OPINIÓN

Del kaos al logos (XXXXI): Conocimiento del Desequilibrio Social

Carlos González | Martes 05 de noviembre de 2019
Extraído de nuestro conocimiento indiscutible de que la Especie Humana es un animal de grupo –destetada la cría nunca vive individualmente si no siempre en grupos organizados-, sabemos que lo más importante para que ese grupo social organizado se desarrolle en las mejores condiciones posibles es que exista siempre, “El mejor y mayor Equilibrio Social posible”.

Sabemos, por los profundos conocimientos de la historia de toda la humanidad, que solo pudieron crecer y construir grandes comunidades organizadas cuando supieron de una forma u otra resolver los problemas que les llevó a mantener en equilibrio todas esas grandes comunidades, con multitud de deseos individuales y sub-grupales que satisfacer. Y decía de una forma u otra, porque se ha hecho de dos muy diferenciadas: Una, por puro instinto animal, y un poco más tarde, de forma inconsciente y asociándolo a espíritus religiones o dogmas. Dos, a partir de los helenos para acá, a través de estudios teóricos y experimentaciones políticas que ya les enseñaron, de forma consciente, que esa era la mejor técnica para agrandar el sistema de gobierno y mantener unidas a las mayores comunidades posibles. Con esas técnicas políticas ese grupo social sería mayor y, juntos, seguir formando uno más grande y poderoso, y, por ello, mucho más seguro e invencible. Donde los enemigos no pudiesen masacrarlos.

Podíamos usar multitud de ejemplos, uno de ellos es del estado de Roma, Ella nos lo enseño con el Panteón, construido en el 185 (D.C.). Con él consiguieron abandonar su fanatismo (aún hoy muy vigente) de creer que solo su religión era la verdadera, y permitieron que los pueblos conquistados pudiesen mantener sus creencias, porque lo importante era la convivencia y el respeto –todos por igual- de las leyes del estado. Recuerdo que justo en esas fechas -lo hizo el emperador, Caracala en el 212 (D.C.), se equiparó a los habitantes del imperio declarándolos a todos, Ciudadanos romanos.

No hay ni un solo estudioso de la historia que no afirme con rotundidad que fue el hecho de romper el equilibrio social, lo que llevó a las grandes revoluciones. Todas exactamente igual si le quitamos ciertos adornos. Esto sucedió cuando los de abajo cayesen en la creencia de que hiciesen lo que hiciesen nunca se igualarían con los de arriba. A la vez que los poderosos disfrutaban de unos privilegios que los desfavorecidos nunca alcanzarían. Fue en esos momentos, y aprovechando esos descontentos sociales, cuando nuevos líderes naturales que supieron leer los tiempos, se encaramaron a la cúspide del poder. Para ello debieron repartir los bienes de forma equilibrada y construir nuevas instituciones que dieran respuesta a los nuevos problemas. Pero siempre buscando y alcanzando –de lo contrario no se consolidaría dicha revolución- nuevos y válidos equilibrios sociales.

Sabemos que solo se mantiene unido y en orden un Grupo Social Organizado, si los que obedecen creen que el que manda lo hace con cierta razón, o legitimidad. Y, a la vez, convencerse que puede, si se esfuerza y aprende, que algún día, él o los suyos, también puedan mandar.

Lo que no entiendo es que, sabiendo todos esto, en estos momentos, en el llamado Occidente, en las sociedades más desarrolladas de todo tipo, se avance a marchas forzadas hacia un terrible desequilibrio social. Hoy, cada mes de forma más rápida, se avanza hacia la ruptura intermedia de los más ricos y los más pobres. Si seguimos así, en pocas décadas un grupo de personas que pueden caber en un autobús pueden dominar toda la economía, no de Camerún o Burundi, si no de los propios EEUU.

Cada individuo ha de comprender y aceptar en sus razonamientos que el que posee el poder intenta ser justo, y que los privilegios se han ganado, como él podría ganárselos si se esforzara. Cuando no se ofrecen soluciones a sus problemas y necesidades, o, los que gozan de los privilegios lo hacen a manos llenas y con unas diferencias abismales, la única salida que la mente ofrece a los perjudicados es la destrucción de ese orden social que a él y los suyos no hace otra cosa que pedirle sacrificios, privaciones, hambre, enfermedad y miseria. A esa salida se le llama violencia, esta solo lleva a la revolución y el intento de destrucción de esas instituciones que no favorecen dicho equilibrio social, por lo menos en unos límites aceptables.

La necesidad del equilibrio social es un conocimiento que debemos usar y no abandonar nunca. Forma parte y es intrínseco a nuestra estructura Psico-Biológica.

Sobre un autor

Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial Nuevos escritores.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas