El Gran Barrera de Coral ha alcanzado su quinto nivel más alto de cobertura coralina desde que comenzaron los registros en 1985, según el Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS). A pesar del evento de blanqueamiento de 2024 vinculado a El Niño, la recuperación está en marcha y no se han observado nuevos casos de blanqueamiento desde julio de 2024. Los medios enfatizan narrativas de "puntos de inflexión" mientras que los datos muestran una notable recuperación coralina en los últimos cinco años. El análisis del Dr. Peter Ridd revela que los niveles actuales de coral son el doble que los mínimos de 2012, desafiando las afirmaciones sobre daños irreversibles. Los programas de control de estrellas de mar corona de espinas están mostrando resultados positivos, aunque las agendas políticas a menudo eclipsan la ciencia. La historia del Gran Barrera de Coral demuestra su capacidad para adaptarse y recuperarse, lo que subraya la importancia de basar las discusiones sobre su salud en evidencia científica en lugar de alarmismo mediático. Para más información, visita el enlace.
El Gran Arrecife de Coral ha alcanzado su quinto nivel más alto de cobertura coralina desde que se iniciaron los registros en 1985, según el Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS). Este hecho contrasta con las afirmaciones apocalípticas difundidas por algunos medios de comunicación alineados con activistas, como la BBC y The Guardian. A pesar de un descenso provocado por el evento de blanqueamiento impulsado por El Niño en 2024, los datos sobre el crecimiento del coral revelan un ecosistema resiliente que ha demostrado su capacidad de recuperación. Sin embargo, los medios continúan presentando fluctuaciones ecológicas como colapsos irreversibles, alimentando así una narrativa alarmista sobre el clima y dejando de lado los mecanismos de recuperación probados y los ciclos naturales.
Las encuestas recientes realizadas por AIMS indican que la cobertura coralina en la zona central del arrecife es del 28.6%, superando su promedio a largo plazo del 19.8%, con una notable disminución en la prevalencia del blanqueamiento a principios de 2025. Un total de 338 evaluaciones sobre la salud del arrecife realizadas entre junio y julio de 2025 no encontraron blanqueamiento activo, marcando una recuperación tras el impacto máximo del evento de 2024. Es importante destacar que el arrecife ha alcanzado niveles récord o casi récord de coral durante cinco años consecutivos.
A pesar de estos datos positivos, titulares como “La mayor caída anual desde que comenzaron los registros” emitidos por la BBC han amplificado el pánico. Esta forma de presentar la información ignora el contexto: la caída estadísticamente marginal en 2025 sigue a cuatro años de crecimiento sin precedentes, y los niveles actuales siguen siendo el doble que los mínimos registrados en 2012, según el Dr. Peter Ridd, un científico marino experto en el Gran Arrecife. “Si las afirmaciones alarmistas sobre el blanqueamiento fueran ciertas, no quedaría coral”, escribió Ridd en The Australian, señalando que los corales Acropora, que son vulnerables al calor y a las estrellas de mar, dominan la recuperación.
Los datos proporcionados por AIMS atribuyen los daños principalmente a brotes de estrellas de mar corona-de-espinas (COTS), ciclones e inundaciones localizadas, más que al calentamiento causado por actividades humanas. Los esfuerzos actuales para controlar las COTS—que se centran en infestaciones en 237 arrecifes desde julio de 2024—han reducido la densidad de estas estrellas marinas a la mitad en zonas prioritarias, lo cual es considerado “crítico” para la resiliencia del ecosistema.
A lo largo del tiempo, activistas han citado eventos masivos repetidos de blanqueamiento desde 1998 para retratar al arrecife como gravemente enfermo. Sin embargo, Ridd señala que estos eventos extremos siempre han ocurrido durante oscilaciones naturales de temperatura a las cuales los corales han sabido adaptarse históricamente. Un estudio realizado en 2011 documentó una salud estable del arrecife entre 1995 y 2009, desmintiendo las afirmaciones sobre un declive constante.
La presión por soluciones “Net Zero”, como el llamado de AIMS a reducir gases de efecto invernadero, enfrenta escepticismo. Ridd advierte que los modelos climáticos simplifican excesivamente la dinámica del arrecife, ignorando la capacidad de recuperación natural de los corales ante situaciones adversas. La propia Autoridad del Arrecife cita brotes de COTS e inundaciones—procesos naturales—como amenazas más significativas.
“Las instituciones científicas como AIMS pierden credibilidad cuando utilizan la incertidumbre como arma”, afirmó Ridd, mencionando frases como “régimen proyectado de perturbación bajo cambio climático” como especulativas. Argumenta que los niveles actuales de cobertura coralina demuestran que la resiliencia del arrecife supera con creces los temores expresados por activistas.
La historia del Gran Arrecife demuestra su capacidad para adaptarse y sobrevivir. A pesar de contratiempos periódicos como el fenómeno El Niño en 2024, los datos confirman que sigue siendo más saludable que muchos años desde 1985. No obstante, el enfoque mediático en mitos sobre “puntos críticos” desvía la atención hacia soluciones pragmáticas, tales como el control de las estrellas corona-de-espinas y una gestión localizada adecuada.
Como concluye Ridd, el Gran Arrecife es “un lugar tan hermoso… ha mostrado una capacidad inherente para recuperarse”. Quizás el verdadero punto crítico radica en superar dogmas climáticos y abrazar evidencias—a lección incluso para lo que se considera “ciencia establecida”.
Fuentes utilizadas para este artículo incluyen:
Cifra | Descripción |
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28.6% | Coral cover en la zona central del arrecife. |
19.8% | Promedio a largo plazo de coral cover. |
Doble que 2012 | Niveles actuales de coral comparados con los de 2012. |
50% | Reducción de densidad de COTS en zonas prioritarias. |