CLAVES

Sospechoso y oportuno accidente aéreo donde murió la hermanastra de bin Laden que iba a declarar sobre el 11-S

Enrique_MONTÁNCHEZ | Miércoles 05 de agosto de 2015
La hermanastra de Osama bin Laden, que murió el 1 de agosto al estrellarse en el sur de Inglaterra el jet privado en el que viajaba junto a la madrastra del que fuera líder de Al Qaeda, viajaba a Londres para declarar ante la Comisión Chilcot sobre la participación de príncipes saudíes en los atentados contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

El embajador de Arabia Saudí en el Reino Unido, príncipe Mohammed bin Nawaf al Saud, confirmó que resultaron muertas las cuatro personas que viajaban en el jet propiedad de la familia bin Laden, pero no indicó la identidad de los fallecidos. En el transcurso de la investigación policial se ha desvelado que uno de los pasajeros era Sana bin Laden, hermanastra de Osama. Los otros tres serían Rajaa Hashim, madrastra de Osama; Sana bin Laden, su marido Zuhair Hashim, y el piloto, de origen jordano.

La prensa británica se pregunta sobre el extraño accidente, que se produjo sólo dos días antes de la comparecencia que Sana bin Laden iba a realizar ante la comisión de investigación impulsada por Sir John Chilcot, sobre el papel desempeñado por el Reino Unido en la invasión de Irak para desmantelar las inexistentes armas de destrucción masiva. Los trabajos de la Comisión han dado un giro inesperado al surgir nuevas informaciones sobre la supuesta participación de dos jeques saudíes en la financiación del 11-S.
El jet privado se estrelló inexplicablemente en un aeropuerto británico que había utilizado en los últimos meses
Así, The Guardian -periódico de tendencia laborista- ha alertado sobre las “zonas oscuras” del accidente. El rotativo londinense se pregunta cómo el avión Embraer Phenom 300 se estrelló a pocos metros de la pista del aeropuerto de Blackbushe, en el condado de Hampshire/Surrey, que ya le era familiar al piloto pues la había utilizado en los últimos meses. Señala además que el aeropuerto cuenta con ayudas a la navegación aérea de alta tecnología.

El avión, con una longitud y envergadura de 16 metros, dos motores y un coste de 10 millones de euros, estaba equipado con el moderno “fly-by-wire”, un sistema electrónico que reemplaza los controles de vuelo manuales, considerado muy seguro. Además, la pista de aterrizaje está equipada con el Indicador de Trayectoria de Aproximación de Precisión (PAPIS, por sus siglas en inglés), que permite al piloto ver a distancia si se aproxima demasiado alto o demasiado bajo.

En las redes sociales se han disparado las especulaciones sobre un atentado con el fin de impedir que la hermanastra de Osama bin Laden desvelase datos comprometedores sobre la autoría del 11-S. Aseguran que con dispositivos radioelectrónicos desde tierra se puede interferir el sistema “fly-by-wire” cuando el avión está a punto de aterrizar, provocando que se vuelva ingobernable y termine estrellándose.

La comisión Chilcot es una iniciativa privada a partir de la propuesta del ex primer ministro laborista Gordon Brown de dar al conocer al pueblo británico las “lecciones aprendidas” de la guerra de Irak forzada por el entonces primer ministro británico, el también laborista Tony Blair, junto con el presidente de Estados Unidos, George Bush.

Tanto Blair como Bush presionaron a sus respectivos servicios de inteligencia para que elaborasen informes sobre la existencia de arsenales de armas de destrucción masiva ocultos por el dictador Sadam Hussein, lo que justificó la invasión del país.

La Comisión está formada por un Comité de Consejeros privados -Sir John Chilcot (presidente), Sir Lawrence Freedman, Sir Martin Gilbert, Sir Roderic Lyne y la baronesa Usha Prashar- y cuenta con el aval de la Cámara de los Comunes. Su objetivo es “identificar todas aquellas lecciones que puedan servir para que si el Reino Unido se enfrenta a una situación similar en el futuro, el gobierno de turno esté en las mejores condiciones de responder de la manera más efectiva para los intereses del país”, señala en su documento fundacional.
Sana bin Laden iba a aportar pruebas ante la Comisión Chilcot sobre la financiación del 11-S por dos príncipes saudíes muertos sospechosamente de sendos infarto
Las sesiones de investigación comenzaron el 24 de noviembre de 2009 y concluyeron el 2 de febrero de 2011. Casi seis años después de que fuera encargado de presidir la investigación oficial sobre la invasión británica de Irak, sir John Chilcot sigue negándose a dar un plazo para la publicación del informe ante las pruebas que se van acumulando, señala The Guardian.

El retraso se debe al denominado proceso de “Maxwellisation” de la Comisión, método por el cual los testigos que pueden verse criticados en el informe tienen una nueva oportunidad para refutar las críticas. El 25 de julio el propio Chilcot, en una carta al Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento, aseguró que “se estaba haciendo un progreso significativo” en la investigación.

Es en este contexto de nuevas aportaciones de los testigos donde se debía producir la comparecencia de la hermanastra de Osama Bin Laden, que su muerte en el accidente del avión ha frustrado.

Sana bin Laden, según diplomáticos europeos que citan fuentes de inteligencia francesas, iba a aportar pruebas sobre la financiación de los atentados del 11-S por parte de los príncipes saudíes Fahd bin Salman y Ahmed bin Salman.

Los dos príncipes murieron en circunstancias sospechosas con un año de diferencia. El príncipe Fahd, hijo mayor del actual Rey de Arabia Saudí Salman bin Abdulaziz, falleció en Riad por una insuficiencia cardiaca el 25 de julio de 2001, a los 46 años de edad. El príncipe Ahmed también murió de insuficiencia cardiaca en Riad un año después, el 23 de julio de 2002, a los 43 años. Medios de prensa estadounidenses afirmaron que Ahmed bin Salman tenía conocimiento previo de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Sana habría tenido acceso, a través de su hermanastro Osama bin Laden y los dos príncipes citados, al entramado financiero del 11-S que presuntamente señala a miembros de la familia real saudí. Su muerte, así como la de la madrastra de Osama y su marido, cierra, de momento, una puerta que se adivinaba clave para desentrañar la autoría ideológica del mayor atentado terrorista registrado en Estados Unidos.

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