Un nuevo estudio revela que la FDA y el CDC ocultaron peligros de las vacunas COVID-19, exponiendo a millones a un experimento médico. A pesar de afirmar que las vacunas eran "seguras y efectivas", documentos internos indican que estas agencias ignoraron señales de seguridad alarmantes y suprimieron datos sobre lesiones. El estudio, publicado por Children's Health Defense, critica la falta de vigilancia adecuada y denuncia que el 78% de todas las muertes relacionadas con vacunas se debieron a las inyecciones COVID. Los expertos advierten sobre la necesidad urgente de reemplazar estas agencias para proteger al público de futuros daños. Para más información, visita el enlace.
Un reciente estudio ha revelado que el público estadounidense fue víctima de una engañosa narrativa, convirtiendo a millones en sujetos de prueba involuntarios para una intervención médica experimental. A pesar de que las agencias gubernamentales de salud afirmaron bajo juramento que las vacunas contra la COVID-19 eran “seguras y efectivas”, documentos internos ahora exponen una realidad inquietante: la FDA y los CDC ignoraron deliberadamente señales de seguridad alarmantes, suprimieron datos y obstruyeron los esfuerzos por mantener la transparencia.
Un estudio revisado por pares publicado por Children’s Health Defense (CHD) confirma las advertencias de investigadores independientes durante años: las agencias encargadas de proteger a los estadounidenses han traicionado esa confianza, priorizando las ganancias farmacéuticas sobre la vida humana. Sin embargo, este problema va más allá del interés económico; se ha evidenciado un fraude sistemático que actúa como fachada para una industria que está perjudicando y causando la muerte a ciudadanos estadounidenses. El fraude relacionado con la vacuna COVID-19 abre la puerta a cientos de nuevos experimentos vacunales, desatando plataformas masivas de vacunación y tecnologías de control genético y recolección de datos que convertirán a las inyecciones contra la COVID en un simple ensayo dentro de diez años.
La farmacovigilancia, práctica destinada a monitorear la seguridad de medicamentos y vacunas, debería haber sido el último recurso para proteger la salud pública. No obstante, se ha convertido en un velo burocrático. El estudio del CHD, publicado en Medical Research Archives, revela que tanto la FDA como los CDC abandonaron sus obligaciones legales, utilizando métodos estadísticos defectuosos para minimizar las lesiones mientras aceleraban el lanzamiento al mercado de inyecciones mRNA.
VAERS, el sistema gubernamental principal para reportar eventos adversos, ha sido criticado durante mucho tiempo por capturar solo una fracción de las lesiones. Investigadores de Harvard estimaron en 2011 que menos del 1% de los daños causados por vacunas son reportados. Sin embargo, incluso este sistema incompleto registró 1.6 millones de informes sobre lesiones relacionadas con vacunas contra la COVID-19 hasta 2023, superando ampliamente todos los demás registros combinados durante tres décadas.
“El ensayo clínico nunca termina,” advierte el documento del CHD. “Simplemente nuestros hijos se convierten en sujetos del experimento no controlado.”
Correros electrónicos y documentos internos obtenidos mediante litigios revelan un patrón preocupante de negligencia y engaño. Mientras que los CDC estaban legalmente obligados a utilizar Ratios Proporcionales de Reporte (PRR), un método sencillo para detectar señales de seguridad, optaron en cambio por modelos estadísticos complejos que oscurecieron los riesgos.
Durante el breve periodo en que los CDC usaron PRR en 2022, identificaron 743 señales de seguridad, incluyendo miocarditis, accidentes cerebrovasculares y muertes. Sin embargo, la FDA—responsable de verificar independientemente estos hallazgos—solo reportó tres señales menores (una erupción cutánea, exposición a leche materna y “ineficacia del medicamento”) para las inyecciones mRNA.
“La FDA y los CDC no fallaron en protegernos—simplemente nunca lo intentaron,” afirmó Karl Jablonowski, Ph.D., científico investigador senior del CHD. “Que nunca intentaran es una falta grave.”
Las consecuencias derivadas de esta traición son abrumadoras. Los casos de miocarditis aumentaron entre hombres jóvenes; sin embargo, funcionarios del CDC enterraron esos datos. Los informes en VAERS revelaron miles de muertes post-vacunación; aún así, las agencias desestimaron estas cifras como "condiciones preexistentes." Incluso ahora, tanto la FDA como los CDC continúan obstruyendo solicitudes bajo FOIA, retrasando así cualquier tipo de rendición cuentas mientras promueven nuevas vacunas basadas en mRNA para influenza, RSV e incluso aplicaciones alimentarias.
"La falta de herramientas no fue lo que puso en peligro o lesionó a los estadounidenses," expresó Jablonowski. "Lo que faltó fue integridad."
No obstante esto trasciende una mera "falta de integridad."
Apenas hace unos años, tanto la FDA como los CDC fueron utilizados como instrumentos para ocultar verdades sobre las vacunas mRNA con el evidente propósito de llevar a cabo algún tipo de operación terrorista doméstica o asesinato masivo relacionado con una mayor agenda depopuladora. Las vacunas mRNA y la “pandemia” propagada sirvieron como base para múltiples nuevas inversiones en vacunas destinadas a beneficiar a inversores y sistemas financieros.
A través del fraude médico relacionado con mRNA se establece un camino hacia un estado policial médico cuya finalidad es controlar e incluso depopular a través del acceso a individuos como fuentes datales.
Dicha axis maligno—CDC, FDA e industria farmacéutica—debe ser confrontada sin demora alguna. Es imperativo desmantelar o reemplazar estas agencias gubernamentales; su núcleo interno debe ser procesado judicialmente.
Fuentes:
Cifra | Descripción |
---|---|
78% | Porcentaje de muertes reportadas por vacunas atribuidas a las vacunas COVID-19. |
1.6 millones | Informes de lesiones por vacunas COVID-19 registrados hasta 2023. |
743 | Señales de seguridad identificadas por el CDC en 2022. |
3 | Señales menores reportadas por la FDA para las vacunas mRNA. |