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Emilio Botín, asesinado por el narcotraficante Jesús Samper, amante de su hija Ana Patricia
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Emilio Botín, asesinado por el narcotraficante Jesús Samper, amante de su hija Ana Patricia

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jueves 09 de noviembre de 2017, 08:35h

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Emilio Botín fue asesinado. Eso dice la querella presentada en el Juzgado Central de Instrucción nº 1 de Madrid. Más de dos millones de personas han conocido la primicia que les ofrecía La noticia que ofrecía La Tribuna de Cartagena, una información que en pocas horas se convertía en viral obteniendo más de 800.000 visitas en latribunadecartagena.com y causando que cientos de periódicos digitales y páginas webs (sin ningún pudor ni respeto a la autoría de la información que la legislación ampara) divulgaran la noticia.

Querella

Más de dos millones los españoles han tenido conocimiento del escándalo sobre la muerte del dueño del Banco de Santander y ningún gran medio de comunicación (prensa, radio y televisión) se han hecho eco de la noticia ¿Por qué este silencio en torno a todo lo que ocurre alrededor del Banco de Santander? ¿De verdad hace falta explicarlo?

No es sólo (que ya sería mucho) el dinero que la entidad de los Botín gasta en anuncios publicitarios en todos los medios que callan es que, además, son muchas las operaciones bancarias que los grandes grupos de comunicación mantienen con el Banco de Santander. Dice el viejo refrán castellano “nadie muerde la mano que te da de comer”. Pero el impacto producido por la noticia que desvelaba La Tribuna de Cartagena no lo ha podido detener, siquiera, todo el dinero de la familia Botín. Recordemos que La Tribuna de Cartagena informaba, en absoluta primicia periodística : “Emilio Botín no falleció por un infarto en su domicilio de Somosaguas sino que fue asesinado en su propio despacho de la Presidencia del Banco de Santander de la Ciudad Financiera de Boadilla del Monte. Esta es la afirmación recogida literalmente en la querella presentada en el Juzgado Central de Instrucción número 1 de Madrid por el letrado Carlos Javier Sánchez-Seco Vivar, que podría hacer tambalear las más altas estructuras políticas y financieras de España pues considera (entre otros) a la actual presidenta del Banco de Santander Ana Patricia Botín y a su madre, la viuda del banquero Paloma O´Shea, encubridoras y, posiblemente inductoras, del asesinato de Emilio Botín llevado a cabo por el narco Jesús Samper Gaviria y los responsables de seguridad del Banco Carlos Martínez, Carlos Rubio y José Manuel García Entrena. Precisamente los querellados, además de Ana Patricia Botín y su madre, Paloma O´Shea, son Jesús Samper, Carlos Martínez, Carlos Rubio y José Manuel García Entrena.

Y ninguno de los grandes medios de comunicación ha dicho nada. No fuimos los primeros en tener la noticia. Antes que nosotros tuvo la querella encima de su mesa el conocido director de uno de los tres periódicos digitales más importantes de España. Y no pudo publicarla. Sí quiso pero, repetimos, no pudo publicarla. Las conexiones con el Banco de Santander pudieron más que su ambición periodística de sacar a relucir la verdad. Y devolvió las pruebas a la misma fuente que después nos las entregaba a La Tribuna de Cartagena. No sé si ustedes se han detenido a pensarlo pero hay que ser muy valientes para publicar lo que hemos publicado. Nosotros no nos inventamos nada. Ni damos veracidad a la información ni se la quitamos. Nos limitamos a reproducir lo que dice la querella presentada por el letrado Carlos Javier Sánchez-Seco Vivar y de la que conoce todos los extremos el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz Gómez, uno de los magistrados más valientes de la judicatura española. Pero el hecho de que la querella afirme que Jesús Samper, narcotraficante colombiano y amante de desde hace años de Ana Patricia Botín, actual presidenta del Banco de Santander fuera el que ejecutó el asesinato, aún parece más repertorio de novela negra americana en la que se junta el dinero, la pasión por el mundo del motor, el sexo, la droga y la muerte como resultado final, casi imprescindible de la trama. Pero les aseguramos que no se trata de un relato novelesco ni de un guión cinematográfico. Botín se había trasladado con su amante, María Sánchez del Corral a Italia a ver el que sería su último Gran Premio de Fórmula 1, una pasión por el motor que patrocinaba con mucho dinero y que compartía con la mujer de su vida (que no era su mujer Paloma O´shea). También compartía con ella trabajo, era su Directora de Marketing Corporativo y Marca, y pensaba llevarla al altar tres meses después. Se lo había dicho a su mujer y hasta había preparado un listado de bienes a dividir. También se lo había comunicado a sus hijos. Paloma O`shea (con la que estaba casado) y Ana Patricia Botín (su hija a quien no quería ni por asomo como heredera) decidieron matarlo. Eso no nos lo inventamos en La Tribuna de Cartagena.

