de las exposiciones en museos clave. Esta situación recuerda anteriores conflictos entre Trump y universidades por supuestos sesgos ideológicos, donde su administración retuvo fondos federales a instituciones consideradas violadoras de políticas que promueven el patriotismo.

A pesar de las intenciones declaradas por parte del gobierno para llevar a cabo esta revisión colaborativa en busca de representaciones inclusivas del patrimonio estadounidense, críticos advierten que podría tratarse de censura gubernamental, poniendo en riesgo la preservación de reflexiones históricas difíciles pero necesarias.

A medida que se establece un plazo para implementar cambios correctivos dentro de 120 días, surgen interrogantes sobre cómo equilibrarán los curadores las directrices políticas con la integridad académica. La cuestión central radica en si los museos deben servir como monumentos al patriotismo o como foros para un discurso crítico sobre la historia nacional.

Este conflicto no solo tiene implicaciones inmediatas para las instituciones culturales sino también para cómo futuras generaciones aprenderán acerca del pasado estadounidense.

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