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Moragas reconoció el 1-O y Puigdemont atisbó en ello el diálogo por el que suspendió la DUI
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Moragas reconoció el 1-O y Puigdemont atisbó en ello el diálogo por el que suspendió la DUI

Por Germán Martín
martes 21 de julio de 2020, 18:46h

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Jorge Moragas, jefe de gabinete del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, reconoció el 5 de octubre de 2017 a Josep Rius, que ocupaba el mismo cargo para el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, que los independentistas habían "ganado el referéndum" de cuatro días antes, y éste último lo interpretó como una oportunidad de diálogo que le llevó el día 10 a suspender la declaración unilateral de independencia nada más proclamarla en el Parlamento de Cataluña.

Moragas reconoció el 1-O y Puigdemont atisbó en ello el diálogo por el que suspendió la DUI

Así queda reflejado en uno de los pasajes más reveladores del libro 'Me explico', elaborado por el periodista Xevi Xirgo a partir de conversaciones casi diarias con Puigdemont y que sale mañana a la venta publicado por Plaza&Janés.

Según el pasaje, recogido por Servimedia, Rius, que tenía un canal permanente de comunicación con Moragas con dos cuentas de correo electrónico creadas a tal efecto, distintas de las institucionales, se lo comunicó a Puigdemont el 5 de octubre. '(Moragas) ha empezado a decirme que era verdad, que hemos ganado el referéndum. 'Lo habéis hecho', me ha dicho. 'Habéis hecho un referéndum. Y aunque no sois suficientes para declarar la independencia, lo cierto es que hay un antes y un después'".

El expresidente de la Generalitat unió esta revelación a la información que le iba enviando también el lehendakari del Gobierno vasco, Íñigo Urkullu, muy implicado en tratar de evitar el choque de trenes con contactos con todas las partes, y dedujo: "Si Moragas dice que hay un antes y un después es que lo han entendido. Y, si Urkullu dice que negocia con conocimiento de Rajoy, es que algo se mueve".

De acuerdo con el relato de Xirgo, Moragas llegó a pasar al día siguiente a Rius una propuesta extraoficial, "que no hemos escrito nosotros pero que nos parece que puede venir bien". Coincide con las ideas que ha venido barajando Urkullu, y consiste en que el Gobierno español reconozca que el 1 de octubre se celebró una votación en Cataluña y que eso comporta que haya un antes y un después; y, por otro lado, en constituir una comisión en el Parlamento de Cataluña que analizaría la actuación policial y también formularía una propuesta política que se enviaría posteriormente al Congreso de los Diputados para ser debatida. Los dos gobiernos se comprometen a buscar vías de solución al conflicto y el español pondría fin a la intervención financiera del catalán.

"La Moncloa reconoce por primera vez que el 1-O existió y quiere sentarse a hablar. Se ha abierto una vía. Parece que se ha abierto una ventana de diálogo", habría deducido Puigdemont, quien, según el libro, le comunicó a su vicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras, quien estuvo de acuerdo: «Debemos insistir en el diálogo. Hay una luz al final del túnel. He detectado que hay voluntad de dialogar por parte del gobierno español, nos dicen que han entendido el 1-O y que quieren darle valor político.».

Con esta oportunidad en el horizonte, más las ofertas de mediación de gobiernos y entidades internacionales y empresarios y eclesiásticos catalanes, Puigdemont llega al Pleno del Parlamento catalán que, de acuerdo con la Ley del Referéndum, debía proclamar la independencia dos días después de anunciados los resultados oficiales el domingo 8.

Negándose a suspender el pleno o renunciar a la declaración de independencia como le pedía el Gobierno español a través de miembros interpuestos del PNV, el entonces presidente catalán, pese a la oposición de diputados de Junts pel Sí y de la CUP, optó por la célebre fórmula de asumir el mandato del 1-O y a los ocho segundos dejar sus efectos en suspenso para dar una oportunidad al diálogo. Según su testimonio recogido por Xirgu, le parecería razonable incluso un plazo de seis meses de diálogo.

Al oír la fórmula, siempre según este libro, Moragas preguntó a Rius: «¿Habéis proclamado la independencia o no?». Y éste le respondió: "Lee bien lo que ha dicho el president Puigdemont y verás que hemos hecho lo que nos pedíais". Pero el jefe de gabinete de Rajoy no está conforme: "Josep. Esta es nuestra visión final: 'Dice que suspende los efectos de la declaración de independencia, luego la hay… ¿Y cómo quiere negociar con esta amenaza?».

Al día siguiente, el Gobierno español, en un Consejo de Ministros extraordinario, exige oficialmente al catalán que aclare si declaró o no la independencia. Y Puigdemont, según Xirgu, monta en cólera: "«Pero ¿qué hacen?» Les hice caso. Abrí la maldita ventana de diálogo. Tomé en consideración todas las presiones. Me he enfrentado con los míos. He llevado la situación al límite para llegar a un acuerdo. He dejado a la gente con un palmo de narices. He propuesto públicamente un tiempo muerto".

"¿Y ahora me amenazan? Lo que me mandan no es un requerimiento para que responda. En realidad es una cuenta atrás para la aplicación del 155. Haga lo que haga, responda lo que responda, lo aplicarán. Es una traición en toda regla», concluiría el presidente catalán, quien, ayer, en la presentación del libro, puso específicamente en conexión lo que pasó el 10 de octubre con lo que ocurrió el 27.

En esa segunda fecha, pese a las promesas por persona interpuesta de que el Gobierno no aplicaría el artículo 155 si él convocaba elecciones, ante la falta de garantías directas, Puigdemont se niega a que le engañen de nuevo y cede esta vez a las presiones internas. No convoca elecciones y el Senado autoriza al Gobierno central a intervenir la autonomía catalana.

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