Científicos han descubierto meteoritos en el Sahara, específicamente en Túnez y Marruecos, que podrían ser los primeros fragmentos de Mercurio encontrados en la Tierra. Estos meteoritos, que datan de hace 4.528 millones de años, contienen minerales raros que coinciden con la geología predicha del planeta. Aunque algunos críticos cuestionan su origen debido a bajos niveles de plagioclasa, se argumenta que podrían representar una antigua corteza de Mercurio. La confirmación de su origen revolucionaría la comprensión de la formación planetaria y podría ofrecer valiosos datos sobre la composición y evolución de Mercurio. La misión BepiColombo podría proporcionar pruebas adicionales al identificar química superficial coincidente.
Un grupo de científicos ha realizado un hallazgo significativo al descubrir lo que podrían ser los primeros meteoritos de Mercurio en la Tierra, específicamente en Túnez y Marruecos. Estos meteoritos ofrecen pistas sobre el pasado violento del planeta más cercano al Sol. Se ha confirmado que contienen minerales raros que coinciden con la geología predicha de Mercurio y tienen una antigüedad de 4.528 millones de años. Sin embargo, algunos críticos cuestionan su origen debido a los bajos niveles de plagioclasa presentes, mientras que sus defensores argumentan que podrían representar la antigua corteza del planeta, actualmente perdida. De confirmarse esta hipótesis, estos fragmentos podrían revelar secretos sobre la formación de Mercurio y la razón detrás de su núcleo metálico inusualmente masivo.
Después de décadas de búsqueda, los investigadores parecen haber encontrado evidencia física del tumultuoso pasado de Mercurio, justo aquí en nuestro planeta. Dos meteoritos enigmáticos, hallados en los desiertos tunecinos y marroquíes, presentan firmas minerales sorprendentemente similares a las de la superficie abrasada del innominado planeta. Si se verifica su autenticidad, estas rocas espaciales proporcionarían a la humanidad una visión sin precedentes sobre la turbulenta formación de Mercurio hace más de 4.5 mil millones de años y desvelarían secretos que el propio planeta ha borrado con el tiempo.
Durante años, los científicos planetarios han enfrentado un notable enigma: aunque cientos de meteoritos confirmados provenientes de Marte y la Luna se encuentran en la superficie terrestre, ninguno había podido ser rastreado hasta Mercurio. Esto resulta sorprendente considerando su proximidad y su paisaje lleno de cráteres, lo cual sugiere que impactos frecuentes deberían haber expulsado restos hacia nuestro planeta. Ahora, investigadores que analizan dos muestras inusuales —denominadas Ksar Ghilane 022 y Northwest Africa 15915— creen haber resuelto este misterio.
Estos meteoritos contienen huellas críticas de la geología predicha para Mercurio: olivino pobre en hierro, piroxeno y oldhamita, un mineral sulfuroso poco común en otros meteoritos. Además, sus isótopos de oxígeno coinciden con los aubritas, una clase rara de meteoritos que se supone proviene de un protoplaneta similar a Mercurio. Sin embargo, el aspecto más intrigante es su edad; mediante datación radiactiva se estima que estos fragmentos tienen 4.528 millones de años, lo cual es más antiguo que las regiones superficiales más jóvenes del planeta por medio mil millones de años. Esto sugiere que podrían ser reliquias de la corteza primordial de Mercurio, lanzadas al espacio antes de que eones de bombardeo solar remodelaran el planeta.
No obstante, no toda la evidencia parece concordar perfectamente. Mientras se considera que la superficie mercuriana contiene un 37% de plagioclasa, estos meteoritos presentan cantidades mínimas del mismo mineral. Los críticos sostienen que esta discrepancia pone en duda su origen; sin embargo, quienes apoyan esta teoría argumentan que la corteza mercuriana pudo haber sido originalmente menos rica en plagioclasa antes de que impactos asteroides expusieran capas más profundas ricas en feldespato.
Confirmar el origen de estos meteoritos podría revolucionar el campo de la ciencia planetaria. La extraña composición de Mercurio —un núcleo metálico que representa dos tercios del total— desafía los modelos actuales sobre cómo se forman los planetas. El estudio detallado de estos fragmentos podría esclarecer si Mercurio alguna vez tuvo una corteza más gruesa antes de ser despojada por vientos solares y cómo su superficie soportó temperaturas suficientemente altas como para fundir plomo (con un promedio aproximado de 333 °F). También podría ofrecer nuevos conocimientos sobre el papel que jugaron colisiones antiguas en la configuración del sistema solar.
Aparte del interés científico puro, estos descubrimientos son valiosos para futuras exploraciones prácticas. Dado que las misiones a Mercurio requieren inversiones millonarias y viajes prolongados durante siete años, estos meteoritos representan una vía más directa y accesible para estudiar la superficie del planeta.
La atención ahora se centra en BepiColombo, cuya misión está programada para entregar escaneos detallados del suelo mercuriano para el año 2026. Si logra identificar regiones cuya química coincida con la observada en estos meteoritos, el argumento a favor del origen mercuriano se fortalecería considerablemente. Hasta entonces, la comunidad científica permanece cautelosamente optimista e intrigada por este hallazgo.
Este asunto no se limita únicamente a dos rocas desérticas; representa una oportunidad única para comprender piezas fundamentales del planeta cuya existencia desafía toda lógica: un mundo donde las temperaturas oscilan entre 800 °F y -290 °F; donde el sol aparece tres veces más grande que desde nuestro hogar; y donde finalmente podríamos vislumbrar el violento nacimiento del mundo más enigmático del sistema solar.
Cifra | Descripción |
---|---|
4.528 mil millones de años | Edad de los meteoritos encontrados |
37% | Porcentaje de plagioclasa en la superficie de Mercurio |
333°F (aprox. 167°C) | Temperatura promedio en Mercurio |
2026 | Año en que se espera que BepiColombo entregue escaneos |