Carecemos de la imaginación suficiente para elucubrar un plan tan siniestro. Eso es lo que dice la querella presentada contra la viuda del banquero y la hija (actual presidente del Banco de Santander) por inducir al asesinato. Y fue asesinado en la propia Ciudad Financiera que el Banco de Santander tiene en Boadilla del Monte y en la que, hace tiempo, había ordenado construir un lujoso apartamento junto a su despacho. Y allí le mataron tres hombres: el amante de su hija, el narcotraficante colombiano Jesús Samper Gaviria, Carlos Martínez, Carlos Rubio y José Manuel García Entrena. Tampoco nos inventamos nada de esto. También es literalmente lo que dice la querella presentada ante el juez Santiago Pedraz. Fue –decíamos- en la Ciudad Financiera del Banco de Santander, un complejo que dota de mejores y mayores medidas de seguridad que la embajada de los estados Unidos de la calle Serrano. Pero no fue preciso desactivar ninguna alarma. Los dos compañeros de ejecución del viejo banquero eran (nada más y nada menos) los propios responsables de seguridad de la entidad financiera. Le agarraron por detrás y le inyectaron en el cuello una dosis (no sabemos de qué) mortal de necesidad. Y allí quedó tendido el cuerpo de Botín mientras el narco Jesús Samper llamaba por teléfono a su amante y le daba la noticia que esperaba: “Ya está. He matado a tu padre”. Y Ana Patricia Botín, sin despeinarse, cogía inmediatamente un vuelo en jet privado en dirección a Madrid y desde el avión daba órdenes por teléfono para que a su llegada, en la sala contigua a donde yacía cadáver Emilio Botín, se produjera el anómalo nombramiento de ella como presidenta del Banco. ¿Creen ustedes que somos capaces de inventarnos algo así? Trabajaríamos en Hollywood. También lo dice la querella y aporta todo lujo de detalles que son del conocimiento del titular del Juzgado Central de Instrucción nº 1 de Madrid. Nosotros nos hemos limitado a contarlo, ¡que no es poco y hay que andar sobrado de arrestos!

Una historia de las más bajas pasiones y de los más caros vicios. Una historia que esconde una gran cuestión económica (Botín quería a toda costa que fuera su hijo Javier quien le sucediera) y a Ana Patricia no podía ni verla. De hecho, harto de los deslices extramatrimoniales de la hoy presidente del Banco de Santander, ordenó a Jesús Samper que se marchara de España, que se dedicara en exclusivo a sus negocios del narcotráfico y que desapareciera de la vista de su hija y de la suya. Y tampoco nada de esto lo inventa este diario. También estos extremos son absolutamente del conocimiento de la autoridad judicial.

De todas formas, la cuestión de las drogas no sólo tocaban de cerca a Botín por la relación que mantenía su hija, desde hace años, con Jesús Samper (que según dice la querella) era un narcotraficante colombiano. La familia y su imperio financiero siempre han sido relacionados con la financiación ilegal o con el blanqueo de dinero procedente del narcotráfico.

Pero el escándalo sobre la muerte de Botín no queda sólo en conocer qué le ocurrió de verdad al patrón del banco más poderoso de España. Lo que la información publicada ha vuelto a poner sobre el tapete es la posible relación del Banco de Santander con el dinero procedente del narcotráfico.

