OPINIÓN

El estado del estado (XII): Historia de los españoles

Carlos González | Sábado 06 de junio de 2020

Ya ha quedado claro que a Yony le gusta mucho Granada. No puede por menos que interesarse por la historia de los españoles. Por otra parte no es un tema baladí, hemos protagonizado el gran paso de la humanidad de las viejas religiones al mundo de la legalidad escrita, España fue la primera potencia mundial en el S. XVII, justo en el abandono de las viejas estructuras, con la Paz de Westfalia, y la entrada en el llamado mundo moderno.



Para conocer una parte de esa historia, Yony se ha colado de incógnito en una visita programada al museo de la Guardia Real. El gran humorista e ilustrador gráfico Fernando Corella, que ha publicado un cuento ilustrado sobre la historia de dicha guardia, había organizado la misma para un grupo de amigos, todos ellos miembros de la Peña Periodística Primera Plana (PPPP, la que concede los premios naranja y limón) y algunos familiares. Todos fuimos recibidos por el comandante Peñarroya y el brigada Pérez Rubio, este nos guio con un extraordinario alarde de conocimientos de la historia de España, y más en concreto de los entresijos pasados de dichos guardianes de los distintos jefes del estado y sus épocas, desde su nacimiento, con los Monteros de Espinosa antes del año mil en vida del tercer conde de Castilla, hasta nuestros días. Y nos ha contado de forma extraordinaria todos los avatares de dicha institución y sus anécdotas.

No puede por menos que sorprendernos de cómo este tipo de instituciones reflejan con una claridad absoluta las distintas épocas por las que hemos pasado, y han sido fiel reflejo y poso de todos los avatares políticos, económicos, sociológicos e ideológicos de cada momento de nuestra historia.

Ya desde su propio alumbramiento, cuentan las leyendas que la madre del conde quiso asesinarlo y una cocinera lo oyó sin querer y no pudo por menos que contárselo a un paje del conde, este, muy temeroso, decidió confesarle el secreto a su amo y arriesgarse a que este prefiriese la versión de la que le alumbró, pero funcionó, porque el hijo, al recibir un vino de manos de su madre, decidió que esta lo probase primero, lo que la llevó a la muerte demostrando la fidelidad del paje. El conde agradecido concedió a su guardián el encargo de crear su guardia personal, lo que llevó más de mil años después a la actual Guardia real.

El brigada Pérez Rubio, sabio en lo suyo, supo explicarnos profusamente uniforme y armas, cantidades y calidades, así como con detalle las múltiples anécdotas que sobre dichos hombres, y hoy mujeres, han recogido los libros de historia. Desde la nacionalidad de los que defendían a Carlos I hasta los que protegían al futuro Felipe V, y como su actuación en el campo de batalla fue determinante en varias batallas, pero sobre todo en la de Almansa.

Toda historia está llena de traición y heroísmo, así como de la maldad y ambición desmedida de los que usan estas instituciones para sus fines -Fernando VII la usó contra su pueblo para afianzar su poder absoluto, y Franco para el alejamiento de su propio ejército, y demostrar que los españoles no podían proteger a su jefe de estado-. Prueba de ello es que la guardia exterior de Isabel II traicionó su cometido y permitió que entraran a palacio siendo una niña para intentar secuestrarla, y la guardia interior resistió frente a un número muy superior y la protegió como era su deber.

En dicha visita comenzamos por la sala que fue decorada, como si de un perfecto mudéjar español se tratase, para que la “Guardia Mora” de Franco se sintiese igual que en su casa. Con decoraciones con Suras del Corán y una pequeña fuente en el centro para realizar simbólicamente sus abluciones, y terminamos en los coches que se usan actualmente en las visitas de personalidades extranjeras. Él nos contó con detalle su historia y procedencia.

Tanto los Alemanes, Borgoñones, Franceses hasta Marroquíes que prestaron servicio en la misma, reflejan fielmente los avatares internacionales de nuestra historia, la evolución de uniformes y armas, sin dejar de lado los grados y títulos necesarios para llevar a cabo el cometido.

El propio brigada Pérez Rubio es un fiel reflejo de nuestra historia, no puede por menos Yony de sorprenderse por el hecho de cómo personas individuales pueden dignificar una institución -tal como hizo el primer guardia real aún sin ser nombrado- en este caso con el amor que este guía del museo ha dedicado a nuestra historia, a su conocimiento y a la explicación y enseñanza de la misma a través de la propia historia de la Guardia real. Nos ha contado pelos y señales sin significación política alguna. Con un enorme cariño a su trabajo, solo con el deseo de prestar el mismo con la máxima profesionalidad posible.

Ojalá en dicha historia muchos llamados poderosos se comportasen con la mitad de dignidad que el brigada Pérez Rubio realiza su trabajo y expone, para quien quiera visitarlo, las luces y las sombras de una institución absolutamente necesaria.

Alguien debe dar seguridad, para que lleve a cabo su trabajo, al que en ese momento sea el jefe del estado Español.

Sobre el autor

Carlos Gonzàlez-Teijòn es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial, Letras de autor.

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