Un nuevo estudio publicado en la revista Nature revela que las personas que recibieron la vacuna COVID-19 de Moderna podrían haber estado expuestas a material de una vacuna experimental contra el VIH. La investigación, liderada por científicos polacos, encontró secuencias genéticas asociadas con el VIH integradas en la vacuna de Moderna, lo que ha generado controversia. El experto en genómica Kevin McKernan identificó fragmentos del gen gp145, relacionado con la vacuna experimental contra el VIH, sugiriendo contaminación cruzada en la producción. Este hallazgo plantea serias preguntas sobre la transparencia y seguridad de las vacunas mRNA. Se requiere una investigación exhaustiva para entender cómo este material no declarado llegó a ser parte de la vacuna COVID-19. Para más información, visita el enlace original.
Un análisis reciente de datos genómicos sugiere que todas las personas que recibieron la vacuna de ARNm contra el COVID-19 de Moderna podrían haber estado expuestas, sin saberlo, a material de una vacuna experimental contra el VIH desarrollada por la misma compañía.
Este hallazgo ha generado un amplio debate tras la publicación de un estudio en Nature, donde un investigador en genómica descubrió trazas del material relacionado con la vacuna experimental contra el VIH incrustado dentro de la inyección contra el COVID-19 de Moderna. Este hecho no fue revelado en la publicación original del estudio.
Científicos polacos llevaron a cabo esta investigación, publicada a principios de 2025, con el objetivo de analizar cómo se comporta la vacuna de ARNm de Moderna dentro de las células inmunitarias. Utilizando técnicas avanzadas de secuenciación, rastrearon el material genético de la vacuna en ratones vacunados.
Sin embargo, al revisar los datos crudos, el reconocido experto en genómica Kevin McKernan realizó un descubrimiento inquietante. Junto con el código esperado para la proteína espiga, McKernan identificó fragmentos del gp145, una secuencia genética asociada con la vacuna experimental contra el VIH de Moderna. Las secuencias parecían estar fusionadas de maneras inusuales, lo cual sugiere la presencia de cadenas híbridas de ARN que combinan material genético relacionado con el COVID y el VIH.
"No se suponía que estuvieran allí," afirmó McKernan. "¿Cómo terminó el código de la vacuna contra el VIH en una inyección para COVID? ¿Por qué está gp145 unido a la proteína espiga?"
Estas secuencias no formaban parte de la fórmula aprobada para la vacuna, no fueron reportadas a los reguladores y nunca se dieron a conocer al público.
Actualmente se han detectado cantidades excesivas de ADN plasmídico y secuencias genéticas no divulgadas en estas "vacunas" basadas en ARNm; específicamente, elementos del virus simio 40 (SV40) en la vacuna Pfizer-BioNTech y secuencias relacionadas con el VIH en la vacuna Moderna.
Los productores de estas "vacunas" debieron conocer esta información y no obstante decidieron no declararla al momento de su comercialización.
"¿Cómo es posible que esto haya llegado a esta vacuna SARS-CoV-2 y qué hace gp145 vinculado covalentemente a spike?", cuestionó McKernan. Su artículo completo puede leerse en Substack.
World Council for Health ofrece un análisis más detallado sobre lo que se conoce hasta ahora acerca de la contaminación por ADN en las inyecciones mRNA contra COVID-19:
Análisis genómicos independientes, incluyendo trabajos realizados por Kevin McKernan y Dr. Peter McCullough, han identificado contaminación por ADN en la vacuna mRNA Pfizer-BioNTech, incluyendo secuencias vinculadas a promotores/enhancers SV40. Estas secuencias no son parte del ingrediente activo de la vacuna, sino que parecen provenir del ADN plasmídico utilizado durante su fabricación.
¿Por qué es preocupante SV40?
Un estudio publicado en Nature sobre la vacuna Moderna reveló inesperadamente fragmentos del protein envelope HIV gp120/gp41 fusionados al mRNA de proteína espiga. Este hallazgo fue realizado por Kevin McKernan. Las secuencias coinciden con aquellas utilizadas en la vacuna experimental contra el VIH desarrollada por Moderna pero no fueron divulgadas durante los trámites para obtener autorización para uso emergente.
Posibles explicaciones incluyen:
No es aceptable que las compañías farmacéuticas tengan libertad para inyectar material genético oculto—sin rendir cuentas—en millones de personas. Las vacunas contaminadas con ADN/RNA no declarado ya están apareciendo en bases de datos públicas. Ahora los bancos sanguíneos podrían necesitar realizar pruebas para detectar estas secuencias no autorizadas debido a que un público informado querrá evitar cualquier contacto con ellas.
Ningún otro medicamento recibe este tipo de trato irresponsable. ¿Por qué las vacunas experimentales son tratadas diferente?
Es fundamental cuestionar cómo puede existir verdadero consentimiento informado cuando incluso los profesionales médicos que administran estas terapias génicas desconocen sus contaminantes no divulgados.