Ya finales de la década de los 90, se hizo célebre la “Operación Casablanca", una investigación policial que permitió a las autoridades norteamericanas desmantelar una red de blanqueo de dinero procedente del tráfico de drogas y, por primera vez, establecer una relación probada entre el narcotráfico procedente de los cárteles mexicanos y varios entidades bancarias. Y el nombre del Banco de Santander fue de los primeros en salir a la palestra junto a los bancos mexicanos Bancomer, Serafín y Confía. Corría el año 1.998 del pasado siglo y entonces, gracias a la “Operación Casablanca” la policía logró incautar 35 millones de dólares.

El método de blanqueo de dinero consistía en que un mensajero del cartel de "Juárez" o de "Cali" ingresaba el dinero resultante del narcotráfico en una cuenta bancaria en Los Ángeles. Después realizaba una transferencia a otra cuenta en un banco mexicano, donde los banqueros conocían la procedencia del dinero. Entonces estos bancos mexicanos giraban el dinero a unas cuentas del cartel en Los Ángeles, con lo que se cerraba el ciclo de blanqueo de dinero. Las investigaciones de la “Operación Casablanca” llevadas a cabo por las autoridades de Estados Unidos, duraron más de tres años y pusieron por primera vez al descubierto la mayor trama de blanqueo de dinero por narcotráfico conocida hasta el momento. Y allí estuvo ya, omnipresente, a través de su filial mexicana el Banco de Santander. Y no debió aprender la lección la presidencia del Banco porque nunca dejó de andar metida en líos relacionados con el blanqueo del dinero presuntamente procedente del narcotráfico.

No hace tanto que la Audiencia Nacional investiga al Banco de Santander por presunto blanqueo de dinero relacionado con la “Lista Falciani”. De hecho, el titular del Juzgado Central de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional, José de la Mata, conforme a la información obtenida por la denominada “Lista Falciani” ya ordenó (en su día) el registro de la Ciudad Financiera del Banco de Santander en Boadilla del Monte, el mismo lugar donde (según la querella presentada) fue asesinado Emilio Botín. El juez de la Mata investigó la posible colaboración entre el Banco de Santander y el británico HSBC, en el blanqueo de capitales, posiblemente procedentes del narcotráfico. Entonces, agentes de la UCO requirieron información en relación con los fondos alojados en el Banco de Santander, procedentes del HSBC, con la sospecha de que el capital viajaba desde Suiza hasta España.

Dentro de la misma “Lista Falciani” el Banco Santander también fue investigado por un posible delito contra la Hacienda Pública, una investigación que los abogados de la familia Botín entienden prescrita por tratarse de operaciones del año 2.007, pero el blanqueo de capitales tendría prescripción si se demostrara que tras aflorar el dinero la entidad financiera continuó realizando operaciones delictivas para eludir la acción de la Agencia Tributaria. Los agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil estuvieron durante horas practicando registro en la Ciudad Financiera del Banco de Santander en Boadilla del Monte, el mismo lugar donde –según la querella presentada- se produjo el asesinato de Emilio Botín. Los miembros de La Benemérita intentaron obtener pruebas que incriminaran al Banco de Santander en la existencia de fondos ocultos a la Hacienda Pública.

También gracias a la famosa “La Lista Falcani” supimos que la familia Botin, directamente, había ocultado en Suiza, durante varios años, más de 2.000 millones de euros, cuestión que se solventó con el pago de una multa.

