Chinese solar panels have been discovered to contain 'malicious code' that poses significant risks to energy infrastructure, potentially causing blackouts. U.S. experts found undocumented "rogue communication devices" in inverters and batteries from Chinese suppliers, which could damage the power grid and lead to widespread outages. This alarming revelation has prompted a reassessment of the security implications associated with Chinese-made solar technology. Experts warn that these hidden devices may allow for remote manipulation of power systems, raising concerns about espionage and the stability of renewable energy sources. The Department of Energy is actively working to address these security risks as reliance on foreign technology continues to grow. For more details, visit the full article at the provided link.
Recientes investigaciones han revelado que los paneles solares fabricados en China contienen código malicioso capaz de provocar apagones, lo que ha generado serias preocupaciones sobre la seguridad de la infraestructura energética. En un periodo de nueve meses, se descubrieron dispositivos de comunicación no documentados en inversores y baterías provenientes de proveedores chinos, los cuales tienen el potencial de dañar la red eléctrica y ocasionar cortes generalizados.
Expertos estadounidenses, tras desensamblar el equipo para verificar posibles problemas de seguridad, encontraron estos dispositivos ocultos, lo que ha llevado a una urgente reevaluación de los riesgos asociados con la tecnología solar originaria de China. Esta información, reportada por Reuters, resalta las crecientes inquietudes sobre la estabilidad de los sistemas de energía renovable y la posibilidad de interferencias maliciosas.
Según un informe del DCNF, Mike Rogers, exdirector de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos, afirmó: “Sabemos que China considera valioso poner en riesgo al menos algunos elementos de nuestra infraestructura crítica”. Además, añadió que “los chinos están esperando que el uso generalizado de inversores limite las opciones que Occidente tiene para abordar este problema de seguridad”.
Los dispositivos de comunicación fueron hallados en inversores eléctricos, utilizados para conectar paneles solares y turbinas eólicas a la red eléctrica, frecuentemente fabricados en China. También se identificaron radios celulares no documentadas en baterías producidas en ese país.
Si estos dispositivos son utilizados para eludir cortafuegos y modificar configuraciones o desactivar inversores a distancia, podrían desestabilizar las redes eléctricas y causar apagones, según expertos consultados por Reuters. “Eso significa que existe una forma incorporada para destruir físicamente la red”, indicó uno de los informantes.
A lo largo de los años, especialistas en energía y seguridad han advertido sobre los riesgos asociados a la dependencia de productos chinos para energías renovables. Un portavoz del Departamento de Energía (DOE) declaró a Reuters que continuamente evalúan los riesgos relacionados con nuevas tecnologías y enfatizó que es fundamental que quienes adquieran estos productos comprendan plenamente sus capacidades.
El portavoz también mencionó que el DOE está trabajando junto al gobierno federal para fortalecer las cadenas de suministro estadounidenses y facilitar oportunidades adicionales para integrar equipos confiables en la red eléctrica. Por su parte, un representante de la embajada china en Washington expresó su oposición a generalizar el concepto de seguridad nacional y distorsionar los logros infraestructurales del país asiático.
En diciembre de 2023, funcionarios republicanos enviaron una carta a una empresa energética estadounidense recomendando cesar el uso de baterías fabricadas en China debido a los riesgos asociados con la seguridad. En una declaración emitida en febrero de 2024, se destacó cómo Duke Energy desconectó sistemas manufacturados por CATL tras recibir inquietudes sobre vigilancia inaceptable en Camp Lejeune, Carolina del Norte.
A pesar del interés mediático sobre esta situación, ni el DOE ni otras agencias gubernamentales respondieron a solicitudes para confirmar o comentar sobre estos hallazgos.