Moragas es el último cartucho de Rajoy para salvar al PP

Mariano Rajoy trata de remontar el vuelo del Partido Popular recuperando el electorado centrista perdido con caras nuevas, gente más joven y desvinculada de las familias conservadoras y de los lobbys económico-financieros. Eso explica la llegada de Pablo Casado o de Andrea Levy, entre otros. Sin embargo, el caso de Jorge Moragas (50 años) es diferente.

Rajoy ha pensado que un nuevo jefe de campaña debía tener dos características: conocer el partido y poseer vínculos o agenda con el sector que le ha dado la espalda al PP el 24M. El único, que a ojos del presidente del partido, cumplía esos requisitos era Moragas, el hombre de la mochila.

Antes de que los populares llegasen al poder con Rajoy, Jorge Moragas andaba en la periferia del PP, en los encuentros con asociaciones, con colectivos cercanos al partido pero no pertenecientes al mismo.

Abordable, sonriente, educado y dispuesto, era el único cuadro directivo (se encargaba de las Relaciones Exteriores) que deambulaba en los foros políticos en los que se reunían gentes de toda índole: artistas, intelectuales, asociacionistas, docentes y pequeños empresarios.

Moragas lo mismo cenaba con Rosa Diez, que con Mario Sabán o Federico Mayor Zaragoza, y acudía a actos del Ateneo, de la Asociación Española contra el Cáncer, de las asociaciones artísticas o musicales, y otras más, tanto en Madrid como en Barcelona.

Es cierto que una vez llegado Rajoy a La Moncloa, se llevó a Jorge Moragas como jefe de Gabinete y eso le alejó del día a día, del contacto con la “sociedad civil” que nutre la clase media y el electorado de centro. Rajoy y Arriola piensan que es imprescindible recuperar ese sector clave de la sociedad.

La otra faceta del nuevo jefe de campaña es que conoce las interioridades del partido, sus debilidades y fortalezas. Su experiencia le permite poner a trabajar el “aparato” del PP para llegar a las organizaciones civiles con la ayuda de la gran herramienta de marketing político que son las redes sociales.

El ya talludo hombre de la mochila se ha convertido en la última esperanza de Rajoy para salvar al PP del hundimiento y mantener unas mínimas posiciones de poder que le permitan pactar en noviembre con Albert Rivera, que ya se postula como candidato de Ciudadanos a la Presidencia del Gobierno.