El Banco de Santander también fue investigado en los estados Unidos por posible blanqueo de dinero procedente del narcotráfico, según reveló la revista financiera de EE UU Bloomberg Markets Magazine (BMM). La publicación señalaba, en un reportaje que diversas entidades bancarias multinacionales de Europa, Estados Unidos y México habían blanqueado miles de millones de dólares procedentes del narcotráfico. El reportaje revela que WellsFargo, Bank of America, Citigroup, American Express y Western Union habrían realizado operaciones financieras utilizando dinero procedente de las actividades ilícitas de los cárteles del narcotráfico mexicanos. La información publicada por Bloomberg Markets Magazine (BMM) reveló la existencia de aviones para transportar hasta 22 toneladas de cocaína, que fueron adquiridos con fondos opacos procedentes de algunas de las entidades investigadas. En dichas investigaciones aparecía el Banco de Santander junto a otros bancos, entre los Citygroup (dueño en México de Banamex) y, de nuevo, el británico HSBC. Según el autor del reportaje de BMM, Michael Smith, los bancos de Estados Unidos, México y la Unión Europea habrían permitido que a través de sus cuentas los narcotraficantes mexicanos movieran al menos 39.000 millones de dólares en los últimos 20 años. Pese a que el Banco de Santander aparecía en las filtraciones como “entidad supervisada”, el banco que ahora preside Ana Patricia Botín consiguió pasar de puntillas por tan tenebroso asunto. La única entidad financiera que entonó el mea culpa fue Wells Fargo que admitió conocer, desde el año 2.004 el riesgo de ciertas operaciones que no controló tal y como era su deber. Ese arrepentimiento no fue gratis: gracias a él se le permitió al grupo financiero Wells Fargo llegar a acuerdos con el Departamento de Justicia de Estados Unidos por los cuales el banco se comprometió a reformar sus sistemas de vigilancia y abonó una multa de 160 millones de dólares.

Pero volvamos a España y a los problemas que el Banco de Santander está teniendo dentro del territorio patrio porque, además de la Audiencia Nacional, muchos han sido los juzgados locales que han tenido que abrir procedimientos por delito fiscal y blanqueo de capitales en los que aparece involucrado el Banco de Santander; así, por ejemplo, la Audiencia Provincial de Madrid condenó al empresario Jacob Benzaquen Belilty a siete años de cárcel por haber ocultado en el HSBC más de nueve millones de euros.

Aunque la familia Botín no se sulfura. Si no se sulfuró para celebrar un consejo de administración teniendo a su padre muerto en la habitación de al lado donde, tan sólo unas horas antes, su amante se lo había cargado (que no lo decimos desde La Tribuna de Cartagena sino la versión, que conocer perfectamente Su Señoría porque así lo sostiene la querella presentada) cómo va a perder los nervios por la imposición de una multa. La familia Botín está muy acostumbrada a acumular multas. La Sala III del Tribunal Supremo confirmó la sanción de un millón de euros impuesta, el 12 de junio del 2.015, por el Consejo de Ministros al Banco Santander, como sucesor por una falta muy grave prevista en la ley de prevención del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo.

Y no hablamos de un incumplimiento puntual. El Banco de Santander se ha hecho grande a base de sucesivos incumplimientos. Y tampoco lo decimos nosotros. Esto lo dice el Tribunal Supremo: "En el presente supuesto, no podemos hablar de un incumplimiento ocasional porque de la muestra se detectan 601 incumplimientos (225 en ingresos de cheques, 10 en cobros de cheques, 17 en transferencias y 349 en ingresos en efectivo). Vamos, que se incumplen las normativas muchas más veces de las que se cumplen. En particular, en ingresos en efectivo se analiza una muestra de 350 operaciones y en 349 de ellas no se tiene la documentación preceptiva". Y miren lo que sigue diciendo el Tribunal Supremo respecto del Banco de Santander: "Añade que la muestra son más de 602 operaciones, por un importe de más de 50 millones de euros, con lo que no puede decirse que sea irrelevante”.

Y en relación con los indicios delictivos de las operaciones, la sentencia destaca que “los mismos están siendo objeto de una investigación abierta en el Juzgado Central número 5 de la Audiencia Nacional. Asimismo, la Sala considera proporcionada la sanción de un millón de euros, y rechaza la pretensión del banco de reducirla a 150.000 euros. Expone que está en la zona de mínimos, ya que la horquilla del tramo inferior en que se encuentra iba desde los 150.000 euros hasta los 83,5 millones de euros, y finalmente se ha fijado en un millón”.

Y no vamos a hablarles de los negocios del Banco de Santander en Panamá y otros paraísos fiscales. Ni de sociedades pantalla. Ni de miles de cosas que resultan muy aburridas. Pero que las conocemos. Desde La Tribuna de Cartagena sólo reivindicamos y defendemos nuestro derecho a informar de manera veraz y objetiva (que es lo que hacemos), no inventando nada pero contando la verdad aunque a algunos (por muy poderosos que sean) les duela.
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