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Trump planea salir del tratado climático, generando preocupación entre los alarmistas del clima

Salida climática

OpenAI | Viernes 16 de mayo de 2025

El expresidente Donald Trump está preparando la salida de Estados Unidos del Tratado Climático de la ONU, lo que podría marcar un cambio drástico en la política ambiental estadounidense. Este movimiento sigue a su retirada del Acuerdo de París y se percibe como una respuesta a lo que él y sus partidarios consideran un "esquema Ponzi" climático. La administración Trump ha tomado medidas para debilitar sus obligaciones climáticas, incluyendo el cierre de oficinas dedicadas al cambio climático y la falta de presentación de informes sobre emisiones. Expertos advierten que esta decisión podría marginar a Estados Unidos en las negociaciones globales sobre el clima, mientras que críticos sugieren que podría tener consecuencias negativas para la diplomacia y las políticas ambientales del país.



El expresidente Donald Trump está considerando una posible salida del tratado climático más antiguo del mundo, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), un movimiento que podría extenderse más allá de su anterior retiro del Acuerdo de París. Esta decisión, si se lleva a cabo, marcaría un cambio significativo en la postura de Estados Unidos respecto a la cooperación internacional en materia climática, lo que podría dejar al país al margen de las negociaciones globales sobre el clima.

La administración Trump ya ha tomado medidas que socavan sus obligaciones bajo este tratado, como no cumplir con un plazo clave para la presentación de informes sobre emisiones y desmantelar oficinas dedicadas a temas climáticos. Expertos advierten que esta estrategia podría debilitar la influencia estadounidense y acelerar los esfuerzos globales para eliminar los combustibles fósiles sin la participación activa de Estados Unidos.

Posibles repercusiones de una retirada del tratado

La UNFCCC, ratificada durante la presidencia de George H.W. Bush tras la histórica Cumbre de la Tierra de 1992, estableció las bases para las negociaciones internacionales sobre el clima, incluyendo el Acuerdo de París firmado en 2015. Aunque Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo parisino —un proceso completado en 2020— había evitado abandonar el tratado más amplio hasta ahora. Sin embargo, su administración parece estar sentando las bases para una salida total.

Entre las acciones recientes se encuentra la eliminación por parte del Departamento de Estado de su Oficina de Cambio Global, encargada de gestionar la participación estadounidense en las conversaciones climáticas, así como el plan de la EPA para cerrar su programa de informes sobre gases de efecto invernadero. Además, la administración no presentó su inventario anual de emisiones a la ONU antes del plazo establecido del 15 de abril, un hecho sin precedentes en la historia del tratado.

“Presentar un inventario de emisiones es un requisito básico”, afirmó Daniel Reifsnyder, exfuncionario del Departamento de Estado que ayudó a implementar la UNFCCC. “Si no haces eso, ¿cómo puedes afirmar que estás participando en la respuesta global?”

Críticas y defensa ante el cambio de política

George David Banks, exasesor climático de Trump, advirtió que si Estados Unidos se retira, estará cediendo terreno a intereses contrarios a los combustibles fósiles. Por su parte, el Secretario de Estado Marco Rubio defendió el cambio en la política exterior afirmando: “Bajo el mandato del presidente Trump, estamos formulando una política exterior que prioriza lo que es bueno para América”.

A pesar de las críticas que sugieren que esta decisión podría tener consecuencias negativas para Estados Unidos, algunos consideran que es simplemente una retórica opositora. “El resto del mundo encontrará su propio camino y nosotros no seremos parte de esa conversación”, expresó Kate Guy, exasesora climática bajo Biden.

Una eventual salida estadounidense del UNFCCC representaría un retroceso histórico en el liderazgo global en cuestiones climáticas y podría tener consecuencias duraderas para la diplomacia y las políticas ambientales. Mientras la administración Trump presenta esta medida como una forma de priorizar los intereses estadounidenses, expertos advierten que podría dejar al país marginado en cuanto a influir sobre el futuro energético mundial. A medida que otras naciones intensifican sus esfuerzos por reducir emisiones, esta decisión podría redefinir el papel —o ausencia— de Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático.

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